miércoles, 20 de junio de 2012

Las películas de los 80

El otro día hablaba de unas cuantas canciones que me han acompañado durante casi toda la vida. La mayoría de ellas era de la década de los 80 del siglo pasado, quizá por aquello de la fuerza con la que se adhieren las cosas en la adolescencia (aunque alguna era anterior a esta). Esto me ha llevado a agitar un poco la memoria y recordar igualmente aquellas películas que marcaron mi infancia e inicios adolescentes, que imagino que coincidirán con las de los demás (aunque desde 1986 también comenzaba a devorar cine clásico) Y no ha sido nada fácil hacer una pequeña selección, pues títulos y más títulos me han sobrevenido a la cabeza.

A diferencia de las canciones, aquí pocas veces coinciden con las que yo considero mejores películas de esos años. De hecho, no aprobaría ningún listado de filmes de esa época que no estuviera encabezado por Dekalog (Decálogo, K. Kieslowski), Fanny och Alexander (Fanny y Alexander, I. Bergman), Offret (Sacrificio, A. Tarkovsky) o Ran (A. Kurosawa), aunque la primera fuera para TV. Pero sí son las que más nos impactaron emocionalmente. O al menos eso creo.

Y sin más dilaciones vamos a por ellas:

E.T.: The Extra-Terrestrial (E.T.: El extraterrestre, S. Spielberg, 1982): Los 80 fueron la década de Spielberg, ya fuera como director o como productor. Aquí se carga la imagen de alienígena de aspecto terrorífico que quiere destruir o conquistar la tierra para mostrarnos un ser indefenso y enternecedor en un canto a la amistad infantil, imagen que ya había querido desterrar en Close Encounters of the Third Kind (Encuentros en la tercera fase, 1977).
Una de las primeras películas que muchos niños de la época vieron en el cine y llena de imágenes para el recuerdo, como E.T. intentando hablar, las intervenciones de Drew Barrymore (que nunca debió crecer), toda la lacrimógena despedida con la que niños y mayores recuperaban la inocencia de los primeros pero, sobre todo... esa bicicleta que comienza a volar mezclándose con la luna a ritmo de  la música del genial John Williams.


Gremlins (Joe Dante, 1984): A los anticuarios misteriosos y que ofrecen mercancía "no muy legal", como a los médicos, habría que obedecerles; especialmente cuando se trata de seguir los consejos sobre pequeñas criaturas. Pero como se hace con los galenos, al final no se siguen sus consejos. Aunque todos sabemos que a un Gremlin no se le debe exponer al sol, al agua o darle alimentos pasadas unas horas... al final, todo lo contrario. Como para dejarles a los protagonistas que cuiden a un niño.
Spielberg estaba detrás de esta producción que finalmente dirigió Joe Dante (con guión de Chris Columbus) y que hizo reir y pasar algo de miedo a todos los chicos de la época, según viéramos a un Gremlin normal o a la versión diabólica. Impresionante aquella escena con todos los "malos" en el cine viendo Blancanieves. 



The Goonies (Richard Donner, 1985): Una historia de Spielberg cuyo guión desarrolló Columbus y que acabó dirigiendo un sólido profesional como Donner, quien había dirigido éxitos como The Omen (La profecía, 1976) o Superman: The movie (1978) y que después de la que nos ocupa obtendría otro gran éxito con Lethal Weapon (Arma letal, 1987).
No conozco a quien no soñara con ser un Goonie,  aunque tuviera que enfrentarse a los hermanos Fratelli y al inolvidable Sloth. Aquí buscarán el tesoro de Harry el tuerto con la idea de que esto les permita evitar que al padre de Mikey le quiten la casa, objetivo en el que todos colaborarán... a su manera, como "bocazas", Gordi, etc. que a veces no llegan a representar mucha ayuda.
Un clásico del cine de aventuras infantil, con primeros amoríos de por medio y ¡a ritmo de Cyndi Lauper!

Indiana Jones: Raiders of the Lost Ark (En busca del arca perdida, Steven Spielberg, 1981): Uno de los grandes clásicos del cine de aventuras de todos los tiempos, una auténtica joya. Aquí Spielberg nuevamente como director, ahora colaborando con George Lucas como "controlador". 
En nuestro país posiblemente dispararía la demanda para estudiar Geografía e Historia y luego especializarse en arqueología, además de reducir las ganancias de BIC o Gillette. Y es que esa barba de 3 días, el látigo bien empleado (y no en términos sado-masoquistas, que puede que también, Indy es mucho Indy) y el sombrero que nunca pierde despertó mil y un sueños tanto en ellas como en ellos, aunque fueran de diferente carácter. Desde luego, alguna herida me hice usando una cuerda a modo de látigo mientras que impacientemente (a lo largo de toda la década) esperaba esperanzado que la barba apareciese, aunque fuera para llevarla de 3 meses en vez de días. 
Como todos sabemos, en la misma década tuvo 2 dignas secuelas y se ha anunciado una quinta parte para el año que viene. Abajo,  el legendario trailer de la época y en castellano.


 LadyHawke (Lady Halcón, Richard Donner, 1985): Segunda película de Donner que se estrenaba en el mismo año y otro gran éxito, aunque aqui en el género de capa y espada con romanticismo extremo. Por supuesto, asociada a los primeros amores, tan fugaces como el encuentro de los protagonistas. 
A veces he pensado (ironía) que algún descendiente del Obispo de Aquila lanzó sobre mí otra de estas maldiciones que suelen convertir mis amores en imposibles; lo malo es que ni "truco del eclipse" tengo. Bueno, ya sabéis la historia: el amor imposible entre el caballero Navarre (Rutger Hauer) y la guapísima Isabeau (Michelle Pfeiffer con 26 añitos), condenados a estar eternamente juntos pero siempre separados, al ser él un lobo por la noche y ella un halcón por el día.
Por supuesto, despertó nuestro espíritu de caballeros, que con los años se iría olvidando en la mayoría y siendo sustituido por apalancarse en el sofá esperando que ella (en forma humana aunque deseando volar de allí)  traiga la cena porque así no pierdo atención al partido que está muy interesante. Quizá haya que agradecer la maldición...
Vamos con la escena de marras con la fotografía del grandioso Vittorio Storaro.







Back to the Future (Regreso al futuro, Robert Zemeckis, 1985): Todos juntos.... ¡condensador de fluzo! A pesar de su error de traducción (del flux capacitor original) dio lugar a que muchos anheláramos que nuestro amigo se conviertiera en físico para emular al Emmet Brown de la película (magnífica caracterización de Christopher Lloyd). Por supuesto, nosotros nos reservábamos ser Marty McFly, ese chaval que hacía el viaje en el tiempo y entre intentos por volver a su época debía conseguir que su madre dejara de querer ligar con él y lo hiciese con el muermo poco agraciado de su padre.
Gran película e icono ochentero que lanzó al estrellato a Michael J. Fox y que tuvo dos secuelas más que agradables de ver. Repleta de escenas y/o recuerdos memorables, esplendorosa aquella del Johnny B Goode en la fiesta, donde Marty mezcla la forma de tocar la guitarra de los grandes nombres que todavía no existían (Thowsend, Hendrix...) ante el estupor del personal. Inolvidable film.


Top gun (Top gun, ídolos del aire, Tony Scott, 1986): ¿Quién no ha visto alguna carpeta forrada con alguna foto que hacía alusión a esta película? La verdad es que no es nada buena, con una carga patriotíca que chirría, a modo de video-clip largo, con un guión casi vergonzante... pero Maverick es mucho Maverick. Le da lo mismo la moto que el F-14; si eres un crack, lo eres. Machacas a los soviéticos y te ligas a la profesora. Así de simple: casi más que el guión.
Si en Risky Business, Tom Cruise había alcanzado ya la fama, aquí se consagra como estrella de primer nivel sin haber cumplido los 25 años, lo que le permitirá entrar en producciones "de calidad" (con Scorsese, Levinson, Oliver Stone...). Junto a él, nombres como Kelly McGillis, Val Kilmer, ¡Tim Robbins! (que no protestó por los valores que transmite la película, qué casualidad) o Meg Ryan, que acabarían por ser importantes. Por cierto, McGillis ya lo era pues un año antes había aparecido bailando en el granero con Harrison Ford a ritmo de Wonderful World en Witness (Único testigo, Peter Weir). Muchísimo mejor película que esta.
Como hemos dicho, conjunto de clichés para adolescentes que marcó una etapa de nuestra vida. Por supuesto, hay que volver a escuchar a Berlin.
 
 

Karate Kid (John G. Avildsen, 1984): Me debo confesar como un admirador del mejor entrenador personal que ha existido... el señor Miyagi. Película épica donde las haya donde todo adquiría un tono mágico en la época: Daniel Larusso, el chico frágil que se superará a sí mismo; los Cobras dirigidos por un inhumano John Kreese, típicos abusones ("Pegar primero, pegar duro. Sin piedad, señor); la chica, Ali, que "cambia de bando" (Elisabeth Sue distinta a la que veríamos en Leaving Las Vegas); pero sobre todo el señor Miyagi y su "dar cera, pulir cera" y el salto de la grulla.
En realidad, un típico producto juvenil de la década, que contó con un Ralph Maccio que, como casi todos los jóvenes de la época que se convertirían en estrellas, había aparecido en The outsiders (Rebeldes, F.F. Coppola, 1983): Maccio, Cruise, Dillon, Swayze, Rob Lowe o ¡Leif Garrett! Pero un director de cierto oficio Avildsen, que había ganado el Oscar al mejor director por Rocky convierte los manidos elementos (chico bueno, chicos malos, historia de amor, mentor espiritual que ocupa en parte la figura del padre, competición deportiva...) en un éxito en aquella época y en una película que, vista hoy, merece la pena. La mayoría de sus secuelas e imitaciones quedaron a años luz de ella. Veamos el trailer.

 

The Princess Bride (La princesa prometida, Rob Reiner, 1987): Sorprendente lo de esta película. Tiene todos los elementos para haber sido una película de calidad ínfima y, sin embargo, se convierte en un buen film. Creo que la clave es que el director, Rob Reiner y el guionista William Goldman nunca se la tomaron en serio y siempre usan un tono humorístico e irónico que acaba por calar en el público, así como el cuento original que el inolvidable Peter Falk (aquí sin la gabardina de Colombo) lee a su nieto (Rod Savage, el Kevin de la serie Aquellos maravillosos años) logra captar la atención de este pese a sus reticencias iniciales. Además, Reiner pasaba por sus mejores años (únicos soportables, la verdad), incluyendo esta película entre Stand by me (Cuenta conmigo, 1986), protagonizada por River Phoenix, y When Harry met Sally (Cuando Harry encontró a Sally, 1989), asociada siempre al orgasmo fingido que Meg Ryan muestra a Billy Cristal en el restaurante.
Así, pues, la película, con ese tono desenfadado y numerosos gags acaba por enganchar hasta al tipo más duro. Y, por supuesto, a cualquier joven de la época, que soñaría con rescatar a la princesa, la guapísima Robin Wright, aunque fuera de las garras de su futuro marido, Sean Penn. Para la posteridad, más que el actor principal, Cary Elwes, nos quedarán las apariciones de André el Gigante (luchador de wrestling), escenas como la batalla del ingenio, la música de Knopfler y esa frase mítica repetida en varias ocasiones por parte del actor Mandy Patinkin:

2 comentarios:

  1. Que tiempos, y que películas, aventuras cuando eres joven, ahora ya es uno más selectivo. Echo en falta alguna de la saga de "star wars", la gran "blade runner" que comentó alguno en el fb.
    Seguramente hay más incluso mejores que ahora no recordamos.
    Sólo te queda completar la trilogía con las series con las que crecimos.
    Salu2

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  2. Es una pequeña muestra de aquellas que más me llegaron al corazón en esos tiempos. Luego, al ver casi todo el cine de los 80, hay otras que ahora ocuparían un lugar más destacado pero que en su momento no vi por una u otra razón (o no llegué a valorarlas). Blade Runner, por supuesto, que es una de mis películas favoritas; La chaqueta metálica, Platoon, etc. y otras que nombro arriba y que para mí serían las mejores.

    ¿Las series? Prepara la bicibleta de verano azul, que a ver si la semana que viene formo la idea.

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