lunes, 9 de abril de 2012

Por la Vía Verde de la Jara

Una de las principales empresas que acometió Miguel Primo de Rivera durante su mandato dictatorial (1923-1930), que sobrevino como consecuencia de un golpe de Estado y que en todo momento contó con la connivencia, primero, y posterior apoyo del rey Alfonso XIII (no está de más recordarlo ahora que se extiende "la teoría conspirativa" del advenimiento de la República), fue la puesta en marcha de un ambicioso Plan Nacional de Infraestructuras. Dentro de este, se contemplaba ampliar el tejido ferroviario hasta crear una verdadera red de comunicaciones y aunque el Plan suponía endeudarse al límite (lo de endeudarse hasta "las cejas" no es nuevo en este país), se optó por ponerlo en marcha. Una de esas líneas uniría Talavera de la Reina con Villanueva de la Serena, poniendo en contacto así los valles del Tajo y del Guadiana. Se comenzaron las obras de dicha línea, aunque la caída del Dictador, las políticas económicas de la República y sus problemas, la guerra y la durísima postguerra, entre otros factores, hicieron que con los años se abandonara el proyecto con casi toda la explanación hecha y las estaciones construidas.

A principios de los 90, en España existían más de 7.600 kms de vías ferroviarias en desuso o, como esta, a medio construir. En 1993, el por entonces Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente, junto a organismos como Feve, Adif y Renfe, pone en marcha el Programa de Vías Verdes, por el que esos tramos ferroviarios no usados  se irán acondicionando progresivamente para poderlos recorrer en bici o caminando, fomentando a la vez el turismo rural. Un punto a sumar, ni mucho menos el único, a ese "socialista imposible", elitista él, que fue (políticamente) Josep Borrell; de moda retro ahora que se anuncia "amnistía", ya que siendo él secretario de estado de Hacienda persiguió duramente el fraude en líneas generales (vale, aunque particularmente se le olvidara hacer lo mismo con sus amiguetes y colaboradores Huguet y Aguiar).


La Vía verde de la Jara comienza en la estación toledana de Calera y Chozas (donde hoy ya no paran trenes de pasajeros) y se extiende a través de 52 kms hasta la de Santa Quiteria. Las obras del ferrocarril continuaron algo más, internándose en tierras extremeñas, pero al entrar en la comarca de las Villuercas se interrumpe definitivamente. Para promocionar la zona y, en concreto, la vía, alguien perpetró la maravillosa idea de organizar una carrera que cubriera un tramo de la misma. Así, en 2008 nace la Media Maratón de la Vía de la Jara, que ahora se conoce como Caldejara , organiza Evedeport y que también tiene la peculiaridad de celebrarse el sábado de la Semana Santa. El evento se compone de 4 pruebas, para atraer a la mayor cantidad de gente posible: una ruta familiar de BTT de 15 kms, otra de 80, una marcha de 15 kms y la media maratón (que había leído que eran 20 kms pero, que con cambio de ruta, llega a los 21,500). Entre las diferentes pruebas, casi 600 personas ayer.



Así que tocaba madrugar, 6 am, para hacer los 220 kms que me llevaban hasta Calera y Chozas, a unos 15 kms de Talavera de la Reina. Allí, a las 9.30 tomábamos un bus de la organización que nos llevaba a la línea de salida: la estación de Aldeanueva de Barbarroya. Es decir, haríamos el trayecto desde aquí hasta el inicio de la Vía verde; bueno, no se llega al inicio en sí, porque algún km antes nos desviamos buscando la meta, que es la ermita de la Virgen de la Vega, a unos 3 kms de la localidad, por lo que casi los 2 últimos los hacemos fuera de la vía. Como la distancia era de unos 15,5 kms entre los dos puntos, nos avisaban de que primero continuamos la Vía Verde unos 3 kms  hasta un punto, allí giramos, desandamos lo corrido hasta pasar por línea de salida y  desde ahí simplemente seguirla vía hasta el desvío al que he hecho referencia que nos llevará a meta.

A las 11 de la mañana nos poníamos en marcha los aproximadamente 100 corredores que participábamos en esta categoría, en un día algo desapacible y con bastante viento.  El perfil era bastante favorable, pues la primera parte era en tranquilo descenso y la segunda parte básicamente llana; así que los únicos "enemigos" eran ese viento mencionado, el firme formado por mitad asfalto en mal estado (parte derecha ) y tierra prensada (parte izquierda) y la más que posible soledad en todo el recorrido. Creo que algún otro año se ha hecho en sentido contrario, por lo que he tenido suerte y no me ha tocado subir cuestas. Los primeros 13-14 kms son fantásticos. No sólo por la bondad del perfil (que se compensa por el hecho de ir por debajo de 4' el km), sino sobre todo por la majestuosidad del recorrido. A partir del km 7 más o menos corremos paralelos al Tajo, cruzamos un par de túneles, tras el segundo (de unos 250 mts) atravesamos un viaducto con el embalse de Azután a nuestros pies y en todo momento atravesamos por una masa boscosa (encinas, jaras) renacida con las últimas lluvias. A estas alturas, he llegado a un grupo de cuatro en el que poco después no quedaremos nada más que dos, que llegaremos juntos hasta el último km donde mi compañero me descuelgue ligeramente. Pero mientras tanto, vamos disfrutando y quejándonos de vez en cuando por el viento racheado que se hace molesto, especialmente en las zonas más desguarnecidas.

Tras pasar por el Apeadero de Silos, el paisaje cambia. Entramos en una larguísima recta, entre cañas y zonas de regadío que sólo mitiga el adelantar a gente de la marcha (y al algún que otro corredor que va "fundido") que nos transmite ánimos. Poco después empiezo a no ir cómodo, hasta el punto de agradecer las zonas de cañas donde no da el viento; estamos ya en el km 17, por lo que tampoco puede ser mucho lo que toque "sufrir". Al final de la recta, más allá de 19, una señal y unos voluntarios nos indican el giro: me cuesta un poco retomar el ritmo y mi compañero se me escapa unos metros que no podré recuperar. Se ve el cartel del km 20, coincidente con mi GP" y a lo lejos (bastante a lo lejos) la ermita que debe ser la meta. De seguro que no hay 21, pienso. Con las fuerzas justas paso por la distancia correspondiente a la media (1h24'33") y tengo que hacer un último esfuerzo para completar la distancia total de 21,50 (1h26'38).

Aunque la organización invita a una comida, el día no acompaña en exceso, por lo que prefiero marchar. He dormido poco y me quedan 2 horas de vuelta. Pero he completado otra pieza,  y "exótica", para la colección. Quién sabe, quizá algún día amplíen el recorrido a toda la vía y puedan hacerse los 52 kms; o se me ocurra hacerlo con alguien por mi cuenta... o, lo más normal, vuelva a hacer esta carrera que espero se mantenga por muchos años.


1 comentario:

  1. Enhorabuena again, habrá que tener en cuenta la carrera para otra ocasión, se la ve especial y no hay que desaprovechar ese tipo de carreras, al menos para probarlas, además he hecho un trozo de esa vía caminando y me gustó.
    Salu2

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