Santa María de Benquerencia es un distrito de la ciudad de Toledo, un polígono con una zona industrial y otra residencial (y adjunta otra comercial comercial). A finales de los 70 comenzó a realizarse una promoción de cerca de 1.000 viviendas y desde entonces ha ido en continuo desarrollo, incluyendo como en todo el país (cómo hemos cambiado) un gigantesco crecimiento en la primera década del presente siglo, del que podría hablar mucho por conocer este de primera mano... pero quizá en otra ocasión.
Situado a unos minutos en coche del esplendoroso casco antiguo de la ciudad, como barrio residencial se calcula que tenga ahora en torno al 30% del conjunto de habitantes de la ciudad, además de todos los servicios requeridos. Esto es lo primero que hay que destacar de esta prueba (al menos en la actualidad); un dato importante para aquellos que, desde lejos, quieran ir a correrla y piensen atravesar las murallas, Zocodover y todo el centro de Toledo. No. La ciudad tiene otras carreras, de distancias cortas, en las que sí se realiza ese fabuloso recorrido: la Nocturna, la del Corpus Christie y la San Silvestre que, con poco más de 8 kilómetros (y parte del recorrido por fuera del casco antiguo), es la de mayor kilometraje.
Otra cosa es si Toledo merecería una MM con características diferentes a esta de la que hablo, en vez o además de. Una, por ejemplo, cuyo recorrido tomara como base el de la San Silvestre, con alguna ampliación y a dos vueltas. Estaríamos hablando de una carrera de referencia en el panorama patrio, como la de Segovia que corrí la semana pasada. Respecto a magnificiencia del recorrido y, también, dureza. Pero esto significaría cortar todo el tráfico una mañana entera, el acceso turístico, muchísimo personal, convencimiento por parte del Consistorio, etc. y ya se hace en las pruebas enunciadas arriba. Desde luego, si llegara a leer esto alguien del área de Deportes de la ciudad, por un módico precio le cedo las ideas y/u organizo.
Pero la realidad es la que hay y de ella toca hablar. La MM en cuestión cumplía su edición nº 30, que ya es buen número, y rendía homenaje este año a la extraordinaria atleta local Sonia Ruiz Andrade (cada año lo realizan a una figura del profuso Atletismo toledano). Sabíamos a lo que íbamos, pues nuevamente "lié" al amigo Ray, que hizo su mejor marca; básicamente podía resumirse en: correr por un polígono. Pero nunca la había corrido, no había otra carrera este domingo, me pilla a una hora de camino y ahora puedo decir que la he corrido.
El recorrido, según me contaron al acabar, había sido diseñado por el mismísimo Julio Rey para su homologación hace unos años. Ahora se había introducido algún cambio, saliendo del interior de una pista de atletismo, lo que hizo que en el cartel del km 5 lleváramos un desfase de casi 200 metros que se mantuvo hasta el final. Por las carreras en las que se corre de menos (muchas, por cierto). Hay que recordar que la homologación te garantiza que no corres menos de la distancia, pero no que puedes correr algo más. De todas maneras, debe hacer que pensar que el mismo GPS marque una diferencia de más de 450 mts entre una Media Maratón (Valdepeñas, por ejemplo) y otra (esta).
El circuito se conforma de 2 vueltas: la primera de 10 kms y la segunda introduce un par de variantes para ampliar la distancia. Así, los corredores del 10 kilómetros se quedan en la inicial y los de la Media continúan. Me lo habían vendido como llano... y no. Tiene un par de cuestas en cada vuelta, de cierta consideración y que te cortan el ritmo. La segunda, en la última vuelta es de las zonas ampliadas, por lo que los dos últimos kms son en gran parte en subida (me acordé, y bien, del que diseñó el circuito sin saber quién era). Quitando esos obstáculos, el resto sí es llano. Avenidas grandes, una zona en la que se divisa a lo lejos el Alcázar corriendo junto al monte, paso por el todavía inconcluso Hospital General de Toledo (del que también podría hablar mucho y variado... pero quizá otro día). Nada atractivo: si, por alguna razón, vas mal, esta carrera la odias.
En la primera vuelta, y con el aire reinante (que cuando soplaba a favor dejaba el ambiente como un horno), corrimos unos kilómetros en grupo e intercambiando alguna palabra. En el grupo, entre otros, la mujer que resultaría ganadora, el que le hacía de liebre... y el gran Shinichi, que sería 3º en su categoría. Como es característico en mí, pronto hice mi carrera solo, buscando el ritmo más "cómodo" y me fui un poco por delante, aunque Shinichi me adelantó en alguna ocasión, corrimos al lado en otra y, finalmente, se quedó un poco por detrás para no llegar más de 20 segundos después que yo. Así que casi toda la carrera la afronté solo. Además, fueron 190 los llegados a metas en la MM (y más o menos los mismos en la de 10). Eso sí, controlando en todo momento, a pesar del ritmo vivo, y no mirando apenas el reloj, ya que el aire te frenaba un poco en unos sitios y te empujaba en otros.
La animación, como se esperaba, poca, aunque a paso por la zona de la Parroquia y alguna calle más, sí había aplausos aislados, lo que unido al apoyo de los voluntarios en casi todo el recorrido, hacía que estuvieras algo arropado. En la segunda vuelta, motín de conductores: la gente ya se había levantado y no estaba dispuesta a respetar las indicaciones de la policía o los voluntarios de no atropellar a ningún corredor, por lo que algún vehículo se te cruzaba o, a veces, circulaba entre dos corredores. La educación es la que hay, ya lo sabemos.
Aunque la última cuesta me afectó algo, la verdad es que llegué bastante bien a meta después de haber regulado perfectamente. Pese a los metros de más, ya que estaba al alcance, esprinté un poco para bajar del simbólico 1h25' (con tiempo para hacer un poco "el gamba"). Segunda de las 4 MM que tengo previsto como preparación para el Maratón de A Coruña. No es nada de otro mundo, pero hacerla alguna vez y sumarla a la colección, tampoco está de más.
Pues una más al buche, un suma y sigue de cara a Coruña. Salu2
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