martes, 24 de abril de 2012

Apuesta por el Rock'n'Roll (Madrid Maratón)

El domingo corrí en Madrid mi maratón nº 25. . Ni me ha conferido más mérito que a cualquier persona con vida sedentaria. Incluso, me ha dotado de algún aspecto negativo a sumar a los muchos que "venían de fábrica", como desarrollar el "instinto cazador" inherente a casi todo corredor (ir de mentira en mentira como que no se entrena nunca o decir que te lo has tomado con tranquilidad cuando has pinchado profundamente) o una excelente habilidad para aburrir a los que no comparten afición cuando intento responder a su clásica pregunta "¿en qué puesto te has quedado?".

Pero correr, aunque haya gente que no lo pueda comprender, me aleja de la rutina. Para una persona más o menos solitaria como yo, los días son diferentes si salimos a trotar por el camino a) o por el b); si suena el despertador para hacer una carrera en Madrid o en cualquier otro lugar; si me enfrento a una media maratón o a los 42 kms; si tengo pensado rodar 90' o 120', en llano o con cuestas, por camino o asfalto, solo o raramente acompañado...

Correr me proporciona, ante todo, una serie de emociones e imágenes (emocionantes) que extrañamente podría olvidar. Como cruzar el Puente de la Libertad, inacabable, camino de una Venecia que se observaba todavía lejana, para después  atravesar el Gran Canal y desembocar en la Plaza San Marcos; como fundirme en un abrazo con mi madre al lado del Coliseo poco antes de llegar a la meta; como ese "vamos chicos, que ya está hecho, que ya es bajada" que surgía de la densa niebla,  entre la que poco después vislumbramos a 3 voluntarios, que poblaba el Pico de las Tres provincias en la carrera de Somosierra del octubre pasado; como correr por un pinar nevado, en soledad, escuchando únicamente tu respiración y el crujir de la nieve bajos tus pies; como esos abrazos en los que te fundes con algún amigo o compañero de carrera cuando llegas a meta, no importa en qué localidad o país, y que prueba que has superado otro reto... pero, ante todo, te confiere durante algún tiempo (quizá sólo segundos o minutos) una sensación terrible de inmortalidad.

Y Madrid fue una muestra más de esto que acabo de señalar. El breve (por culpa del ropero) previo con amigos (Alberto, Santi, Andrés...); los dos kilómetros de conversación con Ricky Abad y aquellos que se acercaban a animarle en su empresa para llegar a los 1.000; los corredores de los 10 kms deseando suerte y apelando a nuestra fuerza cuando los recorridos se separan; varias conversaciones con otros corredores, algunos de la zona (Alcázar, Ciudad Real, etc.), en carrera; esos kms que convierten a Madrid en especial que, para mí, son los que van desde Argüelles hasta el Palacio Real  (Ferraz pone fin a esto, avisando de que no va a ser siempre así); esos niños que ponen sus manos para que choques la tuya y le dicen al de al lado que este corredor sí lo ha hecho; esos ánimos de gente que no conoces y que por momentos te hacen creer que eres un héroe (y aunque sabes que no lo eres, te engañas y te convences de que en realidad sí); la lucha con mi propia mente que comienza siempre cuando vas viendo gente andando y debes autoconvencerte de que tú puedes seguir...

Especialmente recordaré a la altura de la Calle Toledo un hombre de unos 75 años y con muletas que se encontraba sentado (tirado casi) en una mediana viendo a los corredores y que me espetó un "vamos chico" que todavía me pone la piel de gallina; por supuesto, algún conocido que gritó mi nombre a lo largo de la carrera (Juanlu de improvisado fotógrafo en mitad del infierno, Jorge de liebre de lujo, Cristina) o sin acordarse de mi nombre me reconoció y me animó con cualquier apelativo; ese pasillo humano que en la parte final del recorrido se crea y esa entrada en el Retiro, seguida de esa cuesta abajo que te lleva al final entre el aplauso de la gente, al que respondo y con el que vuelvo engañarme al creer que por hacerlo redoblan los ánimos hacia mí.



Este año el maratón de Madrid pasaba a llamarse Rock'n'Roll Madrid Maratón al formar parte de la franquicia USA. Sin embargo, es la carrera de siempre, poco ha cambiado en esta sexta ocasión que me enfrentaba a él. Más animación musical, que es el principal reclamo publicitario de dicha franquicia y poco más. Si acaso un error de bulto como es prescindir de los camiones que desde la salida transportaban la ropa hasta la meta y que causó el caos entre la gente, por falta de previsión del tiempo empleado en llegar a ese punto o por no haber leído la nueva disposición. Las críticas por esto ya se habían dando desde que se conoció. Y, en los términos que interesa a la organización, el aumento de finishers en los 42 kms de poco más de 8.000 (cifra que parecía inamovible aun en tiempos de expansión general) hasta 9.959. Pero nuevamente lejos de las cifras publicitadas de ventas de dorsales. Se ha podido ver mucho extranjero corriendo otra vez en Madrid (incluido mucho "yankee"), por lo que quizá pueda seguir creciendo; este es, por ejemplo, uno de los puntos fuertes del impresionante ascenso de Barcelona.

Sobre el recorrido, el mismo de los últimos años y que todos conocemos. Salida de Colón Castellana arriba (me estrenaba en compartir kms con la prueba de 10, que ocasiona cierto embotellamiento inicial), en ascenso considerable pero de efectos mitigados por ser el inicio. Paseo por el vacío de animación Barrio de Salamanca comenzando ya un descenso apreciable antes de la decena de kilómetros pero que a partir de aquí se incrementa, aun cuando siempre encontramos toboganes, especialmente junto a Nuevos Ministerios, donde ayuda el apoyo popular. Incremento disparatado de ritmo al circular por el centro de la capital, desde Bravo Murillo, con perfil que sigue siendo muy favorable y ánimos de espectadores, y que culmina entre Gran Vía, Callao y Sol (con rock en vez de Chariots of fire este año). Continuamos por calle Mayor, Palacio Real, Plaza de España y la calle Ferraz (sin connotaciones políticas) que nos avisa de que pronto acabará "lo bueno". Aquí cruzamos la media maratón y todavía queda la pronunciada bajada del Parque del Oeste y la larga Avenida de Valladolid - Paseo de la Florida hasta llegar al primer punto clave de la carrera.

La entrada en la Casa de Campo, en el km 25, es para muchos el comienzo del sufrimiento. Creo que porque se pasa de estar rodeado de edificios y, en menor medida, de gente, a encontrarte todo despejado a tu alrededor; es un bajón psicológico. Además, el viento, hasta entonces inapreciable aquí comienza a soplar en contra en los primeros kilómetros. No son pocos los que se ponen ya a andar; no van a recuperar fácilmente con lo que queda por venir. Giramos a la altura del Parque de Atracciones y vuelven las fuerzas con un nuevo descenso y el aire a favor, aunque la CDC nos despide con una fuerte cuesta arriba que sólo la Avenida Portugal nos permite recuperar. Es prácticamente el último respiro: a partir de aquí aparece la leyenda del maratón de Madrid. Ganada a pulso, desde luego, a pesar de los intentos por suavizar el perfil cada poco tiempo.

El Paseo de la Virgen del Puerto nos aleja del Calderón, "remontando" el Manzanares,  para hacernos desembocar en la calle Segovia. Esta primera cuesta es el inicio "de las hostilidades". En cualquier maratón (a punto de llegar el km 36) los kms están ya pesando; en Madrid además de pesar son los de perfil más duro. Tras Segovia recorremos el km del Paseo Imperial, todo ello picando hacia arriba, con algún falso descanso y alguna rampa dura; y enlazamos con el Paseo de las Acacias y la Ronda de Valencia. Tomamos aire en Atocha para que a los 5 metros de girar en Alfonso XII necesitemos una botella de oxígeno: 300 metros que no se olvidan así como así, a pesar de que desde hace tiempo la animación es elevada. Todavía quedará subir calle Alcalá hasta la entrada al retiro y ya tomarse un respiro en forma de bajada a meta o si alguien lo desea (y puede) esprintar.

Poco que añadir respecto a mi carrera. Comienzo con la idea de hacer un buen entrenamiento, ligero, de cara al ultra-trail de principios de junio. En el km 10 miro el reloj y veo que me encuentro bastante bien. La primera parte voy hablando con unos y otros e intentando frenarme dentro de lo posible: paso la media en 1h30' justos. Ni me planteo la idea de las 3 horas porque sé que aquí en los últimos kms no voy a mantener a 4'15" el km y porque, al sexto intento, quiero acabar un maratón en Madrid como he acabado en otros lugares: entero, sufriendo algo pero sin hacerme la pregunta de qué hago aquí, planteándome otro maratón antes de acabar este. Y lo he conseguido.

Consigo que la CDC no mine nada mi mente y cuando empezamos a subir evito mirar el reloj; hasta ya dentro del Retiro no volveré a echarle un vistazo. Pero sé que, sólo por el perfil, estoy unos 10 segundos por encima del tiempo que venía marcando por km; y eso que estoy subiendo a un buen ritmo y adelantando constantemente a corredores (creo que en la segunda media llego a subir 300 puestos para acabar en un más que honroso 356 de la general, creo). Las cuestas más duras me hacen flojear pero pronto vuelvo a coger el ritmo, respondo a los aplausos, saludo a los fotógrafos y a la TV... realmente voy todo lo cómodo que se puede ir cuando llevas casi 42 kms y estás subiendo. Incluso, no he tenido casi que acordarme de mis allegados para buscar fuerzas de algún recóndito lugar. Sí me acordé de ELY y sus múltiples problemas por el vomitivo machismo que todavía impera en este país (donde quiera que estés, llámame alguna vez) y hubo algún recuerdo durante la carrera para el  grandísimo Javi Sanz (te queremos de vuelta ya).  En recta me dejo ir disfrutando y dirijo palabras a gente de la organización o del público, puede decirse que estoy feliz. En línea de meta un tiempo neto exacto de 3h02'.

No necesito, esta vez, ni recuperación. Y siguen las imágenes: saludo al director adjunto de la revista Runners, que está justo en meta (Alex) y aprovechando que todavía los corredores no llegan en masa aprovecho para improvisar "una ceremonia" de entrega de medalla con los encargados de ello. Charlo con el colega forero Sideuvol (nacido en Alcázar de San Juan) y junto con otros dos corredores llego al guardarropa para emocionarme cuando los voluntarios comienzan a aplaudir. Mientras que estiro y recupero líquidos en el césped miro atento al lado del acceso a la zona de recogida de ropas para ver a conocidos.

Y es que lo mejor que tienen las carreras es la camaradería que se desarrolla. Con conocidos y con gente con la que compartes algún kilómetro. O, incluso, sólo compartes el lugar donde te sientas a descansar después del esfuerzo. Los ánimos a través de las redes sociales; las llamadas telefónicas antes y/o después, aquellos que corren unos kms junto a un amigo para que este consiga su objetivo... camaradería. Por eso, desde aquí felicito a todos esos conocidos que terminaron su primer maratón: como Luis y Paco (grandes ellos), Ramón (que tendrá más compañía el próximo maratón al que vaya) y la genial Almudena (del grupo de las mujeres de hierro, como Bea). 

También a todos aquellos con los que compartí algún minuto del inolvidable fin de semana (imágenes que no, no se borrarán). Los Runners de Barrio: con mucho Alberto, alguno nacido en la mancha (enhorabuena por esa MMP), algún otro lleno de compromisos (y no sólo atléticos, que también) o Jorge y esa voz al final de la Avda. Portugal. Los chicos de Dancos con los que volvía a compartir previa y post de carrera (Jose, Mariano, Miguel Ángel y los debutantes Javi y Carlos). A David Capa, otro clásico, y a los geniales Juanlu, Santi y Andrés. Y a Ray, a quien prometo no meter en la cabeza demasiadas locas ideas.

Lo dicho. Contrariamente a lo que algunos consideran, no creo que correr me haya hecho mejor persona que aquellos que no lo hacen... pero, desde luego, no me ha hecho peor.

5 comentarios:

  1. Excelente crónica y mejor marca en el maratón, pero para otra, una crónica más corta que si no, no me da tiempo a ver el partido Barsa-Chelse, jeje.
    Un abrazo.

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  2. Enhorabuena Carlivo por tus "bodas de plata maratonianas".Bonita crónica.
    Repetiremos.
    Un abrazo.

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  3. Enhorabuena por ese tiempazo y por esas ya 25 muescas. No sé si correr te ha hecho mejor o no, pero eres un tío grande.
    Creo que nos veremos en San Martín de Valdeiglesias. Salu2

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  4. ¡¡Enhorabuena, Carlos!! Preciosa crónica, me has puesto carnecita de gallina...
    Vaya tiempazo que has hecho y además disfrutando y entrando en meta tan feliz, me alegro muchísimo.
    Un millón de gracias por acordarte de mí, fue un placer verte en la salida.
    ¡¡Un besote y a ver si nos vemos pronto en otra!!

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  5. Qué bonita crónica Carlos...y qué manera tan linda de enfocar esas vivencias de las que hablas al principio del post (como lo más meritorio y valioso de tus carreras).
    Mejores personas no creo yo tampoco que nos haga el correr, pero más cercanas a la sensación de la felicidad, seguro que sí.
    Felicidades por tu 25º maratón y por disfrutarlo así hasta meta.

    Besitos.

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