viernes, 21 de septiembre de 2012

El cine del "otro barrio": luces entre las sombras

Me horroriza entrar en algún local o domicilio particular algún sábado por la tarde y encontrarme en el televisor el celebérrimo Cine de Barrio, sobre todo si el visionado del mismo no forma parte de la condena dictada por un juez. Si por una causa u otra la conversación llega a derivar hacia el susodicho, siempre escucho frases como "ponen películas españolas antiguas", "ya sabes, el cine que se hacía antes" y ya,  entrando en peligrosos vericuetos casi sociológicos, a veces llego a percibir algo así como "no se podía hacer otra cosa". Y aquí es cuando se encienden las alarmas...

Cuando oigo aquello de que no se podía hacer otra cosa, suelo callar por no tener que empezar a dar una serie de vagas explicaciones. El cine de "aquella época" o "esos años" (eufemismos usados para referirse a la dictadura franquista) tiene muchas más sombras que luces, pero hubo intentos, rápidamente abortados, de hacer algo diferente. La censura actuaba sin compasión... pero también muchas veces sin comprensión: y esto permitió que se deslizaran películas con un claro sentido crítico. Como muestra de la inteligencia de algunos censores, está el famoso ejemplo de Mogambo, donde para evitar que Grace Kelly cometiera adulterio con el gran Gable convertían, mediante el doblaje, a su marido en hermano; pero las imágenes no las cambiaban (dormían juntos en la tienda, etc.), por lo que convertían el adulterio en incesto. "Cráneo previlegiado", que decía el borracho en Luces de Bohemia.

Así que me he puesto a recordar y he hecho un listado de películas españolas, más que interesantes, realizadas entre 1939 y 1975. Algunas son "oficialistas" y no sé si alguna se habrá emitido en el programa de TVE, aunque la mayoría imagino que no; en ellas en no pocas ocasiones vemos a los mismos (muchos geniales) que protagonizan "las otras". Varias son obras maestras y también hay algún título que merece estar por la importancia de lo que representó, aunque tuviera menos calidad que alguna película que quedó fuera (el listado inicial que garabateé en un papel en blanco rondaba las 80 películas y se ha visto reducido a la mitad, aunque la idea original eran 36, una por cada año de ominoso régimen). En el caso de directores he buscado cierta variedad, reduciendo el número de sus películas (dos, máximo tres), pues algunos como Berlanga, o incluso Neville, podrían haber incluido más de 5 títulos. Y sin más dilación, vamos para allá:

1- Rojo y Negro (Carlos Arévalo, 1942): película abiertamente falangista (los colores son los de la bandera de Falange) que cuenta los amores de una chica de este sindicato y un miembro de la CNT antes y, sobre todo, durante la Guerra Civil. No es la típica película de propaganda (aunque se posicione, desde luego, a favor del bando sublevado) sino que intenta comprender a los derrotados y muestra la deshumanización de todos durante el conflicto. Estrenada con gran éxito, 2 semanas después se retiraba sin explicación alguna y se hacía desaparecer hasta que en 1996 se encontró y restauró. Aunque no es una maravilla hay que visionarla.

2- La torre de los siete jorobados (Edgar Neville, 1944): Neville es uno de los mejores directores de la historia del cine español. Sin discusión y aunque sea poco conocido. Aquí logra una magnífica película mezclando el género de misterio, el fantástico, el costumbrista, con toques del expresionismo alemán... una auténtica joya y película arriesgada no sólo en aquellos años sino en todo el cine patrio.

3- La vida en un hilo (E. Neville, 1945): Comedia pura de Neville, al estilo de algunas de las grandes del género realizadas en USA por aquellos años,  aunque en vez de a Hepburn, Stewart o Grant, tengamos a Rafael Durán y a la fantástica Conchita Montes. Debo reconocer que cada vez que la veo me insufla unas ganas terribles de vivir.


4- Vida en sombras (Lorenzo Llobet-Gràcia, 1948): Cine dentro del cine, cine experimental, cine de culto, película maldita... todas las etiquetas son válidas para esta rareza autofinanciada por el propio director cuando se le negó el crédito sindical y que constituyó su única película. Como curiosidad, interpretada por la pareja en la vida real Fernando Fernán-Gómez y María Dolores Pradera.

5- Apartado de correos 1001 (Julio Salvador, 1950): excelente muestra de "cine de género" español y de la escuela de Barcelona. Posiblemente el mejor título de una corriente que aunaba el cine negro made in USA y algún toque realista y donde destaca un gran guión de los futuros directores Julio Coll y Antonio Isasi-Isasmendi.

6- Surcos (José Antonio Nieves-Conde, 1951): quizá el único ejemplo de neorrealismo en el cine español (aunque con matices, como el reparto profesional). Nieves-Conde, pese a su filiación falangista, tuvo problemas con esta película, que tuvo que ser retocada, especialmente en su escena final; todavía considero casi milagroso que pudiera exhibirse. Cuenta el éxodo de la época del campo a la ciudad y como esta no siempre era la tierra prometida. Imprescindible.

7- Cielo negro ( Manuel Mur Oti, 1951): Mur Oti, uno de los grandes e injustamente olvidados. Esta película es una de las primeras que intenta denunciar el papel que el régimen tiene asignado a la mujer, presentando a una "víctima" de su propio carácter soñador, aunque lo haga con tintes folletinescos. Anticipa así a otras grandes películas como La tía Tula o Calle Mayor. Un joven Fernando Rey dejaba las películas históricas (de "interés nacional", se denominaban) para ofrecer una buena interpretación, aunque la que está inconmensurable es Susana Canales, bellísima a sus 18 años.

8- Bienvenido, Mr. Marshall (Luis García-Berlanga, 1953): Poco que añadir sobre una de las mejores y más famosas películas de nuestro cine. Lo que debía ser en principio un vehículo de lucimiento para una nueva cantante folklórica (no se había ideado Gente Joven todavía) en el marco de una comedia costumbrista, es convertido por Berlanga (con Bardem en el guión y la difusa colaboración de Miguel Mihura) en sátira ácida y despiada de la España de la época. Logró pasar por la censura y tuvo la suerte de recibir un premio en Cannes que revitalizó su hasta entonces inexistente carrera comercial. Berlanga cuenta con un reparto coral, pero D. Pepe Isbert no sabe de eso y cada vez que aparece en pantalla se queda con la película. Seguro que si alguien está leyendo esto ya ha tarareado mentalmente (al menos) aquello de "americanos..."

9- Carne de horca (Ladislao Vajda, 1953): el húngaro Vajda fue un gran director que acabó en España y que generalmente (para mi irritación) es conocido por Marcelino Pan y Vino. Sin embargo, hizo películas mucho más importantes, entre ellas la incontestable obra maestra El cebo, bajo bandera alemana aunque se trataba de una coproducción en la que también participaban como mínimo España y Suiza (y que vamos a dejar fuera por esta razón). Carne de horca también es una de ellas y narra la historia de un bandolero en Sierra Morena. Pero Vajda se aleja de la imagen romántica que muchas veces se le ha atribuido para ofrecer una imagen  despiadada que más tendría que ver con la realidad. También había capital italiano, lo que influyó en el uso de actores de este país para vender allí la película; así que se hace raro escuchar a los bandoleros andaluces con acento transalpino. Pese a esto, de obligatorio visionado.

10- Muerte de un ciclista (Juan Antonio Bardem, 1955): imprescindible retrato crítico de la sociedad de la época a cargo del maestro Bardem cuya calidad sigue vigente. El director usa un envoltorio de intriga criminal, con tintes policíacos, para hacer una dura y necesaria denuncia de la diferencia de clases de aquellos años y de la burguesía dominante (esa posición económica criticada es la que tiene ahora toda su familia, pero eso es otra historia). Excelentes Lucía Bosé y Alberto Closas. Obra maestra.

11- Los peces rojos (JA Nieves-Conde, 1955): si Nieves-Conde había estado próximo al neorrealismo en Surcos (e incluso en El Inquilino), ahora se sumerge en el cine negro para ofrecer quizá la mejor muestra de este género en nuestro país. Película sorprendente y sorpresiva, con Emma Penella y el "buñuelesco" actor mexicano Arturo de Córdova y que en 2003 sufrió (nunca mejor dicho) un patético remake, Hotel Danubio, del casi siempre irritante Giménez-Rico.

12- Orgullo (M. Mur Oti, 1955): otra gran película de Mur Oti, que muestra la lucha entre dos familias por el agua de un río que separa las tierras de ambos. Aunque ambientada en el siglo XX tiene elementos de western y de drama y  realmente no se exagera si decimos que recuerda a algunas películas de los grandes como Wyler o Wellman.

13- Historias de la radio (José Luis Sáenz de Heredia, 1955): Sáenz de Heredia, familiar de JA Primo de Rivera, fue uno de los "directores oficiales" del régimen y al que se deben títulos como Raza o el documental Franco, ese hombre. También tiene muchas otras películas costumbristas y comedias ligeras (y, normalmente, de ligero interés). Sin embargo, entre ellas "se coló" esta maravilla, cuyo punto de partida es un homenaje a la radio a través de tres historias y las paralelas que protagonizan los locutores.  En 1965, Sáenz de Heredia dirigiría Historias de la televisión, aunque ni mucho menos se encuentra a la altura de esta. Pero la que nos ocupa, Historias de la radio, es una película inolvidable, como jamás se podrá  olvidar a Pepe Isbert vestido de esquimal y hablando mientras casi se le saltan las lágrimas. 

14- Calle Mayor (JA Bardem, 1956): La otra gran obra maestra de Bardem, para la que contó con una extraordinaria Bettsy Blair dando vida a una "solterona" sin esperanzas (¡35 años!) que, como parte de un pesado juego entre aburridos y vacíos jóvenes amiguetes burgueses, comienza a ser seducida por uno de ellos. De las mejores películas que ha parido este país.

15- Mi tío Jacinto (L. Vajda, 1956): el espíritu de Frank Capra se pasea por Madrid. Otro gran filme de Vajda donde un antiguo torero malvive con su sobrino cuando recibe una aparente errónea carta que le avisa de que debe presentarse unos días después en Las Ventas. Vajda saca lo mejor de los actores, tanto de Antonio Vico y Pablito Calvo (Jacinto y su sobrino Pepote) como de secundarios como José Marco Davó, Mariano Azaña, el genio Isbert o los jóvenes Gila y Luis Sánchez Polack (inolvidable Tip).

16- La vida por delante / La vida alrededor (Fernando Fernán-Gómez, 1958-1959): Fernán-Gómez es el autor de este díptico (la segunda consecuencia del éxito de la primera) que, en clave de comedia, ofrece una visión de varios de los problemas de la época. Una pareja joven busca empleo y un piso para comenzar una vida juntos, después vendrá el problema de cómo poder hacer frente a la descendencia con tan escuetos ingresos: ¿suena de algo? El propio actor y Analía Gadé son los principales protagonistas y, como en casi todas estas películas, los secundarios de lujo.

17- El pisito (Marco Ferreri, 1959): el italiano Marco Ferreri rodó tres películas en nuestro país, las tres excelentes.  La primera adapta una novela del genial Rafael Azcona (que ayudó en la adaptación), que pone de manifiesto uno de los problemas de aquellos dramáticos años: la fuerte y continua inmigración del campo a la ciudad acabó por hacer difícil encontrar una vivienda (quien se lo podía permitir), por lo que a veces vivían diferentes familias en una e, incluso, si se podía hacer hueco en una habitación, también se alquilaba esta. Ante la dificultad de encontrar un piso para casarse con su novia, el protagonista, que tiene una habitación alquilada en la casa de una señora a la que parece quedar poco de vida, comienza a abrigar la idea de contraer matrimonio con ella para así recibir el piso en herencia. Impresionante José Luis López Vázquez, uno de los grandes.

18- El cochecito (M. Ferreri, 1960): tras El pisito, en 1959 Ferreri también rodaría Los chicos. Al año siguiente llegaría la mejor de la trilogía, una auténtica "tragedia grotesca" en palabras de Azcona, quien repite co-autoría en el guión con el director (también basándose en un relato propio). Bajo su acidez y tono esperpéntico subyace igualmente una feroz crítica a la sociedad establecida. Magnífico, por supuesto, el trabajo actoral donde debemos destacar (una vez más) al grandioso José Isbert, aquí superando su habitual maestría.
19- Plácido (L. García Berlanga, 1961): a mi modesto juicio la mejor película de Berlanga, lo que debería servir para comprender la magnitud de la misma. Película coral, con la consabida acidez del director, sus impresionantes planos-secuencia y el maravilloso elenco de actores: Cassen, Elvira Quintillá, LópezVázquez, Caffarel, Manuel Alexandre, Julia Caba Alba, Luis Ciges, Agustín González... sí, muchos rostros de Cine de Barrio. Obra maestra.

20- Viridiana (Luis Buñuel, 1961): siguiendo con mi modesto juicio... también la mejor película de Buñuel, con lo que podría decirse todo. El aragonés volvía a rodar en España (en realidad sólo el mediometraje Las Hurdes, tierra sin pan se puede considerar español) y, como se esperaba, la liaba en todos los sentidos con esta magistral, e irreverente para la época, historia. Esperpento, fetichismo, anticlericalismo, "visión personal" del cristianismo... Don Luis Buñuel en estado puro. Ganó la Palma de Oro en Cannes, pero poco después el Vaticano comenzó a quejarse. Se comenta que el propio Franco la vio dos veces y no veía nada blasfemo, a pesar de lo cual se intentó destruir, aunque alguna copia pasó a Francia escondida en una furgoneta. El funcionario censor que la dejó pasar fue expulsado aunque tenía plaza fija y parece no protestó en demasía. Debería ser obligatoria en todas las escuelas a partir de los 10 años.

21- Gritos en la noche (Jesús Franco, 1962): su nombre ya suele producir un escalofrío y no por recordar sus películas de terror, sino por todo lo que rodea a este "genio" (o todo lo contrario) de las películas de serie B, C ... o Z. Director más que prolífico ya que se habla de 200 películas, dedicado a géneros como el fanta-terror (sobre todo en su versión erótica) o el porno soft (a veces también se le atribuye la primera película porno -hard- española) en sus comienzos tuvo algún título más que interesante. Para mí este es el que más, en el que el Doctor Orloff secuestra mujeres para poder recomponer la piel de su hija, herida en un accidente (¿te suena, Almodóvar?). Su éxito llevaría al propio Franco a usar el nombre del doctor en otras producciones, tuvieran que ver con la original o no. Poco después de esta, algo que los grandes nombres del cine español jamás perdonarían al director, era contratado por el mismísimo Orson Welles para dirigir la segunda unidad en la exquisita Campanadas a medianoche, rodada en España.

22- Atraco a las tres (José María Forqué, 1962): divertidísima película que en clave de humor ironiza sobre clásicos del género negro o de atracadores como la joya francesa, Rififi (J. Dassins, 1955), que también había servido como base para la excelente comedia italiana Rufufú (1958). En este caso se planea el robo a un banco por empleados del mismo, liderados por un señor Galindo ("Fernando Galindo: un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo) con el rostro de JL López Vázquez acompañado de Gracita Morales en plan femme fatale (especial, por supuesto), Landa, Cassen... también sufrió un remake cuyos responsables, desde productor a empresa de cátering, deberían haber dado con sus huesos en Santa Elena.

23- El verdugo (L. García Berlanga, 1963): coproducción con Italia que, además de incluir a Nino Manfredi como actor, permitió un poco "de manga ancha" (además de la ceguera y retraso mental de los censores) en esta genial comedia negra, constituida en uno de los grandes alegatos cinematográficos contra la pena de muerte. Nuevamente se nota la mano del maestro Azcona en el guión, aquí acompañado por Ennio Flaiano y el propio director. Inolvidable esa última escena con el nuevo verdugo temblando y a punto de desmayarse. Como podemos ver en el documental de Martín-Patino Queridísimos verdugos, estos no diferían mucho del personaje de José Isbert. Rotunda obra maestra.
24- Los tarantos (Francisco Rovira Beleta, 1963): Alfredo Mañas adapta Romeo y Julieta situando la acción en una barriada gitana de la Barcelona de principios de los 60, donde los enfrentamientos se dan entre Tarantos y Zorongos. Llegó a estar nominada al Óscar a la mejor película de habla no inglesa, lo que habla de la fascinación que levantó el conocimiento de esta cultura, su arte y, especialmente, Antonio Gades, Daniel Martín y Carmen Amaya.

25- El mundo sigue (F. Fernán-Gómez, 1963): creo que otra de las magistrales películas españolas poco conocidas. Una historia de cainismo y odio entre hermanas, una película negra, de clima agobiante, " la mayor bomba de relojería artística contra el franquismo, desde un punto de vista sociológico", que leí hace tiempo. Película realmente maldita, pues no se estrenó hasta unos años después, condenándola desde su nacimiento al fracaso, y apenas fue emitida por TV. Una de las grandes obras de su director, que comparte pantalla con unas excelentes Lina Canalejas y Gemma Cuervo.

26- A tiro limpio (Francisco Pérez-Dolz, 1963): película que narra libremente un episodio de la vida de dos activistas anarquistas y luchadores antifranquistas en la Barcelona de 1963 (ambos habían muerto ya en esta fecha). A pesar de este argumento político, la película se mueve en los cánones del cine negro clásico estadounidense junto a elementos formales del incipiente cine francés de la época (muy en la línea que ya estaba llevando el gran J-P Melville), todo ello junto a una visión casi documental de la ciudad condal de la época.

27- El extraño viaje (F. Fernán-Gómez, 1964): y un año después, el genio (eternamente malhumorado) de Fernán-Gómez daba al cine español una de sus obras más sorprendentes, la inclasificable El extraño viaje. Esperpento, drama, comedia, cine policiaco o de investigación criminal, terror, crítica de la época... cóctel que bien agitado da lugar a una obra maestra todavía hoy sorprendente. Basada en el crimen de Mazarrón (este iba a ser su título, pero fue prohibido por la censura), siempre recordaremos esa pareja de hermanos formada por el director Jesús Franco y la gran (en todos los sentidos) Rafaela Aparicio. También a Carlos Larrañaga, como natural galán y la guapísima Tota Alba. Otra de nuestras obras maestras sin discusión.

28- La tía Tula (Miguel Picazo, 1964): el debutante Miguel Picazo conseguía su mejor película con esta fantástica adaptación del clásico de Unamuno que sirve para llevar a cabo una sagaz crítica de la vida y el papel de la mujer en la España provinciana de aquellos años. Excelente como se consigue filmar la tensión sexual y que se le escape a los encargados de la censura, e igualmente destacable la interpretación de Aurora Bautista. Todavía da que pensar si la mujer ha alcanzado en todos los sitios el estatus que merece.

29- La caza (Carlos Saura, 1965): con esta película nace una de las grandes colaboraciones del cine español, la del director Carlos Saura (para él era su tercera película) y el productor Elías Querejeta. Tres antiguos amigos  y el cuñado de uno de ellos se juntan para cazar en el coto de uno de ellos, donde se había dado una batalla durante la Guerra Civil. Lo que iba a ser un plácido día de camaradería se convierte en todo lo contrario, saliendo a la luz diferentes rencillas pasadas y actuales. Vista también como una alegoría de la guerra que asoló el país, es una ardiente crítica a una sociedad y a unos personajes, algo que escapó a la comprensión de la censura que, sin embargo, sí hizo cambiar el título original: La caza del conejo (sin comentarios). Excelente película de lo que se llamaba "de personajes", apoyada en Ismael Merlo, Alfredo Mayo, Emilio Gutiérrez Caba y José María Prada.

30- Nueve cartas a Berta (Basilio Martín Patino, 1966): primera película del interesantísimo Martín Patino englobada en lo que empezó a llamarse "nuevo cine español". Lorenzo (Emilio Gutiérrez Caba) vuelve a Valladolid tras las vacaciones en Inglaterra, donde ha conocido a la hija de un exiliado. A ella mandará 9 cartas (cada una un capítulo del film) donde narra el ambiente deprimente y sin emoción alguna en el que se desarrolla su vida. Intento de hacer algo nuevo en nuestro país, con guiños formales a diferentes corrientes, en especial la Nouvelle Vague.

31- Juguetes rotos (Manuel Summers, 1966): Summers es conocido por otras películas como Del rosa al amarillo, La niña de luto y, bastante más tarde, algunas bufonadas de cámara oculta y películas protagonizadas (es un decir) por Hombres G. Aunque las dos primeras, rodadas en los 60, tienen interés, creo que este documental es lo mejor que realizó nunca. Ante la cámara narran su historia antiguos triunfadores que en su vejez, cuando se rueda la película, han sido totalmente olvidados (un torero, un futbolista, etc.). Realmente amarga.

32- Las Vegas, 500 millones (Antonio Isasi-Isasmendi, 1968): sin llegar a ser de excesiva calidad (opinión personal) el cine de este director tuvo que ser un soplo de aire fresco en la España de los 60. Un cine de acción, de toque internacional, que podía codearse con producciones extranjeras. Contó con financiación de varios países y un reparto internacional encabezado por Gary Lockwood (el Dr. Frank Pool de 2001), la bellísima Elke Sommer (que tanto le gusta al sr. Caminero y al Newman de El premio) y el gran Lee J. Cobb, que había aparecido en títulos como La ley del silencio o Doce hombres sin piedad. Ambientada en San Francisco, Las Vegas y el desierto del Mohave, excepto alguna localización se rodó en Tabernas (Almería) y platós de Barcelona.

33- La residencia (Narciso Ibáñez Serrador, 1969): uno de los hitos del cine de terror o intriga español de la mano de un nombre clave en nuestra historia audiovisual. Quizá sólo un tipo como él era capaz de "colársela" al funcionario de turno para poder estrenar una película donde se dan cita, de forma sutil, sadismo, voyeurismo, incesto... cómo imponia Lilli Palmer al frente de esa residencia.

34- Cuadecuc, vampir (Pere Portabella, 1970): en 1970 Jess Franco (o Jesús Franco, o Jess Frank, o...) rodaba su particular versión de Drácula (a la carrera, por supuesto), protagonizada por Christopher Lee. Esto fue aprovechado por Portabella para hacer una especie de making off, cercano al documental pero sin serlo en propiedad, una película de 70 minutos de cine dentro del cine (metacine), una película experimental en blanco y negro y con carácter casi expresionista (la de Franco era en color). Es una propuesta más que estimulante que  adelanta la más conocida Arrebato, de Iván Zulueta, a finales de la década. Por cierto, cuadecuc es la palabra catalana que se refiere a los trozos de filme sobrantes que no llegan a entrar en la película.

35- Tristana (Luis Buñuel, 1970): unos años después de Viridiana, Buñuel volvía a España, con cierta "vigilancia" por si volvía a armarla. Esta vez rodaría una novela de uno de los grandes de nuestra literatura, Benito Pérez Galdós, proyecto largo tiempo deseado y que le permitiría  volver a Toledo. Por supuesto, la versión de la obra del canario se llena de referencias del director (fetichismo, surrealismo, emociones reprimidas, etc.), por lo que tampoco estaría libre de "culpa". Fernando Rey logra quizá la mejor interpretación de su carrera y la Deneuve está terriblemente bella (Lola Gaos, que no lo está tanto, borda su papel de sirvienta). Jamás Toledo ha sido filmado así (aunque hay otros escenarios)y, si no me equivoco, carece de música; sólo tiene sonido cinematográfico ambiente.

36- Canciones para después de una guerra (B. Martín Patino, 1971): gran documental que usa imágenes, recortes de periódico y otros recursos para hacer un recorrido por la posguerra española, acompañadas de las canciones más representativas de la época. En la mayoría de las ocasiones se busca un segundo sentido, o unas y otras se contradicen dejando ver una demoledora crítica. Se cuenta que en un pase privado de la misma, la señora de Carrero Blanco se levantó y comentó: "El hijo de puta que hizo esto debería de estar en Carabanchel"... y la película comenzó a tener "algún que otro problema". Hasta la policía intentó secuestrar el negativo, aunque no lo consiguió y pudo estrenarse durante la Transición.

37- Mi querida señorita (Jaime de Armiñán, 1971): el legendario George Cukor, que en 1972 lo dirigió en Viajes con mi tía, dijo en alguna ocasión que era el mejor actor del mundo; incluso, un Charlie Chaplin envejecido lo vio en una película y comenzó a preguntar por él. Estos dos mitos del cine se referían al no menos grande José Luis López Vázquez, que en esta película logra una asombrosa interpretación de una mujer que ni es ni se siente como tal. Si hubiera trabajado en USA, el actor español hubiera sido valorado mundialmente como lo ha sido Jack Lemmon, por ejemplo. Tema espinoso el que trata Armiñán, pero de forma tan sutil y "respetuosa" que pudo estrenarla sin excesivos problemas.

38- El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973): ópera prima del accidentado director y una de las obras cumbre del cine español. Podríamos hablar de muchas cosas pero ante todo de los mágicos ojos de la pequeña Ana Torrent que, fascinada por la película del Doctor Frankenstein, vive su propio film al margen de una oscura sociedad y de su inexistente ambiente familiar. El bueno de Erice, desde entonces, sólo rodó El Sur (que quedó en la mitad de lo que debía ser y aun así es otra obra maestra) y El sol del membrillo. Un genio poco aprovechado y, lo que es peor, traicionado.

39- Cría cuervos (Carlos Saura, 1975): para ver en sesión continua con la anterior, pues buena parte de ella la vemos a través de los ojos de otra niña, también interpretada por Ana Torrent. Se puede ver un paralelismo intencionado con un régimen autoritario que agoniza y también la influencia de Bergman y alguna de sus obras maestras (Gritos y susurros, por ejemplo). Además de Torrent, destacan las interpretaciones de Geraldine Chaplin, Mónica Randall, Florinda Chico con escena de destape incluida (sí, han leído bien) y el siempre excelente Héctor Alterio.
40- Furtivos (José Luis Borau, 1975): Obra clave de la última etapa de la dictadura en nuestro país. José Luis Borau dirige su mejor película, en la que narra cómo un cazador furtivo que vive con su obsesiva  (Lola Gaos, que nunca se sabía si actuaba o es que era como se muestra en la pantalla) y dominante madre, regresa un día con una joven escapada del reformatorio de la que se enamora. La vida "idílica" de la familia se desmorona con el nuevo personaje. Retrato sórdido y sin piedad alguna de la España rural que más tarde fue famosa por saberse que la escena en la que la Gaos mata a un perro era real. A pesar de esta idea del señor Borau (luego director de la Academia del Cine español), la película es más que buena.

Pido perdón, desde ya, por los títulos que he dejado sin incluir y, también, por aquellos que desconozca o no sepa apreciar.

lunes, 10 de septiembre de 2012

La vuelta al cole: Media Maratón "El Castañar"

Con la entrada en Septiembre, el mundillo de las carreras vuelve a ponerse en marcha a pleno rendimiento. Es decir, el número de carreras sube y se diversifican las distancias que en muchas zonas, con el verano, se han reducido a diez miles o distancias inferiores (coincidiendo en no pocas ocasiones con las fiestas de la localidad donde se celebra). Esta situación se extendía hasta casi diciembre, donde antes solían darse pocas carreras. Sin embargo,  la popularización de las pruebas de corte navideño y su búsqueda de fechas alternativas ("San Silvestres" de un día antes, dos, una semana o... del 17 de diciembre) ha llevado a que ese antiguo vacío del último mes no sea tal, aunque las distancias sean más cortas y asequibles para el grueso de los practicantes de este deporte (que en esas fechas tiene más de acontecimiento de otra índole).

Este verano he corrido Zumaia Flysch Trail (Julio) y el Maratón del Río Boedo, hace 15 días. Desde este, volví a las carreras cortas que se celebran en lugares cercanos, como la CP Las Lagunas de Villafranca (26 de Agosto, 9 kms) y CP Villa de Madridejos (2 de septiembre, 8 kms). Así que era hora de hacer alguna carrera de mayor distancia; alguna media maratón que me sirviera de referencia y especie de test para el Maratón de Varsovia, para el que sólo restan 20 días. La elegida era una prueba sobre asfalto que ya corrí el año pasado: la MM Ciudad Real-Torralba. Pero antes de llevar a cabo la inscripción, me vino a la cabeza una carrera de la que había oído hablar (escribir, realmente) en un foro. Así fue como se gestó la participación en la fabulosa Media Maratón "El Castañar", que se celebra en la localidad abulense de El Tiemblo. Por sus características no me permitiría obtener una serie de conclusiones como lo hubiera hecho una sobre asfalto, pero el no tenerla "en la colección" y la "llamada de la naturaleza" me convencieron.

La carrera cumplía su edición nº 20, aunque no existía información sobre la misma en la red excepto en la página del ayuntamiento. Una lástima, pues aunque no le deseo masificación, ayer tomamos la salida 69 personas sólamente y por la ilusión vertida por los responsables y sus características propias, no merece la desaparición. Además: buen precio, trato inmejorable y la posibilidad de apuntarte hasta menos de media hora antes de que empiece.

El Castañar de El Tiemblo es un paraje cercano a esta localidad: un magnífico bosque de castaños que se levanta a más de 1.100 metros de altura, en el extremo oriental de la Sierra de Gredos; allí donde los pinos que forman la flora característica le dejan paso (aunque un rebelde nace en el mismo). Una senda de baja dificultad técnica, aunque con subidas y bajadas, lo recorre, pasando por el punto emblemático: "El abuelo", sempiterno castaño de 16 mts de perímetro y aspecto fantasmagórico. Si no se viene a correr, lo ideal es visitar la zona entre octubre y primeros de diciembre.
 

La carrera tiene la salida y meta en la pequeña plaza del Ayto. de la localidad y tras cerca de un kilómetro llano comenzamos a subir, todavía sin salir de la misma, en dirección al famoso castañar. Los 3 primeros kms son sobre asfalto y después este deja paso a una pista forestal en bastante buen estado. Tiene alguna zona de descanso (km 6,5) y en torno al 8 comienza a llanear hasta que se llega al área recreativa de El Regajo. Aquí, unos  mts de durísimo desnivel, a cuya finalización hay un avituallamiento (km 9,5 aproximadamente) que es el punto de partida del larguísimo descenso que nos espera, empezando por desandar (¿o descorrer? en este caso, o "despenar o desufrir") la durísima rampa hasta en el área recreativa mencionada tomabas una pista forestal diferente a la usada en la subida. 

Los dos primeros kms de esta segunda parte son bastante llanos,. aunque pronto se comienza a bajar y con bastante pendiente. Aquí, la pista no está en tan buenas condiciones como en la subida, por lo que hay que tener bastante cuidado de pisar bien. A la altura del 14 hay una pequeña subida y posteriormente volvemos a lanzarnos en dirección al pueblo. Cerca de entrar en este, el terreno comenzará a llanear, alternándose con alguna nueva rampa descendente hasta que se recorre el kilómetro y medio inicial. (Arriba, perfil del año pasado, creo que el mismo que ayer disfrutamos y/o sufrimos)


Descartando finalmente ir y venir en el día, el sábado a media mañana me iba para la zona, con la intención de hacer algo de turismo rural. Escalona, Toros y Cerro de Guisando, Embalse de Burguillo, Cebreros y el Castañar, donde anduve de aquí allá por la mencionada senda. El domingo se presentaba un día de bastante calor y la carrera era a las 10 de la mañana. En la plaza ya encontré a la representación de Runners de Barrio, Celso, Alberto y Marcos quien, entre otras anécdotas pre-carrera, 5 minutos antes de darse la salida estaba ahí ideándose unas gafas en el coche, en plan M.A. Barracus.


La salida se dio puntual y, como he mencionado, tras un km en llano a subir. Las primeras rampas, como casi siempre, hacen pensar en que es imposible que puedas resistir toda la subida; luego, las piernas se aclimatan y ponen un ritmo adecuado para ir ascendiendo continuamente. Sobre el km 4 se acaba el asfalto y seguíamos por pista, ya más entre arboledas, por lo que algo nos protegía la sombra. Al correr tan poca gente, pronto me quedé en tierra de nadie, adelanté a un par de corredores y al siguiente grupo lo veía a unos 250 mts; como no tenía ganas de arriesgar, no fui a por ellos. El breve descanso del km 6,5 supo a gloria; poca, porque le siguieron rampas duras. Finalmente, sobre el 8 se comenzaba a alternar llano y subida ya menos pronunciada, hasta que al llegar al áre de recreo, la organización "nos regalaba" una tremenda rampa,  de poco más de 300 mts, pero de esas en las que se suele recurrir a ir de puntillas. Mientras, los que han llegado hasta el puesto de avituallamiento donde se da la vuelta, pasan a tu lado a toda velocidad. 

Al coronar yo ese puesto (poco más de 48', buena subida para mí) bebo un poco de agua y empieza el descenso. No es un descenso de montaña, técnico, pero sí hay que tener cuidado porque hay zonas bastante irregulares. Pero se puede bajar rápido y la pista es anchísima. Una bajada de estas características puede dañar muscularmente, sobre todo si se empieza muy fuerte y luego no se puede mantener ritmo (y cuando llega algún llano parece que no puedes ni correr). Prácticamente son 12 kms de descenso, aunque los dos primeros alternan  una pendiente suave con bastantes zonas casi llana. Sobre el km 14,5, y cuando vas lanzado, hay una subida; la verdad es que rompe cualquier ritmo pero casi hasta se agradece para hacer frente a la agresividad muscular de la bajada. A partir de aquí empieza la parte más vertiginosa del descenso. Y la pregunta es clara, ¿tanto hemos subido? Pues sí, tanto habíamos subido. Y luego, tras la carrera, de vuelta al hotel puede verse a lo lejos el castañar y calibrar hasta dónde hemos llegado.


Como en la primera parte de la prueba, llegado a un punto (4 kms para meta), la pista da lugar al asfalto: más duro, pero también más regular. Poco más adelante, comienza una zona de toboganes: tiende hacia abajo pero de vez en cuando se alternan llanos e, incluso, alguna subida. Me encuentro muy bien y pronto me acerco a uno de los corredores  de aquellos que en la subida había tenido como referencia ocular. En un repecho lo paso, poco antes de entrar en el pueblo; simplemente queda recorrer algo menos de los dos primeros kms, por lo que sé que queda algo de bajada y el final llano. Aquí decido hacer algo más rápido esta parte final, pues noto que  estoy muy entero, y eso que el perfil y el calor no ayudaban. Llego a meta en 1h29'16". La verdad es que para el escaso número de corredores,  el nivel ha sido bastante bueno; mi carrera considero que también. Ni me hago idea de sobre qué tiempo podría estar en Varsovia, pero las sensaciones de esta prueba han sido positivas. Además, he disfrutado profusamente de la carrera, mucho más importante que hacer en la próxima cita maratoniano 4-5 minutos más o menos. Y una gran noticia: Celso, en su categoría, obtenía un magnífico segundo puesto.

Por supuesto, para repetir y recomendación para anotar en cualquier agenda . Atractivo recorrido (duro también, para qué vamos a engañarnos), casi más voluntarios que corredores, todas las ventajas de las carreras pequeñas y un magnífico avituallamiento final: hasta paquetes de churros, recién hechos, que probé tras 4-5 años sin hacerlo y que pronto volaron. Como creo que volaron las endorfinas; y eso, en un mundo como el actual, es lo más positivo.



miércoles, 5 de septiembre de 2012

Ich bin ein Berliner. Berlín en la pantalla

Ahora más que nunca, Berlín puede considerarse "la capital de Europa", aunque París y Londres pronto saldrían a refutar tal afirmación y Moscú también diría algunas palabras al respecto (aunque se encuentre muy lejana y no sólo desde un punto de vista geográfico, que también). Pocas ciudades tuvieron un siglo XX tan azaroso como el de la capital alemana: reducida prácticamente a escombros durante el final de la 2ª Guerra Mundial, dividida en 4 zonas de influencia, isla del bloque occidental dentro de un territorio dominado por la URSS, foco permanente de tensiones entre los dos grandes bloques en los que se dividió el mundo (no me olvido de los Países no alineados que generalmente eran todo menos lo que su nombre indica), símbolo de la Guerra Fría y de la sinrazón humana por la construcción del Muro...

Por todo ello y mucho más, no está de más hacer un recorrido por la ciudad, desde 1945 hasta principios de los 90. Recordemos que entre el 9 y el 10 de noviembre de 1989 se producían los actos que dieron lugar a la caída del Muro, que aplaudieron casi todos los políticos europeos, incluidos aquellos que por su presente y/o pasada militancia habían aplaudido las medidas del bloque soviético entre las que se encontraba la humillante construcción (donde dije...). El 3 de octubre de 1990 se declaraba la Reunificación  y en junio de 1991 Berlín se convertía en la capital de la nueva Alemania (Bonn lo había sido, con un carácter provisional que acabó eternizándose, de la RFA).

Y este recorrido lo haremos a través de una serie de películas cuyo visionado en conjunto nos llevaría a comprender (de alguna manera) la evolución de la capital alemana y prácticamente de la historia europea de los años de la política de bloques.

1- Der untergang (El hundimiento, Oliver Hirschbiegel, 2004)
Esta excelente película narra los últimos días de Hitler hasta su suicidio el 30 de Abril de 1945. Aunque fundamentalmente se desarrolla en el búnker del dictador, nos podemos hacer una idea de lo que fue la ciudad en aquellos días. Alemania había dejado hace mucho de tener posibilidades de ganar la guerra (desde la Operación Overlord o, incluso, antes), muchos nombres significativos habían intentado buscar una solución pactada seguida de represalias por parte de Hitler y los aliados habían iniciado una especie de gymkana para ir avanzando y ocupando todo el terreno posible, pues a nadie escapaba que tras las 2ª GM se debería dar un conflicto (que luego resultó no directo militarmente hablando) entre las dos grandes potencias y sus allegados.

En un Berlín que todavía sigue siendo bombardeado, donde  no son pocos los que huyen para entregarse a las tropas anglo-americanas en vez de ser hechos prisioneros por los soviéticos (el ejército de Zhúkov amenaza ya la ciudad), en el fragor de lo que se conoce como la Batalla de Berlín, es donde se desarrolla El hundimiento. Basada en una novela de Joaquim Fest y partiendo de la visión de la última secretaria del dictador, ofrece un veraz retrato de lo acaecido esos días y donde destaca un colosal Bruno Ganz. El gran actor suizo se mete en la piel del líder nazi como nadie ha conseguido hacer y logra una de las mejores interpretaciones de los últimos 30 años
.

2- Germania, anno zero ( Alemania, año cero, Roberto Rossellini, 1948)
Tras la destrucción, la necesidad de reconstrucción y no sólo desde un punto de vista arquitectónico (físico). Roberto Rossellini culminaba con esta película su Trilogía sobre la Guerra, que cuenta con otras dos obras maestras: Roma, città aperta y Paisà. Y junto a estas puede considerarse un manifiesto de lo que fue el Neorrealismo cinematográfico.


El filme se centra en un niño de 12 años, Edmund, que teniendo a su padre enfermo debe lidiar con la más cruda postguerra. En el marco de un Berlín derruido, Rossellini (que dedicaba la película a su hijo fallecido poco antes) muestra lo que era la dura situación y los personajes que allí tienen su hábitat: ex-nazis, aprovechados varios, quien se dedica al mercado negro, a mercadear con su cuerpo, el instinto de supervivencia de cada uno etc. Obra cumbre del cine que sin embargo deja una puerta abierta a la esperanza para la reconstrucción.



3- A foreign affair (Berlín Occidente, Billy Wilder, 1948)
En 1949, los 3 sectores de influencia occidental en los que estaba dividido el país se juntan para crear la República Federal de Alemania, a lo que contestará la URSS posibilitando la creación de la RDA (la D de domocrática, claro está). Un año antes, las tres zonas de Berlín ocupadas por los occidentales habían comenzado a unirse lo que llevará a un bloqueo por parte de las fuerzas soviéticas, aunque este quedará en parte minimizado por el establecimiento de un puente aéreo desde otra partes de la Alemania occidental. La ciudad, pues, quedaría dividida entre dos países y dos bloques antagónicos.


Poco antes de estos acontecimientos se desarrolla la acción de esta película del maestro Wilder, que fue uno de los primeros autorizados en rodar en Berlín (occidental), ciudad de la que había tenido que salir casi 15 años antes debido a la amenaza nazi. La acción tiene lugar durante 5 días de 1947 en la zona de ocupación estadounidense, donde llega una comisión de 6 miembros del Congreso para realizar un informe sobre la moralidad de las tropas (12.000 soldados). El miembro más escrupuloso es una representante de Iowa, republicana y algo inocente ( Jean Arthur) que se desmarca de sus compañeros y busca información "en los bajos fondos" (el auténtico Berlín de postguerra). Entre los objetivos, una antigua cantante de cabaret a la que se supone con pasado vinculado a los nacional-socialistas (la simpar Marlene Dietrich)
Wilder hace uso de su gran ironía y acidez en esta excelente comedia que tampoco escatima crueldad (mercado negro, favores por chocolatinas o medias, etc.). Como en la película de Rossellini, el caos y las ruinas siguen reinando en la ciudad.


4- One, two, three (Uno, dos, tres, Billy Wilder, 1961)
Nuevamente el maestro austríaco usa la ciudad para dar rienda suelta a la sátira, en esta ocasión siendo su víctima todo aquello que se mueve: soviéticos, estadounidenses, alemanes de la RFA de dudoso pasado democrático, alemanes de la RDA de comprensión limitada pero lavado de cerebro eficaz, multinacionales con sistemas cuasi-dictatoriales... lo dicho, todo lo que se mueve. Y a un ritmo endiablado, consiguiendo con ello una de las mejores comedias de la historia.


Durante los años 50, la situación en la ciudad había seguido siendo tensa, aunque por momentos la atención se había desviado hacia otros focos de conflicto: Guerra de Indochina, Guerra de Corea, escalada del comunismo en el Sudeste Asiático... Por otra parte, Berlín oeste estaba sufriendo un importante cambio de aspecto y la reconstrucción se desarrollaba a marchas forzadas, buscando crear una ciudad moderna y próspera, símbolo (para lo bueno y lo malo) del capitalismo. En cambio, la parte oriental distaba bastante de esto e, incluso, todavía presentaba bastantes zonas en ruinas.


Wilder tuvo la mala suerte de que durante el rodaje de la película comenzó a construirse el muro, con lo que el film tuvo muchísimos problemas, generó el rechazo de casi todos y se convirtió en un fracaso (al menos hoy ya se va reconociendo su genialidad). Caso parecido al de Lubitsch, maestro de Wilder, y To be or not to be en la 2ª GM. Aunque ya la traté en la página de películas recomendadas, destacaremos nuevamente al gran James Cagney en uno de sus mejores interpretaciones.

5- Der Tunnel (El túnel, Roland Suso Richter, 2000)
En la noche del 12 al 13 de agosto de 1961, se erigían casi en su totalidad las bases de lo que oficialmente fue denominado Muro de Protección Antifascista (ironía que ni Wilder). Ya durante los 50 y en aumento en los inicios de la nueva década, el paso de personas de la parte oriental a la occidental había sido importante: parecían vender mejor su imagen y estilo de vida las grandes multinacionales (aunque también hay publicidad engañosa) que la dictadura del proletariado que, por otra parte, siempre se quedaba en dictadura "a secas" (ironía propia). Había que poner freno a esto, pues también desde otros países satélites de la URSS llegaban jóvenes con la esperanza de, en un descuido, dar "el salto a la libertad".

 
Con esta medida se pretendía controlar el paso de un lado a otro a través únicamente de los puntos (check-points) establecidos. Era la división final de la ciudad, además de la de muchas familias. Pero hubo quien no cejó en su empeño y es el tema que trata esta interesante película. Basada en hechos reales, cuenta como desde el lado occidental un grupo de personas intenta hacer un túnel de casi 100 mts de longitud para poder hacer pasar a familiares de un lado a otro. Aunque rodada a inicios de este siglo, revive de manera bastante acertada la tensión y ambiente existente en aquellos días y la lucha de algunos por seguir junto a sus seres queridos.


6- Funeral in Berlin (Funeral en Berlín, Guy Hamilton, 1966)
"Aquí todos comen y se vuelven ricos gracias al muro", comenta un personaje de esta película. La vida de la ciudad, desde su construcción, gira en torno al muro. Paralelamente, la década de los 60 sigue su curso plagado de conflictos (crisis de los misiles, Guerra de Vietnam, Primavera de Praga, Revolución Cultural - bastante inculta- China, nuevos escenarios como Sudamérica o el denominado Tercer Mundo...)  aunque afortunadamente el conflicto directo entre superpotencias no llegaría a darse. Sin embargo, esa confrontación se extiende a casi cualquier aspecto: se manifiesta en la carrera espacial, en competiciones deportivas...
El Berlín de los 60 siempre se nos ha mostrado como un hervidero de espías, de agentes dobles o triples, de intento de fuga de cerebros de una parte del telón de acero al otro. En este contexto aparecen buenas películas como The Spy who came in from the cold (El espía que surgió del frío, Martin Ritt, 1965), basada en la obra de John Le Carré o Funeral in Berlin. Esta se convierte casi en un tour para turistas por la ciudad a través de una complicada trama donde nadie es lo que parece.

 
Len Deighton es uno de los grandes nombres de la literatura de espionaje y Harry Palmer su personaje más conocido, aunque este es un nombre cinematográfico que apareció para la adaptación a la gran pantalla de tres de sus novelas (The Ipcress file, la que nos ocupa y Billion dolar brain), protagonizadas por el gran Sir Michael Caine. Palmer sería una especie de contrapunto al James Bond de Fleming: un tipo nada heróico, pragmático, hastiado de todo, desencantado, cínico...
Resulta interesante para sacar impresiones de la ciudad en los años 60, aunque sólo se rodó en el lado occidental (Berlín oriental fue reconstruido "artificialmente"). La imagen de la misma es de frialdad, con zonas donde todavía se divisan secuelas de los bombardeos acaecidos más de 20 años atrás, pero nos podría valer para dar un paseo retrospectivo por lugares como el aeropuerto de Tempelhof, donde hoy se celebra la Expo del Real Berlin Marathon.

7- Sonnenallee (La avenida del sol, Leander Haussmann, 1999)
Poco varió la situación durante los años 70. Los dos bloques estaban consolidados, luchaban por cualquier zona de influencia y ambos tenían sus críticos en el interior que el sistema intentaba silenciar  (sinceramente, creo que de "forma más efectiva" lo consiguieron las "democracias populares"). En el mundo occidental, o lo que se entiende como tal, a partir de la segunda mitad de los 60 habían surgido movimientos de protesta que tuvieron una gran fuerza, de carácter anti-imperialista y en ocasiones de tendencia marxista-leninista. Necesarios, varios de ellos, lamentablemente, acabaron cristalizando en organizaciones armadas a lo largo de todo el globo. La RFA no se libró de ello, y tuvo como principal destacado al RAF (Rotee Armee Fraktion), también conocido como la banda Baader-Meinhof, que tuvo origen en la actual capital alemana aunque acabaría extendiéndose a nivel nacional e, incluso, internacional. Un acercamiento, más próximo al thriller que a la reflexión ideológica, puede verse en Der Baader-Meinhof Complex (RAF Facción del Ejército Rojo, Uli Edel, 2008).

En el lado oriental de la ciudad, una gran parte de la juventud seguía soñando con traspasar ese muro y acceder "al paraíso" (que, por supuesto, no era tan paradisíaco como imaginaban). Sonnenallee es una agradable película, en clave de comedia que muestra los modos de vida de un grupo de chicos jóvenes en ese Berlín de la RDA a principios de los 70 (1973). Geográficamente, estos chicos se caracterizan por vivir en una calle en la que existe uno de los puestos de paso controlado de un lugar a otro de la ciudad.

Crítica pero usando siempre un tono desenfadado, la película nos muestra cómo se importan tendencias del Oeste, como algunas se prohiben, el modo de vida en un barrio normal, el mercado negro de productos como discos o revistas... pero, ante todo, es un canto al amor y a la juventud. Esto, y especialmente sus palabras finales, hicieron que tras su estreno (casi 10 años después de la muerte de la RDA) surgieran voces críticas por que la voz en off del protagonista afirma que fue la mejor época de su vida. Ni las autoridades del Berlín socialista en los 60, mire usted...

Como esta es de las menos conocidas, dejo un enlace.
Película en descarga directa
Subtítulos

Y aquí una impagable fiesta setentera en el Berlín Este a ritmo de T-Rex y el impagable Get it on.

8- Das Leben der Anderen (La vida de los otros, Florian Henckel von Donnersmarck, 2006)
Finales de los 70 y comienzo de la década de los 80 no fue nada positivo: conflicto de Afganistán, Reagan y su Guerra de las Galaxias al poder, la URSS y USA financiando aquí y allí regímenes dictatoriales de diferente signo para evitar que cualquier territorio tuviera un gobierno afín al rival (esto en realidad lo venían haciendo desde el final de la 2ª GM y es clave para que aún hoy existan dictaduras, disfrazadas o no). Sin embargo, se veía cada vez más claro que el modelo comunista de la URSS y sus satélites daba muestra de colapso: se intentaban ocultar las crisis económicas internas pero la situación cada vez era peor (¿a qué me recuerda esto del colapso de un modelo socio-económico?).


En este marco se desarrolla esta grandiosa película. Berlín Este, 1984, un sistema en caída libre pero que todavía mantiene las prácticas que lo habían hecho perdurar durante años. El Ministerio para la seguridad del Estado de la RDA, más conocido como Stasi, fue uno de los órganos de inteligencia más eficientes del mundo a lo largo de toda su vida (1950-1989). Con una "plantilla" que se dice llegó a ser de más de 90.000 empleados a tiempo completo y 180.000 informante,s era la encargada de espiar a cualquier ciudadano en busca de comportamientos subversivos o considerados contrarrevolucionarios.
Gerd Wiesler (un portentoso Ulrich Mühe) es un funcionario del estado encargado de vigilar "las vidas de los otros". Aquí se le encarga hacerlo con un escritor y su pareja, actriz, aparentemente sospechosos de ser desafectos al régimen, aunque los acontecimientos tendrán un giro de importancia. Película fría, de interiores, donde se vislumbra un Berlín desangelado, casi artificial, previo a otro hundimiento.

9- Der Himmel über Berlin (El cielo sobre Berlín, Wim Wenders, 1987)
El recorrido por la ciudad de Berlín más poético lo llevaría a cabo Wim Wenders en esta película un poco anterior a la caída del muro y que resulta mágica para algunos y carente de todo sentido para otros. Dos ángeles sobrevuelan ambos lados de la ciudad mezclándose con su gente, intentado comprender a los humanos, hasta que uno de ellos desea la mortalidad y se enamora de una trapecista. 
 Es una película con escenas bellísimas (Biblioteca, edificio Mercedes...), textos elaborados por Peter Handke y una excelsa fotografía de Henri Alekan que usa el blanco y negro, con ligeros tonos sepia, para la mirada de los ángeles y el color para la vida de las personas. En el elenco de actores, Peter Falk (el gran Colombo) como un antiguo ángel acompaña a los que interpretan a las dos criaturas celestiales, Solveig Dommartin y Bruno Ganz (nuevamente sensacional aquí).
 
Aparte de las reflexiones sobre el contenido y significado de la película que pudiéramos hacer, nos atrae esa visión desde aire de la ciudad, una ciudad dominada por el muro, donde sus habitantes intentan olvidar (hay guiños a la historia reciente durante el metraje del film) y seguir el curso de sus vidas... quizás conscientes o no de que otro importante cambio se les avecinaba: el final de toda una época que tampoco había durado 1.000 años como el III Reich. Todo ello junto a preguntas sobre el modo de actuar de las personas, sobre la soledad real de las personas en el mundo, el significado de la religión... tantos y tantos temas que bien merecen una revisión. Unos años más tarde, Wenders realizó una especie de continuación, In weiter ferne, so nash (¡Tan lejos, tan cerca!, 1993).

10- Good Bye, Lenin! (Wolfgang Becker, 2003)
A medida que la década de los 80 llegaba a su fin, era más que evidente que se avecinaban grandes cambios. La URSS había comenzado ya una reconstrucción (Perestroika), activada con el nombramiento de M. Gorbachov como Secretario General del PCUS. En la RDA, 1989 será un año terriblemente convulso con numerosas manifestaciones a favor de la apertura del país y de su democratización (en Leipzig fueron semanales y conocidas como "las manifestaciones del lunes").
En mayo ya se había abierto la frontera con Austría y Hungría, lo que llevó a muchísimos habitantes al primer país en busca de un futuro. A raíz de esto, las manifestaciones arreciaron. El proceso parecía irreversible, aunque las autoridades se empeñaron en celebrar por todo lo alto los 40 años del país, con grandes desfiles y presencia de los principales líderes de los países satélites de la URSS (aunque en su discurso Gorbachov fue crítico con la inmovilidad de los dirigentes del país). Finalmente, el 9 de noviembre y ante la inminente marcha de grupos de gente a la RFA a través de Checoslovaquia o Hungría, se anunciaba la derogación de las limitaciones de paso de una zona de la ciudad a la otra. Y llegó la maravillosa espontaneidad de los berlineses en unas imágenes que me hicieron saltar las lágrimas en su tiempo: gente con herramientas manuales derribando parte del muro, saltando las alambradas, los abrazos entre ciudadanos de ambos lados (conocidos o no) ante la mirada perpleja de unos soldados inmóviles que años antes les hubieran acribillado sin el menor miramiento... y mientras que un buen sector de la intelectualidad europea y multitud de políticos daban un curso intensivo de como negar que habían apoyado al bando que, con la caída del muro, iniciaba su definitiva cuenta atrás. 
Comenzaba la laboriosa reunificación alemana (que iba a tener resultados casi milagrosos). Es en este contexto donde se desarrolla una de las películas más exitosas del país teutón: Good bye, Lenin! Excelente comedia que nos muestra cómo una mujer, afecta a las ideas socialistas, cae en coma y despierta 8 meses después cuando el muro ha caído y todo ha empezado a cambiar. Su hijo (gran Daniel Brühl) hará todo lo posible para evitar disgustos que pudieran agravar su salud, incluyendo hacerla creer  que todavía existe la RDA en toda su grandeza y que en Berlín nada destacable ha ocurrido.


Y para terminar, un epílogo en forma de música: el imprescindible Berlin, de Lou Reed.