lunes, 25 de marzo de 2013

XXX Media Maratón Ciudad de Toledo

Santa María de Benquerencia es un distrito de la ciudad de Toledo, un polígono con una zona industrial y otra residencial (y adjunta otra comercial comercial). A finales de los 70 comenzó a realizarse una promoción de cerca de 1.000 viviendas y desde entonces ha ido en continuo desarrollo, incluyendo como en todo el país (cómo hemos cambiado) un gigantesco crecimiento en la primera década del presente siglo, del que podría hablar mucho por conocer este de primera mano... pero quizá en otra ocasión.

Situado a unos minutos en coche del esplendoroso casco antiguo de la ciudad, como barrio residencial se calcula que tenga ahora en torno al 30% del conjunto de habitantes de la ciudad, además de todos los servicios requeridos. Esto es lo primero que hay que destacar de esta prueba (al menos en la actualidad); un dato importante para aquellos que, desde lejos, quieran ir a correrla y piensen atravesar las murallas, Zocodover y todo el centro de Toledo. No. La ciudad tiene otras carreras, de distancias cortas, en las que sí se realiza ese fabuloso recorrido: la Nocturna, la del Corpus Christie y la San Silvestre que, con poco más de 8 kilómetros (y parte del recorrido por fuera del casco antiguo), es la de mayor kilometraje. 

Otra cosa es si Toledo merecería una MM con características diferentes a esta de la que hablo, en vez o además de. Una, por ejemplo, cuyo recorrido tomara como base el de la San Silvestre, con alguna ampliación y a dos vueltas. Estaríamos hablando de una carrera de referencia en el panorama patrio, como la de Segovia que corrí la semana pasada. Respecto a magnificiencia del recorrido y, también, dureza. Pero esto significaría cortar todo el tráfico una mañana entera, el acceso turístico, muchísimo personal, convencimiento por parte del Consistorio, etc. y ya se hace en las pruebas enunciadas arriba. Desde luego, si llegara a leer esto alguien del área de Deportes de la ciudad, por un módico precio le cedo las ideas y/u organizo.

Pero la realidad es la que hay y de ella toca hablar. La MM en cuestión cumplía su edición nº 30, que ya es buen número, y rendía homenaje este año a la extraordinaria atleta local Sonia Ruiz Andrade (cada año lo realizan a una figura del profuso Atletismo toledano). Sabíamos a lo que íbamos, pues nuevamente "lié" al amigo Ray, que hizo su mejor marca; básicamente podía resumirse en: correr por un polígono. Pero nunca la había corrido, no había otra carrera este domingo,  me pilla a una hora de camino y ahora puedo decir que la he corrido. 

El recorrido, según me contaron al acabar, había sido diseñado por el mismísimo Julio Rey para su homologación hace unos años. Ahora se había introducido algún cambio, saliendo del interior de una pista de atletismo, lo que hizo que en el cartel del km 5 lleváramos un desfase de casi 200 metros que se mantuvo hasta el final. Por las carreras en las que se corre de menos (muchas, por cierto). Hay que recordar que la homologación te garantiza que no corres menos de la distancia, pero no que puedes correr algo más. De todas maneras, debe hacer que pensar que el mismo GPS marque una diferencia de más de 450 mts entre una Media Maratón (Valdepeñas, por ejemplo) y otra (esta). 

El circuito se conforma de 2 vueltas: la primera de 10 kms y la segunda introduce un par de variantes para ampliar la distancia. Así, los corredores del 10 kilómetros se quedan en la inicial y los de la Media continúan. Me lo habían vendido como llano... y no. Tiene un par de cuestas en cada vuelta, de cierta consideración y que te cortan el ritmo. La segunda, en la última vuelta es de las zonas ampliadas, por lo que los dos últimos kms son en gran parte en subida (me acordé, y bien, del que diseñó el circuito sin saber quién era). Quitando esos obstáculos, el resto sí es llano. Avenidas grandes, una zona en la que se divisa a lo lejos el Alcázar corriendo junto al monte, paso por el todavía inconcluso Hospital General de Toledo (del que también podría hablar mucho y variado... pero quizá otro día). Nada atractivo: si, por alguna razón, vas mal, esta carrera la odias. 

En la primera vuelta, y con el aire reinante (que cuando soplaba a favor dejaba el ambiente como un horno), corrimos unos kilómetros en grupo e intercambiando alguna palabra. En el grupo, entre otros, la mujer que resultaría ganadora, el que le hacía de liebre... y el gran Shinichi, que sería 3º en su categoría. Como es característico en mí, pronto hice mi carrera solo, buscando el ritmo más "cómodo" y me fui un poco por delante, aunque Shinichi me adelantó en alguna ocasión, corrimos al lado en otra y, finalmente, se quedó un poco por detrás para no llegar más de 20 segundos después que yo. Así que casi toda la carrera la afronté solo. Además, fueron 190 los llegados a metas en la MM (y más o menos los mismos en la de 10). Eso sí, controlando en todo momento, a pesar del ritmo vivo, y no mirando apenas el reloj, ya que el aire te frenaba un poco en unos sitios y te empujaba en otros.

La animación, como se esperaba, poca, aunque a paso por la zona de la Parroquia y alguna calle más, sí había aplausos aislados, lo que unido al apoyo de los voluntarios en casi todo el recorrido, hacía que estuvieras algo arropado. En la segunda vuelta, motín de conductores: la gente ya se había levantado y no estaba dispuesta a respetar las indicaciones de la policía o los voluntarios de no atropellar a ningún corredor, por lo que algún vehículo se te cruzaba o, a veces, circulaba entre dos corredores. La educación es la que hay, ya lo sabemos. 

Aunque la última cuesta me afectó algo, la verdad es que llegué bastante bien a meta después de haber regulado perfectamente. Pese a los metros de más, ya que estaba al alcance, esprinté un poco para bajar del simbólico 1h25' (con tiempo para hacer un poco "el gamba"). Segunda de las 4 MM que tengo previsto como preparación para el Maratón de A Coruña. No es nada de otro mundo, pero hacerla alguna vez y sumarla a la colección, tampoco está de más.





lunes, 18 de marzo de 2013

Entre el cielo y el infierno: Media Maratón Ciudad de Segovia

Este fin de semana de marzo se caracteriza, desde hace unos años, por el elevado número de carreras existentes. Si coincide con que sea previo a Semana Santa, como ha sido el caso, esa cifra se multiplica. En un "radio lógico" se encontraban Alcalá de Henares, Aranjuez (que ya corrí, en su primera edición, el año pasado) un par de ellas muy cercanas... pero cuando me propusieron correr en Segovia tardé menos de 30 segundos hacer una de tango: "Si tú me dices ven, lo dejo todo". Las referencias que tenía eran excelentes y ya había pensado con anterioridad en la viabilidad de correrla, así que modificamos la agenda y le hicimos hueco. 

Además, en esta edición, la 7ª, se cambiaba el recorrido y se hacía más céntrico. También, a tenor de las opiniones de casi todos los corredores, más dificultoso. Para mí, esta Media Maratón Ciudad de Segovia ha quedado como una de las más bellas y duras que, sobre asfalto, he tenido la suerte de correr. Y van unas cuantas. Cuenta con una organización casi perfecta y una ciudad que se vuelca con la carrera, aunque el clima no acompañe como en el día de ayer. Cerca de 3.000 corredores nos dimos cita y una cifra que, si mantiene características, no puede hacer sino crecer (aunque deba limitarse en algún momento por las calles estrechas por las que a veces transcurre). Y, además, muy bien medida, lo que en tiempos en los que cada vez corro un número superior de pruebas con 200 ó 300 mts de menos (y en no pocas ocasiones cifras superiores a estas), se agradece.

Había quedado a las 6 de la mañana con Ray y Marisa para iniciar la expedición, por lo que poco después de las 8 ya estábamos allí. Logramos aparcar cerca y bajamos a por el dorsal cuando la lluvia, que nos había respetado durante el camino, comenzaba a hacer acto de presencia para quedarse toda la mañana. Así que un café por aquí y otro por allá para mantenernos a resguardo mientras que se acercaba la hora de salida: 10.30 h. Poco antes, a cambiarnos bajo los arcos del acueducto y calentar un poquillo bajo una lluvia cada vez más molesta. Ya que estoy calado hasta los huesos y con los pies como si los hubiera metido en un charco, decido correr en tirantes.

La salida, al lado del símbolo de la ciudad, el Acueducto, se da con un cañonazo, y es que la Bripac ayudaba con la organización, corriendo más de 200 de sus integrantes. También tenían previsto realizar un espectáculo de vuelo sin motor, pero se tuvo que suspender por la condiciones climatológicas. Cañonazo al aire y a correr. El primer kilómetro es cuesta abajo, lo que hace salir rápido y entrar algo en calor; aquí veo al gran Shinichi, con el que compartiré algún kilómetro. Del 1 al 3 la primera subida importante, la que lleva a la zona residencial de El Sotillo, por la que transcurrían varios kilómetros en pasadas ediciones. Ahora no, ahora, se sube y casi inmediatamente se abandona el barrio para iniciar un descenso que con algún tobogán nos lleva al km 6. Aquí comienza lo más parecido a un recorrido llano, por la Alameda del Parral, la Casa de la Moneda o el Santuario de la Fuencisla; pero no deja de haber repechos y es que junto a las grandes cuestas, el perfil está jalonado de continuos toboganes que van minando las fuerzas. Durante estos kms también contamos con zonas por las que se corre por tierra, zonas ayer llenas de barro. 


Con la lluvia cayendo sin parar y en ocasiones realmente fuerte, iniciamos la famosa cuesta de Santo Domingo que comienza suavemente y acaba, a la altura de la Universidad, de forma abrupta. Me sorprende que haya gente animando y pienso si no tendrán otra cosa que hacer que estar poniéndose chorreando, leer los nombres en nuestros dorsales personalizados y gritarlos al viento. Al concluir la cuesta, un descenso reparador y sobre el km 10,5 pasamos nuevamente por el Acueducto, repleto de gente. Si hasta ahora la carrera ha sido atractiva, a partir de ahora puede ser calificada de orgásmica. A ello ayuda que aunque rápido, he decidido no ir exprimiéndome al máximo, pese al estado de euforia al que remite el espectacular escenario.

Calle Mayor, Catedral, Palacio de Quintanar, San Esteban. Arco de la Clausura, El Alcázar, la Puerta del Socorro... hasta el km 14. Recorrido por todo el centro histórico de Segovia: con empredrado molesto y amenazante por firme, bajo la lluvia, por calles estrechas, con numerosos giros cerrados en las esquinas, repecho tras repecho, dureza, satisfacción, sensación irrefrenable de gritar, de correr, de vivir. 

Salimos "al exterior" cerca del km 15 y aquí, junto a la Iglesia de San Millán, comienza una larguísima cuesta continuada que se extiende (con alguna bajada que permite recuperar el aliento) hasta el 18,5. El recorrido es fundamentalmente por barrios periféricos pero hay gente animando, en la calle y en los balcones. Como voy bien (quizá demasiado para las características del perfil y del día), voy animando a corredores y a público. Los últimos kms son en descenso y se vuelve a las inmediaciones del casco antiguo, nuevamente con su empedrado y su monumental belleza. A la altura del km 20 corremos paralelo al Acueducto y la muralla antes de buscar la meta, ubicada bajo el símbolo.Llego exultante y saludando a la gente porque realmente estoy muy entero. Incluso con un buen tiempo para la carrera que es: 1h26'05" reales.

A unos 300 metros, subiendo escaleras para refrescar las piernas eso sí, se encuentra el Cuartel Militar donde están las duchas. De las mejores acondicionadas que he visto en carreras y con el agua caliente, que hace que entre en calor. Vuelta a la calle y a la lluvia y, al ver a Ray y Marisa, en un rápido cónclave decidimos descartar el turismo y volver a casa. Sí, soy de las pocas personas que va a Segovia y no come cochinillo y judiones de La Granja. Uno es como es. 

Sensacional carrera que espero repetir y si es con clima más favorable mejor que mejor. En mi mapa de carreras se merece una chincheta en forma de bandera, las reservadas para las de atractivo especial.