jueves, 22 de diciembre de 2011

Queridísimo Martín Patino

La verdad es que pensaba escribir unas palabras sobre la película navideña por excelencia, la famosa y extraordinaria Qué bello es vivir (It's a wonderful life, F. Capra, 1946), pero limpiando la noche pasada una estantería di con un par de DVD's donde tengo grabado la mayor parte de la producción de Basilio Martín Patino. O al menos sus obras más interesantes. Así que dejaré para otra ocasión a George Bailey, Mr. Potter , el ángel Clarence y, muy a mi pesar, a las fabulosas Gloria Grahame (Violet, la rubia de dudosa condición) y Donna Reed (mujer del protagonista), para hablar del director español y de su trilogía de excepcionales documentales rodada en la primera parte de la década de los 70. Quizá sea tema menos navideño, pero igualmente puede "llenar de orgullo y satisfacción".

Basilio Martín Patino había organizado las famosas Conversaciones de Salamanca, un punto de encuentro para un esperado nuevo cine español. Pero era 1955 y si la sociedad española pasaba por problemas, no quiero ni imaginar el sector audiovisual; aunque hubo quien intentó hacer otro tipo de cine y, en ocasiones, engañó a la señora Anastasia (= censura). Martín Patino, ya a principios de los 60, se licenció en la Escuela Oficial de Cine y en 1966 obtendría un gran éxito con su primer largometraje: Nueve cartas a Berta. El segundo, Del amor y de otras soledades, un mediometraje y algún proyecto fallido ocuparon el final de la década.

En 1971, rueda el primero de los documentales a los que voy a referirme: Canciones para después de una guerra. Martín Patino (de filiación anarquista, por cierto) utilizó únicamente imágenes oficiales, preferiblemente del NO-DO, para ilustrar los duros años de posguerra; y las acompañó de canciones de la época que cambiaban el sentido de las misma, lo que hacía ver su verdadero sentido ácido y crítico. En un primer momento, pareció aceptarse, aunque se le "recomendaron" algunos cambios (creo que 27); finalmente, Carrero Blanco la hizo prohibir. Su autor ha comentado alguna vez que el secuestro (e intento fallido de acabar con el negativo) se dio a raiz de un pase privado al que acudió la mujer de de Carrero y tras el que exclamó: "El hijo de puta que hizo esto debería estar en Carabanchel". No pudo estrenarse hasta 1976.


En 1973, comienza Queridísimos verdugos, una obra clave y sobrecogedora; a mi juicio la más destacada de su carrera. Rodado en la clandestinidad, se centra en las explicaciones de tres "ejecutores de sentencias" de esos años, que distan bastante de ser como el genial Pepe Isbert y Nino Manfredi en El Verdugo (L. García Berlanga, 1963). Creo que en ella es tan interesante lo que se oye o ve como lo que uno se imagina. Por supuesto, también tardó en estrenarse y no lo hizo hasta 1977.


Entre 1974 y 1975, Martín Patino vuelve a la carga. Esta vez la obra se llama Caudillo y se trata de un falso documental (intencionadamente sesgado) y en el que le interesa más dibujar el marco de la Guerra Civil que hacer una biografía al uso.  El bueno de su autor tuvo que buscar material, principalmente, en las cinematecas europeas, antes la imposibilidad de contar con material oficial de nuestro país. También esperó hasta 1977 para ver la luz.


Después de esto ha seguido haciendo películas, algo de televisión, investigando en el terreno audiovisual aunque no ha tenido la misma relevancia que con la trilogía mencionada. Quizá, también, porque como decía el gran Vázquez Montalbán: "Contra Franco se vivía mejor". Pero de vez en cuando conviene acordarse de personas como este director de cine que se enfrentó, a su manera, con un régimen que daba sus últimos coletazos; y lo hizo de forma clara y visible en un país en el que casi todo el mundo cuenta haber corrido delante de los grises (si la mitad de los que lo dicen lo hubiera hecho, la San Silvestre Vallecana de hoy en día parecería una reunión de 4 amiguetes; o quizá es que, para no estorbarse, se turnaban para correr); en un país en el que compañeros de profesión dicen haber "luchado con todas sus fuerzas" y, mientras, trabajaban en películas del tipo Cateto a babor.

Enlaces

Canciones para después de una guerra:
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Queridísimos verdugos:
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Caudillo:
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lunes, 19 de diciembre de 2011

XXVIII CP Villa de Aranjuez

Ayer domingo tocaba añadir otra prueba, ya clásica, a la colección: la CP Villa de Aranjuez. Mucho había oído y/o leído sobre esta carrera, pero era el momento de sacar conclusiones. Dentro del boom que están viviendo las carreras Aranjuez, desde luego, no ha sido la excepción. Así, este año la participación se ha cerrado en 4.500 personas; no sé  si entre todas las categorías, pues la clasificación muestra como llegados 3.928. Un importante desfase.

Varios son los atractivos de esta carrera: primero, el marco. No muestro un ápice de ingenio si afirmo que Aranjuez es una localidad con encanto. Así que el circuito (sin poder recorrer calles más estrechas o pasar por otros lugares emblemáticos) se aparta para bien de lo que pueden ofrecer otras pruebas poligoneras o a 2-3 vueltas en un pueblo pequeño: salida cercana al Palacio Real, corres por paseos cercanos a los Jardines, luego dentro de ellos bordeando la Real Casa del Labrador, por los márgenes del Tajo y acabas en el lugar de salida.

Los que han corrido más veces afirman que suele hacer un día frío pero soleado, como ayer, lo que la hace ideal para acudir acompañado de la familia y pasar mañana y tarde: los grandes beneficiados son los restaurantes arancetanos (gracias, Crusti). Y, por supuesto, está homologada por la Federación madrileña y es una carrera rápida (sólo un repecho en el km 9), lo que también hace que acuda mucha gente que padezca de esa extendida enfermedad del corredor popular español llamada "marquitis"; incluso, algunos buscan esa marca que les permita situarse bien en los cajones de la San Silvestre o poder correr la Internacional (San Silvestre, se entiende). Algunos, estudiosos del tema, saben hasta dónde recortar para poder lograr mejor tiempo; durante un rato llevé a un par de chavales al lado que anunciaban por donde reducir metros.

Todo esto ha hecho que Aranjuez se convierta en una carrera en vías de masificación. No, no llega todavía a ser como las pruebas con gran patrocinador (periódicos, televisiones, marcas deportivas, entidades bancarias que la usan para publicitarse y si la "pasan" por su fundación para bl..., etc.) que suelen disfrazarse de solidarias (algunas donan 1 euro de 12-14 de la inscripción) y que acabarán llenando el calendario madrileño sustituyendo a carreras solidarias organizadas por clubes pequeños o incluso asociaciones de vecinos y que encuentran dificultades para seguir en el calendario. La CP de Aranjuez agotaba dorsales los primeros días; ante tanta demanda, ha ido aumentando el número de los mismos. En los 3 últimos años, 1.000 nuevos.

Este año se anunció la medida de recoger el dorsal los días antes, no pudiendo hacerse esto el domingo. Algunos creyeron que sería su tumba. Pero bastante antes de llegar diciembre ya estaban agotados. Para quien sea de fuera ir dos veces a Aranjuez es un fastidio, pero la organización dio razones comprensibles: ha habido cientos de quejas duras por las largas colas para recoger chip y dorsal y porque la gente se probaba la camiseta de regalo e intentaban cambiarla si no era su talla. Así que a hacerlo con tiempo el día antes. Como siempre, tenemos en la cabeza la idea de que "el cliente siempre lleva la razón".

A pesar de todo, en Aranjuez todavía se puede correr, más o menos bien. Vas en grupo en todo momento, debes tener cuidado con los que se cruzan sin decir nada y con algún que otro toque, pero se puede correr. La salida por cajones (que no siempre se respetan, por supuesto, faltaría más) y, sobre todo, la novedad de este año en dos tiempos, ayudan a ello. Sin embargo, no sé cuántos corredores más podrá acoger; en la salida es lógico pero en la zona dentro de los jardines, más estrecha, ya se nota cierto embotellamiento y se está a mitad de carrera. Pero es la oferta de la ley y la demanda.

Respecto a mi carrera, poco que decir. Vino bien para dar algo de trabajo a las piernas después de una semana de tranquilidad tras Castellón y, aunque no estaban para excesos, tampoco se quejaron. Así que fueron pasando los kilómetros corriendo a un ritmo ligero pero no asfixiante, durante varios minutos y hasta que me fui hacia adelante acompañando a la tercera clasificada, que iba con dos liebres; y cuando me quise dar cuenta ya se había terminado. Es lo que tienen estas carreras cuando estás en forma para distancias más largas: o lo das todo desde el principio con ritmos a los que no estás acostumbrado o se te hacen muy cortas. El reloj, parado en 38'35".

Después, mesa y mantel con dos amigos corredores: Corraliego y David Capa. Y la comida que puede salir "cara", pues en los postres se planteó la posibilidad de hacer El Infierno del Soplao en versión maratón (46 kms, 4.100 mts desnivel acumulado).

Sea y el tema que acompaña a las imágenes que cierran una de las mejores series de la TV de todos los tiempos, Six Feet Under. Seguro que algún día hablamos de ella.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Tears in rain

No recuerdo el año exacto en el que vi por primera vez Blade Runner. No creo que fuera antes de 1988 ni después del cambio de década, dada mi edad y por los medios existentes. La película se había estrenado en 1982, pero al constituir un frácaso de crítica y taquilla no llegó a proyectarse en los cines de la comarca (con el retraso característico de la época, nada que ver con la actualidad); ni la Uno ni el UHF la habían pasado, pues películas "recientes" no constituían su principal valor. Sí recuerdo que la pude visionar con ayuda de mi fiel compañero de fatigas juveniles: el querido video Saba, sistema VHS (menos mal que no compramos el 2000). Y que no pude hacerlo en VOSE, pues sólo circulaban copias dobladas por los video-clubs de mi pueblo. Por supuesto, pronto pasó a mi filmografía particular, compartiendo doble cartel en una cinta de 240 minutos con alguna otra película que no recuerdo (aunque apostaría por En busca del Arca perdida), mediante el pionero sistema de usar dos videos y un euroconector. Por supuesto, en aquella época Teddy Bautista sólo era conocido por haber hecho el Judas... en la versión hispana de Jesus Christ Superstar, se entiende. El bueno de Murray Head debería haber aprendido a vivir.

Quizá la vi en el momento justo, pues algún año antes posiblemente podría haberme quedado en su toque de película de acción/policíaca  desarrollada en un hipotético futuro (no se conocía lo de thriller, todavía). Más tarde me di cuenta de sus rasgos de film noir. Pero en aquel momento me quedé maravillado por el film en su conjunto y por las preguntas que se planteaban, de marcado carácter filosófico. Aún hoy intento darles respuesta.

Blade Runner era la tercera película de Ridley Scott, en lo que se puede considerar como uno de los inicios de más calidad de la historia del cine. Antes de ella, el británico ya había parido dos grandísimas películas: The Duellist (Los duelistas) y Alien. Después haría películas malas, pasables, buenas y buenas sobrevaloradas como Gladiator (opinión personal, desde luego). Pero nunca se acercó al nivel de sus primeras tres grandiosas obras. Teniendo como punto de partida la novela de Philiph K. Dirk, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (que también recomiendo), el desarrollo es en buena parte diferente. Contaba con una estrella emergente, Harrison Ford (que venía de trabajar con Lucas y Spielberg) y con otra serie de nombres que hicieron carrera pero no llegaron a explosionar: Rutger Hauer, Sean Young, Daryl Hannah o Edward James Olmos (el futuro Teniente Castillo de Miami Vice).
  
Son muchos los aspectos notables que podríamos destacar de esta película. Por ejemplo, su puesta en escena: futurista, algo apocalíptica, de la que tanto se ha hablado y caracterizada por la oscuridad y la fina lluvia que presiden toda la película; el sol sólo puede verse al final de la película y cuando Deckard (Ford) y Rachel (Young) dejan la ciudad. Después ha sido copiada/homenajeada en numerosas películas como Se7en. O su música: una de las obras cumbres del gran Vangelis.


Pero lo que me dejó maravillado, y aún hoy lo hace, es esa idea principal del sufrimiento y dolor que han llegado a desarrollar ciertos androides (los replicantes), esa "angustia vital" ante la realidad de que se sabe su fecha de caducidad; ese grito existencialista emitido ante el conocimiento de que son mortales. Sólo quieren vivir más. Y esto, que en la película es problema únicamente de los replicantes, yo lo planteé como común a todo humano, a todo mortal, aunque a diferencia de Roy (el Nexus-6 interpretado por Hauer), desarrollamos otros métodos para combatirlo: cualquier religión, exaltación del carpe diem, cierto pasotismo hacia lo inevitable...

La penuria de nuestra condición mortal definida expléndidamente por Roy:



Y, aquí, en versión de la época. Explicada por Roy/Constantino Romero, y que nos recuerda a Darth Vader:



Por cierto, a estas alturas ya todos estaremos de acuerdo en que Deckard (Ford) también era un replicante. ¿O no lo era?

Como la película es muy conocida y existen miles de enlaces, dejo uno a la banda sonora. Edición 25th anniversary, en 3 CD's, que es una auténtica maravilla.

BSO BLADE RUNNER:

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miércoles, 14 de diciembre de 2011

II Maratón Internacional de Castellón

La vida te da sorpresas. A todos:  a Pedro Navaja, a ti y a mí. Y las carreras también te las dan, al menos a mí. A principios del año, la negativa: una carrera me "avisa", un poco abruptamente eso sí, de una malformación congénita del corazón y de la necesidad de operar. A finales del mismo, la positiva (una de ellas, cada carrera terminada ofrece algo): un sub-3h en maratón que no esperaba; bueno, ni imaginaba.

Desde el maratón de Bruselas había corrido todos los fines de semana (asfalto y montaña). El domingo día 4 estaba planificado acudir a Cieza a la Media Maratón, pero el compañero no pudo al final: posiblemente me viniera bien. El martes tocó el Cross de la Constitución de Alcázar de San Juan (9 kms) que demostró que llegaba bien al maratón, pues sin forzar hacía poco más de 35 minutos. Si en la capital belga, con un circuito duro, había marcado 3h12', aquí sabía que sin problemas (algo muy relativo en una prueba como el maratón) bajaría de 3h10' y conjuntándose todos los astros podría andar sobre las 3h07', algo que considero que ya es correr. Pero todo se desbordó...

En octubre corrí la MM solidaria de Somosierra y allí conocí a gente de unos pueblos de Toledo (Lillo y El Romeral). Hablando de objetivos, vimos que coincidíamos en la maratón de Castellón, así que me invitaron a ir con ellos. El sábado, pues, me recogían y marchábamos para Levante: Mariano, José, Miguel Ángel, Jesús (hijo de Mariano y el chófer particular) y yo. Mariano debutaba a los cincuenta y pico, y para los otros dos era su segunda participación en la distancia y en este maratón. Llegamos para comer al lado de Oropesa en un formidable buffet, donde me resistí a la tentación de haberme saciado: con pescado fresco y verdura que te hacían al instante a la plancha, paella de marisco... Después pasamos a recoger el dorsal y marchamos a Oropesa: paseíto por la playa, cena de pasta y a dormir a las 10 y poco. Como siempre que "me sacan de mi habitat", 3 cabezadas dí en toda la noche; al menos, la última fue de 5,30 a 6,15 y me quitó el sueño y el cansancio.

A las ocho y diez estábamos en Castellón. Nulo pero ya una temperatura agradable: 5 minutos antes de la salida entraba en mi cajón. Con unos 2.300 corredores, en los primeros kms se produce un pequeño embotellamiento pero a partir del 2 y poco se puede correr bien. He salido rápido y voy pasando a gente, entre ellos a los que acompañan al globo de las 3h15'. Es el km 5 y ya estoy donde colocado donde esperaba estar al final y haciendo una carrera de menos a más. A la altura del km 7, cerca de la Universidad, me uno a un grupo de otros 4 corredores con los que compartiré asfalto hasta casi la media maratón. En el km 14 "echo cuentas por primera vez", pues he pasado en poco más de 1h01'.  Los compañeros, que han dicho que van para bajar de 3h05' se escapan un poco en la bajada (escasamente pronunciada) hacia el Grao y vuelvo a cogerlos en la subida. A este ritmo creo que acabaré hundiéndome, pero hasta el momento voy cómodo y a lo lejos parece verse un grupo numeroso que debe ser el de sub 3horas.

Pasado el km 20 me adelanto a los otros corredores unos metros, posiblemente porque se pasa por el centro y la gente aplaude; así que "me emociono". Será mi perdición. La media la paso 2 segundos por debajo de 1h31', y aquí es la primera vez que me viene a la cabeza seriamente la cifra tan mítica como impensable hasta ahora de las 3 horas. Así que realizo un breve análisis: el ritmo hasta ahora es ligero pero llevadero, "no me encuentro cansado", vamos a ver hasta dónde llegamos, al menor síntoma de dolor o sufrimiento excesivo se desiste de la idea...

Así que me voy para adelante manteniendo el ritmo o algún segundo por debajo, pasando corredores, y sin acomodarme en grupo alguno: por sensaciones a ese ritmo. El paso por el km 28 (2/3 de carrera) lo hago segundos por encima de las 2 horas. "Si no desfallezco, manteniendo estos ritmos, creo que lo consigo", pienso; hasta que me doy cuenta de que hay que sumarle luego los últimos 195 metros, que suponen otros 45 segundos... hay que bajar otros pocos segundos por km.

A partir de este momento el recorrido vuelve a dejar el centro de la ciudad, donde hay animación constante, para pasar por zonas como la Ronda Este de Circunvalación (Castellón no es demasiado grande y tiene estas cosas), donde no hay casi gente. Además, coincide esto con lo que llamamos "el muro", que suele manifestarse en torno a los kms 32-33; y con una leve subida, todo lo cuál puede formar un cóctel maligno para lo que me traigo entre manos (o piernas). Por sorpresa todavía sigo bien: me van pesando los kms, cada vez parecen más largos, pero los voy haciendo a poco más de 4'10". A partir del 35 se vuelve al centro y volver a ver a gran cantidad de gente animando te llena de fuerza. Te llaman por tu nombre (los dorsales personalizados dan mucho juego), te dicen que ya lo tienes (7 kms de nada, sí) y los que saben de esto (gente de clubes y que esperan a compañeros) te ven bien, en progresión y adivinan que vas a bajar de las 3 horas. Incluso alguno me dice: "Tienes que apretar un poco más" o "tienes a los prácticos a tiro, a 100 metros"... llevo ya tiempo que no hago sino adelantar a los que van cayendo del grupo.

Cada vez hay más animación, coincidiendo con que llego al parque Ribalta, donde está ubicada la meta. Pero tiene que circunvalarse para entrar por otro lado. Encaro una recta y aparece el cartel del 41, mientras que un miembro de la organización avisa de que "sólo quedan 2 giros". ¿Todavía? Tras el segundo, la recta final y es ahí donde veo a los prácticos de sub-3 horas menos de 100 metros por delante. Subo el ritmo pero controlando (precaución/miedo todavía por lo que me ocurrió), entrando en los últimos 195 metros con fuerza incluso para esprintar más pero sin atreverme a hacerlo. Cruzo meta 20 metros por detrás de los prácticos y en un tiempo oficial de 3h00'16". Sin embargo, creo que he logrado bajar en tiempo real y por la tarde lo confirmo, 2:59:49.

Aparte del tiempo, hay que decir que Castellón es un magnífico maratón, que debería seguir creciendo a pesar de la cercanía del de Valencia (y cercanía geográfica). Una organización muy preocupada por el corredor, avituallamientos completísimos con isotónicas y agua en botella (es un desperdicio pero para beber lo mejor), fruta y geles a partir del 20. Recorrido bastante llano y con mucha animación (espectacular en el centro) y detalles como los dorsales personalizados: cuando la gente te anima por tu nombre algo te recorre el cuerpo... hay zonas más "abandonadas" como la larga zona del Grao y las circunvalaciones del último tercio de carrera, pero no creo que se pueda hacer otra cosa. En definitiva, la implicación de casi toda la ciudad en "su " maratón acaba notándose y lo hace muy recomendable. Y en las dos primeras ediciones ha acompañado el tiempo.

Gracias y felicitaciones para mis compañeros de viaje, especialmente Mariano que siendo M55 debutaba con 3h34'. Ahí es nada. Castellón ha sido mi maratón nº 22. Primero de una serie de 3 en 80 días, donde espero no pagar los excesos. Eso sí, el siguiente en asfalto, Marrakech, nos lo tomaremos más tranquilo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Una explicación y una recomendación: Hombre mirando al sudeste

El nombre del blog, (Un) Hombre mirando al sudeste, está tomado de una película argentina de 1986; únicamente, para diferenciarse algo, he añadido entre paréntesis el artículo indeterminado.
No es mi película favorita, ni la que más me gusta del autor, ni siquiera su mejor título sonoramente hablando (No te mueras sin decirme adónde vas  o Últimos restos del naufragio suenan más poéticos). Pero siempre me he sentido fascinado por el personaje central. Ramsés es un tipo que aparece en un psiquiátrico y afirma que es extraterrestre; no hay nada que parezca poder probar esta afirmación… pero tampoco nada que lo pueda negar. Pero claro, siempre “deben ganar los buenos” y es difícil enfrentarse con lo “formalmente” establecido; en este caso hablamos de ciencia pero en otros de política o de cualquier otro aspecto. Ramsés debe estar loco.

La película supone la ópera prima de Eliseo Subiela, un director  el que destacaría sus primeras películas: esta, las dos que he nombrado con anterioridad, El lado oscuro del corazón (su película más conocida) y Despabílate, amor. A partir de aquí su cine sufrió, a mi juicio, un importante bajón que todavía no ha podido salvar.

Se le nota la escasez de medios y los escasos recursos del reparto. Aunque el protagonista, Hugo Soto, está más que notable y se nos muestra sensatamente contenido en un papel que podría producir las más devastadoras pesadillas de haber caído en otras manos. En realidad, el (limitado) éxito de la película argentina llevó a que se escribiera una novela posterior y a una película made in USA basada en ese texto, K-Pax, sin reconocimiento deudor alguno (ni económico, desde luego) y con Kevin Spacey  como “extraterrestre”. Remake o plagio, sí.
Y cuenta con una escena memorable, con el cuarto movimiento de la 9ª Sinfonía de Beethoven (Oda o Himno a la alegría) como telón de fondo. Sí, la misma sobre la que Miguel Ríos actúo con los mismos efectos que la bomba atómica sobre Hiroshima o Nagasaki.



Enlaces de descarga directa:



Luces, cámara, acción

Hoy puede ser un día igual que otro para estrenar un blog.  Igual de bueno o calamitoso; de esperanzador o gris. Puede ser un día magistral para llevar la contraria al proverbio árabe que afirma “No abras la boca si lo que vas a decir no es más bello que el silencio” (entiéndase en su versión escrita y si alguien lo llega a leer, lo cual es mucho suponer);  o quizá no lo sea tanto.  Pero hoy nos animamos y echamos a andar.
El segundo párrafo de toda presentación (cánones mandan) se debe dedicar a explicar sucintamente la importancia social de aquello que se da a conocer, incluyendo una breve (o no tanto, según autores) cronología que puede abarcar desde la aparición de la primera generación de computadoras hasta  el día de hoy. Lógicamente, no voy a empezar aburriéndome a mí mismo, por lo que todo lo resumo en la idea de que quizá sea el momento de que  algunas cosas que se piensan se anoten para luego recordadlas (siempre habrá tiempo para seleccionar y borrar).
Así que, por si a alguien logra interesar, intentaremos renovar y actualizar este espacio con una periodicidad que dependerá del estado de ánimo o del tiempo disponible de quien esto escribe. Por supuesto que no digo que dependerá de lo interesante que pudiera llegar a resultar lo que tenga que mencionar, pues sería mucho pedir (algo así como requerir a los políticos un mínimo de integridad ética, para que nos hagamos una idea).
Hablaremos de carreras y del peculiar mundo del corredor popular. De las que hacemos en compañía de amigos y aquellas, más de las deseadas, a las que acudo solo; de las que se nos dan mal y de aquellas otras que se nos dan peor (eso sí, espero haber cubierto ya mi peculiar cupo de carreras que acaban en reanimación urgente y operación de corazón); de multitudinarias y de esas otras que hacemos en “petit comité”; las de aquí y las de allí; las de larga distancia que nunca acaban y las de pocos kilómetros que, como suelen hacerse a un ritmo más alto, tampoco parecen terminar; aquellas a las que juramos nunca volver, algo que no siempre cumplimos, y aquellas que siempre querríamos repetir…
Pero no todo se reducirá a este peculiar y fascinante mundillo. También, con toda seguridad, hablaremos de cine. Recomendaré películas sin seguir tipo alguno de patrón, quizá saltando de alguna célebre película del Hollywood más clásico de los 40 o alguna maravilla de la etapa silente, a alguna casi desconocida película eslovena o japonesa de los últimos 20 años.  Y siempre que pueda, o me deje la Ley Sinde o la que aprueben similar ( si la hay), pondré algún enlace de descarga. Recordaremos los tiempos pasados e intentaremos descifrar los que estén por venir. Seguro que a veces recomendaré alguna lectura que me llegó a la mente y/o al corazón y otras algún CD o canción (cuidado con Teddy Bautista). Y, por supuesto, esperaremos infructuosamente, pero sin que decaiga en ningún momento el ánimo, el advenimiento de la III República, algo casi imposible en un país donde el Hola! tiene más peso que las barrabasadas que puedan llevar a cabo (ex) periodistas con delirios de grandeza, marichalares, urdangarines y demás especies autóctonas de los simpares parajes zarzueleros (y léase esto último imitando la voz del genial Félix Rodríguez de la Fuente).