miércoles, 19 de diciembre de 2012

Cita ineludible: Qué bello es vivir

Se acerca la Navidad con sus adeptos, sus detractores, sus tópicos, sus luces, sus horribles canciones y sus, en líneas generales, nefastas e insoportables películas. Imagino que, también, seguirán los insufribles programas televisivos pero como ya dejé de usar este electrodoméstico, la tortura que lleva aparejada espero no padecerla en demasía.

Hace ya algunos años que decidí reducir mi participación en las convenciones de estos días a 3-4  pantagruélicas comidas y/o cenas: las familiares, las inevitables (para "seguir teniendo" familia), ya que no soy muy amigo de las mismas. El "espíritu navideño" se completa con algún que otro regalo y, por supuesto, con la revisión obligatoria anual de  Qué bello es vivir (It's a wonderful life -  Frank Capra, 1946). Y es de esta de la que vamos a hablar: película que reúne los elementos necesarios para convertirse en un horror típico de estas fechas pero que acaba convirtiéndose (Capra es mucho Capra) en una prodigiosa obra maestra.


Capra

Frank Capra había nacido en Sicilia como Francesco Rosario Capra, aunque de niño emigró a USA junto a sus padres. En la década de los 20 se iniciaría en la dirección de películas al servicio de las estrellas del cine silente como Harry Langdon. Su mejor cinta de esta época, a mi juicio, era El hombre cañón (The strong man, 1926). Con la llegada del sonoro se trasladó a la Columbia, tomó como colaborador al guionista Robert Raskin (estaría junto a él hasta 1940) y comenzó a subir el nivel de su cine. En 1934 dirigiría Sucedió una noche (It happened one night) que ganaría el Óscar a la mejor película y que le permitiría conseguir el de mejor director por primera vez (de las tres que lo hizo). La película, protagonizada por Clark Gable y Claudette Colbert, le permitía instaurarse en el estrellato. 

A partir de este momento, inicia una serie de extraordinarias películas que incluye títulos como El secreto de vivir (Mr Deeds goes to town, 1936), Horizontes Perdidos (Lost Horizon, 1937) que narra la historia del monasterio de Shangri-La, Vive como quieras (You can't take it with you, 1938), Caballero sin espada (Mr. Smith goes to Washington, 1939) y Juan Nadie (Meet John Doe, 1941). Con la entrada en la II GM de Estados Unidos, Capra, como otros directores, aportó su granito de arena a la causa rodando una serie de excelentes documentales, donde se mostraba muy lejos de su habitual registro amable y que se consideran una obra maestra en el ámbito de la propaganda de guerra . Especialmente, la serie Why we Fight. Durante el conflicto también rodó la grandiosa Arsénico por compasión (Arsenic and old lace, 1944).


Concluida la guerra, en 1946 aparecería Qué bello es vivir (It's a wonderful life) que tuvo una acogida fría en todos los sentidos. A partir de aquí el cine de Capra comienza a bajar la calidad. Todavía habrá alguna buena película pero lejos de su época dorada. En 1961 haría su última aportación con Pocketful of Miracles (Un gángster para un milagro), buen testamento cinematográfico que era un remake de una sus comedias de la primera mitad de los 30. Hubo otros proyectos para volver al cine pero nunca cristalizaron, por lo que ese último filme de Capra se realizó 30 años antes de su muerte.

El contexto

Algunos conocen a Capra como "el cineasta del New Deal". Sin ser del todo cierto, sí hay algo de verdad en esta afirmación. EEUU estaba viviendo una grave depresión consecuencia de la crisis bursátil (al menos en origen) de 1929. En 1932 Franklin D. Roosevelt llega al poder y pone en marcha una serie de medidas conocidas con ese nombre (no tan efectivas como se quiere creer, pues la crisis  se mantuvo). La masas de parados siguen, pero se intentan soluciones. Son tiempos duros en los que hay que creer en algo. Y el pueblo norteamericano (bueno, los canadienses y mexicanos, que también son del Norte, algo menos) creyó en  Roosevelt, que llegó a ganar 4 elecciones, muriendo durante la última y siendo sustituido por Truman (el que dio el sí al uso de la bomba atómica).

El cine de Capra, en numerosos títulos, es un cine humanista; un cine que pone toda su atención en el hombre. Un hombre honrado que encuentra mil obstáculos para serlo, al que intentan utilizar y/o sobornar en mil ocasiones. Un hombre sencillo que debe luchar contra el poder financiero-económico y el político (rebosantes de corrupción) para apoyar a los más desfavorecidos o para defender ese tipo de vida sencillo, alejado de los grandes focos de atención (que, paradójicamente Hollywood sí representaba). Por eso llegó a calar mucho en el espectador en un época tan dura.

Como he dicho antes, reúne todos los tópicos para realizar películas repletas de sensiblería, incluso sonrojantes pero, lejos de esto, consigue excepcionales obras merecedoras de recordarse una y otra vez. Aunque como cada vez existe menos cultura (entre ella cinematográfica), posiblemente nadie recuerde a Capra dentro de 25 años. 

La película

El comienzo es realmente escalofriante. Unos planos de una ciudad, incluyendo un cartel, nos muestran que estamos en Bedford Falls; estos se acompañan con unas voces de gente que pide a Dios que ayude a George Bailey: entre ellas las de su madre, su mujer o hija pequeña. Si se ve en versión doblada (nada recomendable, por supuesto) todavía peor, pues debemos escuchar a una actriz de 30 años poner una nada convincente voz de niña; claro, que más tarde cuando veamos a James Stewart con la voz de Jesús Puente e imaginemos que estamos en algún programa absurdo de TV, todavía será peor.

Después de esto, hay un plano fijo de unos cuerpos celestes, se supone que el cielo, y Dios empieza a hablar con un ángel. De segunda categoría, pues todavía no tiene las alas. Si es la primera vez que se ve y tras estos menos de cinco minutos no se ha desesperado y se ha apagado el reproductor... aunque parezca un milagro, esto es una obra maestra. Así que para que este ángel (Clarence) pueda cumplir su misión, se cuentan algunos de los más relevantes pasajes de  la vida de George Bailey y se explica por qué ha llegado a la situación en la que la gente pide ayuda para él.

Se cuenta algún pasaje de su infancia, de su juventud, sus sueños no cumplidos, cómo se enamora de la estupenda Mary Hatch y tiene descendencia, sus luchas contra el malvado Henry F. Potter que aspira a dominar toda la ciudad, los hechos que llevan a tener que bajar a la Tierra el ángel. Esta es la primera parte de la película, la más extensa. La segunda, narra cómo el bueno y algo corto de entendederas de Clarence (muy alejado de aquellas criaturas celestiales interpretadas por Solveig Dommartin y Bruno Ganz en la maravillosa El cielo sobre Berlín ) ayuda al protagonista, haciéndole ver su importancia en la vida de los demás al mostrarle un mundo en el que él no hubiera nacido.


George, que ha pensado en suicidarse por la acuciante situación en la que se encuentra, comprende lo maravilloso que es vivir y la suerte de tener una familia y amigos. Vuelve a casa dispuesto a hacer frente a la cárcel o lo que disponga la autoridad competente; y lo hace sonriente y triunfante pese a las adversidades. Y allí le esperan todos ellos, que han acudido en su ayuda, contribuyendo cada uno en la medida de sus posibilidades. Sin duda, una de las escenas más memorables de la historia del cine : siempre me hace llorar, por más veces que vea la película. Incluso, ahora mismo me estoy estremeciendo al escribir sobre ella. Pura magia.

Debajo de esta historia subyacen algunas de las constantes, que he mencionado arriba, del cine de Capra. El filme es un canto a la vida y a la amistad. Pero también es un reconocimiento del hombre que lucha por los demás sin aparecer en las portadas de los periódicos, del hombre sencillo, muy en la línea del héroe capriano (interpretado por Stewart o Gary Cooper). Y de la lucha de este por encima de algunos poderes fácticos, aquí representados en la figura de Potter (que sueña con llamar a la ciudad con su propio nombre), el hombre más rico, quien puede comprar casi todo pero no a George. Ya no eran tiempos del New Deal pero la concepción del mundo del director se mantenía.

El reparto

Aunque podríamos resaltar algunos aspectos técnicos de la película como la música del excepcional Dimitri Tiomkin, Qué bello es vivir destaca, sobre todo, por su reparto. Al frente, con letras mayúsculas: James Stewart. Jimmy Stewart acababa de regresar de la Guerra, donde había servido como piloto, y fue elegido personalmente por el director prefiriéndolo al no menos genial Cary Grant, que había protagonizado su anterior película. Para Capra, al que doy toda la razón, Stewart encajaría mejor en un hombre sencillo; y James, que dudaba si volver a dedicarse al cine, correspondió con la que él (y no sólo él) considera como la mejor interpretación de su carrera.

Memorable en todos los aspectos: en momentos de alegría, en los de enfado, en los de desesperación y ese rostro que lo dice todo cuando descubre que no tiene los pétalos de la flor de su hija y, por lo tanto, no es un lunático quien está a su lado, sino un verdadero ángel. El actor, con su aspecto de tipo desgarbado, de hombre sencillo, de vecino del piso de enfrente es uno de los grandes y protagonizó varias de las mejores peliculas del Hollywood clásico. Algún día tendrá su post.

Junto a él, la maravillosa y bellísima Donna Reed, una actriz que creo no tuvo la carrera cinematográfica que merecía, aunque llegó a ganar el Oscar a la mejor actriz de reparto por su papel de prostituta (en la película se intentaba suavizar el rol) en De aquí a la eternidad. Reed tendría un show propio en TV durante 8 años (1958-1966) y en los 80 apareció en una temporada de Dallas. Pero será recordada, sobre todo, por este rol de Mary Bailey (o Mary Hatch).


Completan el reparto algunos excelentes secundarios como Henry Travers (el ángel Clarence) o Thomas Mitchell. Este (tío Billy), que trabajó varias veces con Capra es uno de los actores de reparto más destacados de la época, con títulos comno La diligencia, Lo que el viento se llevó, El forajido o Solo ante el peligro. El otro gran nombre es Lionel Barrymore (el terrible señor Potter), que tras su segunda operación de cadera ya estaba confinado en una silla de ruedas pero que seguía repartiendo maestría. Roles de menor peso tienen Ward Bond y Williams Edmunds. Entre el reparto femenino, la deslumbrante Gloria Grahame (Violet en la película), todavía sin haber alcanzado ningún papel relevante pero ya mostrando esa misteriosa belleza que luciría en imprescindibles filmes como En un lugar solitario, Cautivos del mal o Los Sobornados, donde aquel despiadado Vince Stone (un perfecto Lee Marvin) la desfiguraba derramándole café hirviendo sobre el precioso rostro.

Éxito tardío

Capra había creado en 1945 una productora llamado Liberty Films, que acabó siendo absorbida por la Paramount Pictures con sólo dos películas en su haber: esta y El Estado de la Unión, con la pareja Tracy-Hepburn (otro tema de post por sus películas y su alocada historia de amor). A ello contribuyó en buena medida el fracaso de Qué bello es vivir. Quizá la gente se había hecho mayor durante la Guerra, sus ilusiones fueran otras o habían cambiado los gustos, pero el mensaje de Capra no llegó a la gente como lo habían hecho sus producciones de antes del conflicto, en un año con una gran producción cinematográfica. La película más importante giraba en torno al regreso de la Guerra, la colosal Los mejores años de nuestra vida. Pero por citar sólo algunos títulos también se produjo el estreno de Encadenados (Hitchcock), El sueño eterno (Hawks), My Darling Clementine (en España Pasión de los fuertes, de Ford) Gilda, El cartero siempre llama dos veces, Forajidos, Duelo al sol....

La película de Capra, pues, no tuvo éxito a pesar que para algunos (pocos) se convirtió en una película de culto. Como para el gran Humphrey Bogart, que tenía una copia de la misma y de la que siempre hacía un pase para amigos en Navidad en el salón de su casa. Imagino que entre litros y litros de Bourbon y la voz inconfundible de la anfitriona, Lauren Bacall, reclamando cierto control. Pero era un hecho: los días de gloria del director italiano habían pasado.


La película fue estrenada en 1946 y según normativa, los derechos de autor se tenían automáticamente durante 28 años, renovándose automáticamente por el mismo plazo mediante pago y trámite administrativo. Pero  la Republic Pictures (compañía a la que habían llegado esos derechos) cometió un error en este, por lo que no se renovaron, con lo que en 1974 la película quedó como de dominio público. Y aquí comienza la película a convertirse en leyenda. En USA y para Navidad, las cadenas de TV comenzaron a emitirla todos los años, especialmente porque no debían pagar por ello (o una pequeña cantidad como royalties).  Año tras año, cuando llegaba la Navidad, el film se veía en todos los hogares de Estados Unidos, convirtiéndose ahora sí en el clásico inmortal que debería haber sido desde su rodaje. Y lo mismo acabó haciéndose en muchos otros países.

Actualmente se emite menos, ya que una sentencia obligaba a restaurar los derechos de autor y por lo tanto, instaba al pago por su emisión. Pero Qué bello es vivir ya se había universalizado y convertido, para muchos,  en una cita ineludible de estas fechas. Y nos había enseñado que, cuando oímos sonar una campanilla, un ángel ha ganado sus alas. Pero, sobre todo, había taladrado en nuestros cerebros aquello de  "Recuerda que ningún hombre es un fracasado si tiene amigos".


lunes, 10 de diciembre de 2012

III Maratón Internacional de Castellón

En Castellón había empezado todo, hace un año (un par de días menos de esa fecha, para ser exactos). Y aquí iba a terminar. Entre medias, una especie de reto que me llevaba a hacer 8 maratones y una carrera de 50 kms, el Trans Montesblancos Trail. Castellón, Marrakech, Espadán (en Segorbe, provincia también de Castellón), Rock'n'roll Madrid Maratón, la citada TMT,  Río Boedo, Varsovia, San Lorenzo de El Escorial (también de montaña) y otra vez Castellón. En principio, la elegida para cerrar era Málaga pero diversos factores, entre ellos de transporte, me hicieron repetir. Y es que mi cabeza sigue sin asimilar que resulte más caro viajar (vía AVE) a una ciudad que está a poco más de 400 kms que a otra en el centro de Europa (vía AVión).

Por lo tanto, y al tener compañía, decidía repetir cita maratoniana en la ciudad levantina para cerrar el ciclo. Junto a los 8 maratones y el ultra, numerosas carreras más jalonaban el año, un año que ni me plantearé repetir: 2 trails entre 30 y 40 kms, 15 medias maratones... Habrá que tomarse las cosas de otra manera, pues en muchas de estas pruebas buscaba tomármelo con tranquilidad y, desde luego, esta no hizo acto de presencia. Todas las medias (asfalto) por debajo de 1h30' con varias inferiores a 1h25'; de los 5 maratones de asfalto (el Boedo es mixto y especial), uno de 3h02', otro de 3 horas y pocos segundos y el resto sub 3 horas. Dentro de mi nivel, excesivo. 

Castellón tiene un muy buen maratón. Este año han terminado 1.700 corredores, algo por debajo de lo de las dos primeras ediciones, por lo que aunque considero que es una cifra aceptable, vuelve a surgir el debate (ya lo he oído) de si es la fecha adecuada tras el emplazamiento de Valencia a finales de noviembre. Habrá que esperar acontecimientos.

Este año, el circuito ha sufrido algunos pequeños cambios. Especialmente, se ha eliminado una circunvalación, vacía de animación, que había entre los kms 30 y 35 aproximadamente. Es decir, se ha escuchado al corredor. Este es un detalle que habla muy bien de dicha organización (señores de Madrid, ¿todavía no lo entienden?). Esta también es impecable en cuestión de avituallamientos y atención al participante antes, durante y después de la carrera, aunque resulte descorazonador coger una botella de bebida isotónica, pegar un trago y tirarla al suelo. Y así, por más de 1.700 cada 5 kms... eso sí, permite beber, lo que con el vaso es mucho más difícil. 

Y luego está la animación. La gente de Castellón, tanto voluntarios como espectadores, la verdad es que se vuelca con el maratón y toma, fundamentalmente, las calles céntricas. Incluso en el km 41, de forma algo peligrosa, permitiendo un paso pequeñísimo. A pesar de mis muchas carreras, todavía siento algo especial cuando alguien (hay dorsales personalizados) de pronto te anima por tu nombre. El habitante de la ciudad responde, y eso es un punto a favor de este maratón en comparación con otros. Además, las tres ediciones celebradas hasta la fecha, han estado presididas por unas buenas condiciones para correr. 

El recorrido sigue teniendo el punto de partida en el puente U.J.I (Universidad Jaime I) y la meta en el Parque Ribalta, un poco más abajo. Se pasa en varias ocasiones por el centro y tiene como zonas más alejadas la subida (kms 6,5-7) a la Universidad y la bajada al Grao (se comienza en el 16 y se regresa a la ciudad en el 25), volviendo a dar en esta ocasión una pequeña vuelta por él. Muy llano, aunque sí puede apreciarse cómo esas zonas mencionadas pican hacia arriba y hacia abajo levemente, así como la Avda. Casalduch que también se recorre en un par de ocasiones (kms 12 y 32). 


La expedición la volvíamos a formar Mariano, José, Miguel (los tres del Club Dancos de Lillo y El Romeral, pueblos de Toledo) y yo. Salíamos el sábado por la mañana, recogíamos el dorsal por la tarde y dormiamos, cortesía de José, en Oropesa. El domingo, poco después de las 8, llegábamos a Castellón. Día que prometía ser soleado, con buena temperatura para correr (cierto fresco en salida, eso sí) y ligero viento que nos hacía respirar tranquilos, después del que había hecho el día anterior. Antes de empezar la carrera, foto con los compañeros de carreraspopulares. com: Ximo, Angelín (una lástima, campeón) y el genio de Andrés. 

A este maratón llegaba, tras tantos kilómetros, sin ningún objetivo definido aunque sabiendo que estaba bien de forma. Miguel, uno de mis compañeros de viaje, decía que podría ir para 3h05' (había entrenado para hacer mucha mejor marca) o así, lo que me pareció perfecto. Una vez dada la salida, contrario a lo que suelo hacer, pronto me fui para adelante, junto al globo de las 3 horas, primero, y poco después por delante. Había divisado (km 6,5) a Miguel, que había salido a ritmo de 2h55' pese a lo que me había comentado. Así que me acerqué a él, intregrado en un grupo de gente que se había "rebelado" al globo y que iba por delante, pero con el objetivo de hacer lo mismo, bajar de una de la marcas referentes de la distancia. Las 3 horas. 

Pasado el km 15, cuando iba a comenzar el descenso (suave, como ya he dicho) al Grao tuve que decidir. O seguir con este grupo, cuyo ritmo consideraba un poco alto para mí, o quedarme en tierra de nadie: y entre ellos y el grupo "oficial" que bastantes metros por detrás venía con el globo. Corriendo solo y en una zona  desprotegida, el aire te hace gastar más energía, sobre todo a la vuelta. Pero preferí esto en vez de ir a un ritmo que podía mantener durante muchos kilómetros pero que sabía podría pagar en exceso. Fueron sólo 4 segundos o así por km pero me hicieron volver a correr cómodo, adelantando ya en "la subida" a corredores que se iban descolgando y que tampoco podían mantener mi ritmo. La media la había pasado muy rápido: varios segundos por debajo de 1h28'30".

Con el regreso a callejear por la ciudad, el problema del viento, que nunca fue excesivo pero al acumularse los kms y el cansancio molesta todo, se atenuó. En torno al 30, veo a Miguel separase del grupo donde se encontraba, y en el que quedaban cada vez menos unidades, para realizar una "parada técnica" en un solar. A estas alturas, esto significa que no se va bien en exceso, y lo digo por experiencia. Poco después me cogía, pero yo le decía que iría al ritmo que dictaran mis piernas. No me encontraba mal pero no quería sorpresas desagradables. Sobre el 35 empezó a quedarse unos metros por detrás y al segundo intento de reengancharlo  me dijo que tirara, que no podía aguantar. En este momento, mi ritmo también había decaído unos segundos pero todavía era bueno y sabía que podía aguantarlo hasta el final. 

Aquí es cuando se agradece el aplauso de la gente, cuando ya andas extenuado. Fiel a mis principios (y a mi historial médico) controlo los esfuerzos en todo momento: sé que podría ir más rápido, pero prefiero acabar así. El grupo del que me había descolgado y del que siempre tuve referencia visual ya no es tal: como mucho unidades de dos corredores, aunque predominando el solitario. Voy pasándolos y alguno logra reengancharse a mí. A pesar de que la parte final del recorrido también ha sufrido alguma pequeña modificación hay que afrontar una pequeña subida y luego bajar en el parque. Estos metros en bajada, bajo el aplauso de la gente son realmente emocionantes. Al final, paro el reloj en 2h58'13", tiempo neto (2h58'25" bruto).

La segunda media ha rondado la 1h30', algún segundo más. Casi 2 minutos por encima que la primera (algo lógico) pero bastante bien para lo que creía podía ocurrir. Miguel, un pena,  no baja por poco de las 3 horas (7 segundos). El maratón es así de despiadado: en 7 kms aproximadamente me he distanciado, sin ir yo como los kms previos, casi 2 minutos. Al final es una carrera casi de "supervivencia" y si equivocas ritmos lo puedes pasar muy mal. 

Excelente punto y final a un año loco. Por la cabeza el pensamiento de: ¿y si me propusiera preparar un maratón específico? Con su planificación de 3 meses (por ejemplo), sin correr todos los domingos, sin meter entre medias carreras de montaña... no sé. Primero, descanso, también mental. Aunque ya estoy inscrito a Sevilla (24 de febrero de 2013) para celebrar mi maratón nº 30.

Al final también vi y saludé a Galgoman y a Noclearpath, de Forofos del Running: ambos exultantes. El segundo de ellos me había saludado en carrera (igual que Andrés), señal de lo sobrado que marchaba. Lástima no poder haberme quedado a comer con ellos y conocer a otros dos miembros del foro (Mrpatata y Elliot). Todos ellos hicieron grandes carreras.


jueves, 29 de noviembre de 2012

Sólo quiero volar



La última vez que vi a Sara charlamos y reímos como siempre solíamos hacer. Y también tuvimos tiempo para que la tristeza nos envolviera con su tenue, cruel e inevitable manto:

-          - Si yo fuera un genio y pudiera concederte tres deseos como en los cuentos, ¿qué pedirías? – le espeté antes de que la conversación derivara hacia aspectos de su vida que ella no quería rememorar una vez más.

-          - ¿Tres? Es suficiente con uno, Carlos. Sólo quiero volar. 

Sara, como los personajes de la película Milagro en Milán, sólo deseaba volar. No en un sentido literal (que también le hubiera apasionado, desde luego) sino de forma figurada: poder escapar de una realidad que le perseguía, que se cernía sombríamente sobre ella poniendo en peligro su propia existencia.

Recordé aquella ocurrencia un año después, la tarde que su mejor amiga me llamó, avisándome de que se encontraba en el hospital: 

-          - Se encuentra grave pero estable, Carlos. Por favor, no vengas: no soportaría que la vieras así. Quizá no debería habértelo contado, pero lo he creído oportuno.

Esa noche no pude dormir y maldije, más de cien veces, el día que se me ocurrió dejar de fumar. La profecía de Sara finalmente, de manera inexorable, se había cumplido. Estaba pagando “sus muchas culpas”: enamorarse de un hombre y atreverse, en una sociedad todavía terriblemente machista, a abandonarle cuando él comenzó a convertir su vida en un infierno. Bueno, mucho después de que esto empezara a ser así.

Nunca he comprendido esas escalofriantes frases que oí a ciertos energúmenos con los que, por una u otra razón, lamentablemente tuve que compartir segundos de mi vida, tipo “está comprobado: cuanto más las haces sufrir, más te quieren”. Yo soy más básico en estas cosas: una persona me daña, no puedo quererla. Y, también: quiero a una persona, no le hago daño. Este patrón de conducta ha regido todas mis (escasas por otra parte) relaciones. 

En líneas generales, las mujeres a las que he querido me han abandonado: hecho fastidioso pero lógico. E incluso aplaudible y sinónimo de recuperación de la sensatez transitoriamente perdida. He derramado alguna que otra lágrima, he cerrado bares pero no he solicitado ni explicaciones. No es mi decisión, no es mi vida: hay que asumirlo. Pero hay quien no lo hace, no porque ame a su pareja sino porque lo considera una derrota y cree que en el mundo él sólo está para ganar. Y su novia o mujer es un objeto más de su posesión que no está dispuesto a perder;  que debe estar ahí, esperándolo y a su completa disposición.

Sara era una mujer valiente. Había intentado seguir su vida, sabedora de que cualquier día esta podría acabar de la forma más abrupta imaginada. No había querido huir, esconderse; nunca me lo dijo pero sé que pensaba algo así como que “no merece la pena vivir si no se tiene una verdadera vida”. Y la comprendía… pero lo que no podía entender es cómo existen los increíbles avances que nos rodean hoy, en pleno siglo XXI, y una mujer (muchísimas, lamentablemente) debe vivir con miedo por haberse enamorado de un hombre que luego tornó en bestia. Mundo al que pertenezco: estas mujeres podrían vivir sin fibra óptica, pero no deberían hacerlo sin dignidad. 

A las 7 de la mañana, sábado ya, seguía dando vueltas de un lado a otro de la cama, sumido en un estado nervioso que no recordaba desde algún examen realizado muchos años antes. Me moría de ganas de subir al coche y recorrer los casi 500 kms que nos separaban pero, después de estar más de un año sin verla, me parecía imprudente presentarme allí en esas circunstancias. Poco después,con las primeras luces del alba entrando por la ventana, presa de la ansiedad cogí el teléfono y remarqué  la última llamada que había recibido.  Una voz somnolienta me contestó, pidiéndome explicaciones por el horario.

 - Lo siento, pero tengo que hablar con ella- dije, intentando esconder la excitación.

- No estoy en el hospital, Carlos. Te llamaré esta tarde.

- Sé que no la dejarías sola. Por favor, acércale el teléfono. Aunque esté durmiendo. Sólo quiero hablarle y seré breve.

Pasaron unos segundos que me parecieron eternos antes de escuchar, en la lejanía, una voz que decía:

- Toma, es Carlos. Quiere hablarte.

En ese momento, todo lo pensado a lo largo de la noche se borró de mi mente. Las palabras reservadas poco antes para la ocasión, sutilmente seleccionadas, desaparecieron. Y con voz firme y casi carente de tonalidad emocional comenté:

- Sara, la próxima vez que nos veamos te enseñaré a volar.

El día 25 de noviembre se celebró el llamado aquí Día Internacional contra la Violencia de Género.

Mi más sincero apoyo a todas las víctimas de la misma.

martes, 27 de noviembre de 2012

Carreras y November Rain

Como el año pasado, noviembre se ha caracterizado, desde un punto de vista atlético, por haber corrido unas cuantas pruebas más o menos cercanas al lugar donde vivo y que resultan peculiares dentro de lo que suele llevarse por esta zona que, recordemos, no se caracteriza por tener la tradición que pueden tener otras. Así que hablaremos un poco de ellas para que puedan ser tenidas en cuenta si alguien desconoce de su existencia. Cuatro carreras que han tenido lugar en este Noviembre lluvioso.

04/11 IX Carrera Popular Alcaraz-Cortes-Alcaraz

Abríamos el mes con esta extraordinaria carrera que disputé el año pasado por primera vez. El recorrido parte de la localidad albaceteña de Alcaraz (de su extraordinaria plaza románica) para por una mezcla de caminos, principalmente, y asfalto llegar al monasterio de la Virgen de Cortes. Desde allí y por caminos diferentes (donde ahora predomina el alquitrán) se vuelve al punto de partida. 

Son 16,550 kms de continuas subidas y bajadas. Se desciende el primer kilómetro y medio y cuando se sale de la localidad predomina el ascenso, con algún descanso, hasta el km 10, donde se encuentra el Monasterio. Desde allí se desciende de manera pronunciada para encontrar toboganes durísimos, bajar a la localidad y afrontar las duras rampas finales (las mismas que se habían bajado al principio). Recorrido duro para no ser montaña, pero muy ameno y atractivo, con vistas a la Sierra de Alcaraz, en cuyas faldas se desarrolla la prueba. 

Todo anunciaba lluvias para este día, igual que en los días anteriores. En el viaje de ida también había caído agua, pero allí pareció dar una tregua. Sin embargo, tras dejar Cortes para regresar a la localidad, la lluvia arreció con fuerza, lo que unido al viento en contra (y el perfil de la prueba) hizo que tuviéramos que afrontar unos kms de gran esfuerzo. Yo fui tirando de un pequeño grupo en el que acabamos 3 corredores. En la última rampa me quedé un poco atrás, pero al haber hecho el mayor desgaste (en algún tramo tenía que ir con los ojos casi cerrados porque el viento hacía golpear el agua de manera violenta contra ellos), los dos compañeros me esperaron y entramos los tres juntos en meta. Un grandísimo detalle por su parte.

1h09'24" empleados en esta carrera a la que, quizá, sólo le faltaría aumentar su distancia para convertirse en una Media Maratón.

11/11 II Media Maratón Ciudad de Cuenca

El año pasado corrí la primera edición y acabé maravillado. En esta segunda han introducido algún cambio en el recorrido pero sigue siendo básicamente el mismo. La carrera parte del mirador de la Hoz del Huecar (como se puede adivinar, lugar de vistas privilegiadas desde donde se contempla ciudad y alrededores), en las afueras de la parte alta de Cuenca y cuenta con casi 5 kms de bajada hasta entrar en el parque de la Hoz del Júcar. Aquí, el asfalto deja paso a la tierra.

El camino de tierra del parque conduce al interior de la ciudad, pero antes de llegar se toma un puente y se vuelve por el otro margen del río, usando el carril bici para rodear el parque, de tal modo que en km 15 se vuelve a recorrer el camino. Este se continúa hasta, esta vez sí, adentrarnos en la ciudad, a través de pasarelas de madera sobre el río y hasta unas escaleras antes de entrar en el km 20.

Es decir, precioso. Corriendo entre rocas, al lado de gente escalando, entrenando en canoa por el río, junto a grutas formadas en las rocas... El tiempo de este noviembre lluvioso dio un respiro y fue débil e intermitente la lluvia que nos acompañó, excepto en los últimos kms, que comenzó a caer con fuerza (la gente que llegaría después lo notaría). A pesar de constar de muchísimos toboganes, los tiempos buenos, ya que el descenso de los primeros kms se nota y, además, le faltan unos 200-250 metros (el año pasado eran unos pocos más). El mío, 1h23'50", adelantando a bastante gente durante toda la carrera y llegando junto a la atleta marroquí ganadora. 


Como todas las carreras que conozco en la misma Cuenca o alrededores (Hoz del Huecar, Carrera por montaña de Cuenca...), espectacular y más que recomendable. Además, tuve la suerte de conocer allí al "núcleo duro" de Forofos del Running, el club que se ha formado en torno a un foro de carreras y con el que espero coincidir en bastantes más. De hecho, el siguiente domingo encontraría a otro chaval y con algunos he quedado en Castellón.

18/11 IX Media Maratón Rural de Miguelturra.

Segunda vez que participaba en esta carrera (creo que 2008 fue la primera), perteneciente al Circuito de Carreras Populares de Ciudad Real. Significativamente, una de las más evitadas del calendario de dicho circuito. Que 17 de sus 21 kms se desarrollen fuera de la localidad, por caminos, hace que pueda resultar dura, aunque el perfil es bastante llano, teniendo el puente de salida-llegada al pueblo como principal obstáculo, si bien la segunda vez en el km 20.

Hasta allí fui con mi amigo Santi, que pasaba el fin de semana en Valdepeñas, el pueblo de su mujer. El día apareció soleado tras las muchas lluvias de la semana, pero estas dejaron su sello en la carrera: varios kms estaban embarrados, por lo que se hacía difícil no sólo mantener el ritmo sino en ocasiones mantener el equilibrio. A partir del 6-7 el suelo estaba en mejores condiciones, por lo que ya se podía correr mejor y mantener un ritmo más o menos uniforme (dependiendo del aire). 

En meta marcaba 1h26'04" brutos, que está bien para mí en una prueba en la que el ganador también hizo un par de minutos más que la de Alcázar de San Juan, celebrada en octubre. No se corre igual por caminos que por asfalto. Una prueba peculiar para la provincia, diferente en el circuito, pero desde luego no se puede comparar con las anteriores. 

25/11 II Carrera de Montaña Piedra del Yunque

Y para terminar, una de montaña. El año pasado participé en su estreno y este he repetido, y es que no son muchas las que existen en esta Comunidad y hay que apoyarlas (y disfrutarlas, por supuesto). Los clubs de Cuenca se mueven, tienen secciones de montaña y han organizado una especie de Trail Series (Palomera, Piedra del Yunque y alguna más) para potenciar este tipo de pruebas.

Esta se desarrolla en la zona de la Serranía de Cuenca próxima a Villalba de la Sierra, una localidad situada a 20 kms de la capital, en la carretera que une esta con Tragacete. Tiene 19 kms de recorrido (Media Maratón ya, por favor) y unos 950+. Se desarrolla preferentemente por sendas aunque no tenga excesiva dificultad técnica. Lo más difícil es la subida a la piedra del Yunque, que se hace sin senda marcada, por donde se puede, entre los árboles y terminando entre rocas; y un tramo de unos 2 kms de descenso por un pedregal. El resto, senderos pero en los que se puede correr bastante. 

La primera parte es la más dura: los primeros 6 kms son de subida mantenida. Sobre el 10 se llega a la Piedra del Yunque (una roca gigantesca asemeja esta herramienta) y desde allí predomina la bajada, si bien, todavía hay que realizar una subida tras cruzar una espectacular garganta. Esta subida es dura, de bastante distancia, pero se realiza casi toda ella por pista, lo que ayuda a que sea más llevadera. Los 3 últimos son en descenso, con algún tramo difícil. 

A la carrera fui con Guillermo, un triatleta de Pedro Muñoz que debutada en este tipo de pruebas. En el primer avituallamiento nos juntamos (yo había ido algo por delante) y al iniciar el descenso se alejó. En la última subida lo alcancé y ya hicimos junto el final del recorrido, agregándose algún otro corredor, uno de los cuales había sufrido una caída. Aquí me encontraba bien, los demás me respetaban el ritmo de bajada e iba disfrutando y animando a unos y otros. La última parte la hicimos fuerte, adelantándonos Guillermo y yo y marcando 1h47'12".

Carrera rápida, como se puede ver, aunque no se incluye aquí el primer km, que se hace de manera controlada desde el centro de la plaza al arco de llegada, para salvar la carretera.  Pero, ante todo, carrera muy atrayente. Además, aunque la lluvia había hecho acto de presencia durante la semana, el día fue soleado e ideal para correr. Aunque no nos quedamos, comida (gachas y "parrillada serrana") para todos. 

Mientras escribo esto ha llegado el frío, ya por las fechas quizá para quedarse. La próxima carrera es el Maratón de Castellón, prueba que también repito. Esperemos que respete el tiempo en la localidad levantina. Lógicamente, el tema que da título al post: una "de mi época".





jueves, 22 de noviembre de 2012

Mis 10 "Hitchcocks" preferidos

Y llegó el momento de hablar de uno de los más grandes (gracias, Bego): el peculiar Sir Alfred Hitchcock. Se podrían llenar páginas sobre anécdotas, aspectos de su personalidad.... pero hablaré de sus películas. Bueno, de algunas de sus películas; de mis 10 preferidas (listado que, de visionar seguidas todas de nuevo, seguro que sufríría algún cambio).
Como cualquier listado, no es tarea fácil. Hitchcock dirigió 54 películas más una versión (más bien remake) de una de ellas Murder, en alemán y con actores de ese país y una película inacabada de reciente descubrimiento anterior a toda su producción (1922). Estos filmes se extienden desde 1925 hasta 1976, primeros silentes y luego sonoros; al principio interesantes y después aumentando la calidad de los mismos, que llegaría a magistral en Hollywood.
Como decía, aunque el británico no es el director que más obras maestras tenga (honor que yo haría recaer en el nipón Akira Kurosawa, que deberá tener su entrada), elegir 10 presenta dificultad. Y, así, he tenido que dejar fuera títulos de excelente nivel como 39 escalones, Náufragos, La sombra de una duda o Los pájaros. No, no me he olvidado de ellos (sólo me falta por ver la incompleta a la que he aludido y el resto de la filmografía la tengo en casa); sólo que prefiero,o eso creo hoy, otros.
Quizá otro día haya que hablar sobre su producción televisiva, que también fue un ejemplo a seguir. Pero ahora, vamos a recordar algo sobre el llamado maestro del suspense.

10- La soga (The Rope, 1948)
Película que tuvo una acogida fría y que ha ido ganando adeptos con el tiempo. Incluso, cuando la vi por primera vez no era tan valorada como lo es hoy en día. Hitchcock se basó en una obra de teatro que, a su vez, recogía al parecer un hecho real. 
Ante todo, se trata de un ejercicio técnico, ya que está rodada en 10 tomas de unos 8 minutos cada una (lo que duraba un rollo). El cambio, para hacerse menos visible, se ejecuta cuando un sombrero tapa el objetivo, alguien se pone delante de la cámara, etc. lo que contribuye a que parezca toda ella rodada en un solo plano secuencia en tiempo real. 
Es de las únicas obras del maestro inglés en la que la mujer no tiene un papel preponderante e, incluso, subyace en todo momento una base homosexual (si bien más sucinta que en la obra original). Fetichismo, Nietszche, crimen perfecto.... se conjugan de forma magistral, junto a buenas interpretaciones por parte de los dos estudiantes que idean todo (John Dall, Farley Granger)  y excepcional de James Stewart como su profesor.
La obra más teatral del director que, por casualidades de la vida (casualmente el director era un maestro) se convierte en un ejercicio de precisión cinematográfica. Por supuesto, para meter al arcón que sirve como mesa al que la vea en versión doblada.



9- Alarma en el expreso (The Lady Vaneshes, 1938)
De esta película ya comenté algo en la entrada Viajeros al tren. Hitchcock comienza a alcanzar la mayoría de edad cinematográfica sobre 1934 (había nacido en 1899), cuando hace la primera versión de El hombre que sabía demasiado y, al año siguiente, 39 escalones. En esta última se da cita uno de los recurrentes de su temática: el hombre que, sin buscarlo ni quererlo, se ve envuelto en un grave conflicto al que termina por enfrentarse.
Alarma en el expreso se sitúa en un país centro-europeo imaginario donde los pasajeros de un tren deben pasar una noche en un hotel por problemas causados por la nieve. Allí coinciden una joven rica, una agradable anciana y un músico de procedencia humilde. Al seguir a la mañana siguiente el viaje, la anciana acabará desapareciendo y la pareja (que en un principio, lógicamente, se odia) querrá resolver el aparante misterio. 
Para mí, la mejor película de la etapa inglesa del maestro, con una buena química entre Margaret Lockwood y Michael Redgrave y en la que se saca el máximo jugo posible al principal escenario: el tren. El estilo era cada vez más depurado y sólo haría una película más antes de viajar a Hollywood. Esa película era la no excesivamente lograda La Posada de Jamaica, con el gran Charles Laughton. De las relaciones de este con Hitchcock, baste decir que llegó a dar un consejo: "No hagas nunca una película con animales, niños ni Charles Laughton".


8.- Crimen perfecto (Dial M for murder, 1954)
Curiosamente, esta película fue rodada en 3D, que por aquel entonces tuvo su primer momento de gloria. Se basaba en una obra de teatro para TV (emitida por la BBC) que después se estrenó en los escenarios. De ahí que tenga una localización principal y algún set secundario y cuente con pocos personajes. Pero no hace falta más. 
Todos conocemos el inicio, esa escena magistral y Grace Kelly echando mano de las tijeras. En la película, este es uno de los objetos que se convierten en un protagonista más, pero no el único: las medias, las llaves... Es la primera colaboración de Kelly con Hitchcock, su actriz preferida y la más deseada, para él, de sus rubias. A destacar la música, aquí de Dimitri Tiomkin, uno de los grandes.
Además de la Kelly, destacar a Robert Cummings y al gran Ray Milland. En 1998 sufrío un remake tan innecesario como lamentable, cuyos responsables merecerían haber recibido un buen tijeretazo sin efecto especial alguno.



7.- Extraños en un tren (Strangers on a train, 1951)
Extraordinaria adaptación, aunque con importantes cambios, de la novela de Patricia Highsmith, que cuenta como durante un viaje en tren un tenista de fama que ama a una mujer que no es su esposa, es abordado por un desconocido que le propone un doble crimen. El mata a la mujer del jugador y este debe acabar con su madre.
El personaje del tenista (Guy, interpretado por Farley Granger) difiere del de la novela y es, quizá, el único error, aunque hubiera sido demasiado atrevido para los estudios en aquella época. Por su parte, Bruno (excepcional Robert Walker) se come la función: trastornado, con complejo edípico, homosexual no confeso ni quizá consciente, narcisista.... Así, cumplirá su parte del "trato" y pedirá la contrapartida, lo que llevará a otro de los temas recurrentes en la cinematografía del inglés: el inocente que es acusado de un crimen.
La película contiene 2-3 escenas memorables, como cuando Bruno pierde el control en la fiesta, la escapada durante el partido de tenis y la final, donde se comentó que  el hombre al cargo del Tío Vivo no era un extra y si se hubiera levantado (fallo técnico) hubiera muerto en realidad. 


6.- Rebeca (Rebecca, 1940)
 "Anoche soñé que volvía a Manderley"
Para su primera película en USA, Hitchcock adaptó una novela de Daphne Du Murier que relata como un inglés viudo pronto contrae nuevo matrimonio, con una chica de condición humilde a la que lleva a vivir a su mansión.... MANDERLEY.  Pronto, esta quedará convencida de que no está a la altura de su precedente, a la que su marido no puede olvidar (ni el ama de llaves, claro está).
Con los suficientes medios, era una producción de O'Selznick, Hitchcock consigue su primera gran obra maestra y la única película suya que ganó el Óscar. El de director fue a manos de John Ford, por la todavía mejor Las uvas de la ira; ese año había 10 nominadas, con otros títulos como La Carta, Historia de Filadelfia o El gran dictador, además de otro título del británico, Enviado especial (la misma calidad que ahora...)
Rebeca  cuenta con excelentes interpretaciones de Laurence Olivier (que estuvo  el rodaje entero enfadado con todos por no haber sido elegida para hacer de su esposa su pareja en la vida real, Vivien Leight), la guapísima Joan Fontaine y de Judith Anderson (como ama de llaves), a quien el director sacó todo el partido posible; incluso recomendándole que evitara parpadear, lo que influyó en la maravillosa e intrigante composición del personaje. 
En España tuvo tanto éxito que el tipo de jersey que la Fontaine luce en varias escenas de la película pasó a llamarse así: rebeca.


5.- La ventana indiscreta (Rear Window, 1954)
Sentido homenaje de Hitchcock al voyeurismo, afición que según algunas fuentes también compartía. Y a la ingerencia en la vida de los demás, algo en lo que el 95% de la población es realmente experta. Claro que si lo hace James Stewart hasta resulta simpático.
Otra película con escenarios muy reducidos (aquí el apartamento en el Greenwich Village y lo que desde él se ve) y en la que el director muestra toda su maestría. Nuevamente el relato le sirve para presentar a un hombre normal que se ve envuelto en una extraordinaria situación: comienza a creer que ha habido un asesinato en uno de los pisos que habitualmente espía desde su ventana.
Stewart, obviamente, se luce; y también luce atributos cinematográficos, y físicos, la preciosa Grace Kelly, aquí en un papel bastante atrevido para su supuesta candidez (que al parecer no era tal, según fuentes no silenciadas por el poder real, y según comportamientos de su descendencia femenina). A destacar, también, Thelma Ritter y Raymond Burr (futuro Perry Mason). Obra maestra sin discusión.


4.- Encadenados (Notorius, 1946)
Esta es una película con toques de suspense, drama y comedia en una temática de espionaje sobre refugiados nazis. Y es una película romántica, también. Pero ante todo es otra obra maestra. Cary Grant y Bergman hacían su segunda colaboración con el director y primera en la que coincidían; desde luego, hay química entre ellos. Aunque quien robe la función sea el soberbio Claude Rains, uno de los mejores actores de reparto de la historia (Robín de los Bosques, Caballero sin espada, Casablanca, El halcón del mar...).
De un conjunto sobresaliente, podríamos citar la famosa escena de amor en el despacho, con movimientos de cámara y diversos ángulos que la convertían en la más larga de la historia, de esa temática, hasta el momento. También toda la escena de la bodega, a la que rindió homenaje Woody Allen en Scoop, y el momento en el que Dvlin (Grant) saca a Alicia (Bergman) de la mansión de Sebastian (Rains).
La actriz sueca todavía tendría una colaboración más con Hitchcock antes de ir a ponerse al servicio, sentimental y artístico, de Roberto Rossellini. Grant, en total, aparecería en 4 películas del director.


3.- Psicosis (Psycho, 1960)
Hitchcock acuñó la expresión macguffin, que era una excusa argumental que hace que la historia avance, aunque dicha excusa no tenga relevancia por sí misma. Quizá el mejor ejemplo sea en esta película: el robo del dinero vale para llevar al personaje protagonista al motel regentado por Norman Bates (y por su señora madre, claro está).
El director tomó una novelita de Robert Bloch para construir una película legendaria que podríamos decir iniciaba el género de psycho-killers y cambiaba el del terror tradicional, más basado en brujas, monstruos, etc. Además, ha sido copiada en mil ocasiones y no sólo por sus horrorosas (y no por el terror que puedan producir) secuelas o aquella copia de Gus van Sant, quien hubiera merecido estar en la ducha en vez de Janet Leight y que la sangre que se va por el desagüe fuera la suya y real.
Hoy lo podemos ver de otra forma o no llegar a comprenderlo, pero la genialidad principal de la película responde a una idea fija del genio británico. Dudó si prepararla para TV o para cine, decantándose por esta segunda opción pero con el equuipo con el que hacía las primeras, buscando en todo momento la austeridad y huyendo de las grandes producciones; hasta eligió por esto y por el toque especial que podía dar, el B/N en vez del color. Además, sólo usó un rostro famoso (Vera Miles no era una estrella, ni mucho menos), Janet Leight....que es brutalmente asesinada a la media hora de la película. La gente en su butaca quedaba perpleja: han matado a la protagonista, todo puede pasar.
A destacar (por encima del resto, más que excelente), la música de Bernard Herrmann, la escena de la ducha y la de la muerte en las escaleras del detective Milton Arbogast (Martin Balsam).


2.- Con la muerte en los talones (North by Northwest, 1959)
El mencionado tópico del cine del autor en el que un hombre normal se ve metido en problemas sin comprender por qué, se junta aquí con la mejor tradición de su etapa inglesa (acción, persecución y humor) para dar lugar a este fenomenal filme. Otro de los muy frecuentemente homenajeados o, directamente, copiados.
Todo encaja a la perfección, con un guión frenético que hace que los casi 140 minutos de película pasen rápidos. Además de un Cary Grant con canas pero perfecto, a su lado se encuentra (bellísima) Eva Marie Saint y la magnífica Jessie Royce Landis en el rol de su madre. Y cuenta con dos villanos de lujo, donde Martin Landau es el brazo ejecutor de James Mason, una vez más grandioso.
En resumen, toda una sucesión de escenas memorables: el regreso a la casa donde lo habían emborrachado, la genial subasta, cuando se escapa en toalla, el asesinato en el edificio de la ONU (que fue reconstruido en decorado, pues no se dejó grabar allí), Roger perseguido por la avioneta....
Aquí, el censor encargado de los títulos, alcanzó su particular momento de gloria (seguro que tendría otro cuando tras la muerte de Franco inventaría que había corrido delante de los grises y cosas así, como el común de los mortales de la época sigue inventando) al inventar el épico nombre; sin embargo, no percibió como "peligrosa" aquella escena en la que, en el tren, los dos protagonistas en el coche-litera van a besarse y en ese momento el tren entra en el túnel (obviamente un referente del coito). En fin...


1.- Vértigo (Vertigo, 1958)
También llamada en España, no sé si por el mismo tipo de antes, De entre los muertos; para explicar bien de qué va la película, porque le debió parecer un poco rarita. Amalgama de géneros, entre ellos el negro, que no son sino excusas para que el genio muestre todo tipo de perversiones y miedos, siendo quizá su obra más personal (aunque proceda de una novela). Aquí la acrofobia, lo del detective, una trama con fallos clamorosos... no son sino macguffins que permiten llevarnos a lo importante: la enfermiza historia de amor en la que Scottie se ve envuelto y que se torna en la segunda parte del metraje en necrofilia. Así era el inglés, capaz de regalarle a la niña de Tippi Hedren, otro de sus grandes amores imposibles, un ataud por su, creo, 5º cumpleaños (la niña quedaría tan marcada que de mayor tuvo que ir al médico cada poco tiempo. Al médico cirujano, pues se trataba de Melanie Griffith).
Hitckcock cuenta aquí con una maravillosa Kim Novak, la mejor "rubia" desde su adorada Grace Kelly: la cámara (= el mismo director) la sigue y persigue, se desliza por su cuerpo y rostro, la desea. En ningún personaje masculino de su filmografía hay tanto del director (miedos y obsesiones) como en este,  protagonizado por un majestuoso James Stewart.
Impresionante, también, la atmósfera de reminiscencias oníricas, con la excelente fotografía de Burks en la que abundan los verdes y rojos y la, una vez más, excelente BSO de Herrmann. Y los inquietantes y novedosos títulos de crédito... Y, cómo no, esa escena del beso y la cámara que gira envolviéndolos. Y..... y voy a verla otra vez en cuanto pueda.





miércoles, 7 de noviembre de 2012

Para ver contigo... 10 comedias románticas de los últimos años

El otro día estuve revisando el listado de películas que tengo en casa y me sorprendió comprobar que, aunque a veces los géneros cinematográficos no son puros, el número de comedias superaba las 400. Aparte de volver esto a hacerme pensar sobre por qué se valora una buena comedia menos que un buen drama, también me llevó a pensar en un pequeño homenaje. Y para hacerlo más complicado, la verdad es que no sé por qué, al "peculiar" mundo de la comedia romántica, subgénero que siempre camina por esa cuerda floja que le puede hacer caer en el pricipio de la genialidad o de un edulcorado horror (escalofrío, aunque me permitiré alguna pequeña licencia). Me vinieron maravillosos nombres a la cabeza: las dos Hepburn, Grant, Vacaciones en Roma, Breakfast at Tiffany's... resultaba bastante fácil.

Por lo tanto, había que reducir el margen de acción y lo hice a (más o menos) los últimos 25 años, donde el cine se ha empobrecido mucho respecto a otra épocas y la comedia bastante más. Así que ahora que se acerca el frío y a veces apetece quedarse en casa y ver una película, este pequeño listado también puede servir de manual de "supervivencia cinematográfica de pareja" para el invierno.

EL PRÓLOGO

Annie Hall (Woody Allen, 1997)
Soy de los que piensa que al hablar de la comedia de los últimos años siempre hay que partir de esta impresionante película de Allen. Hasta ese momento, las películas del neoyorkino eran más que nada una acumulación de gags, muchos geniales pero un poco deslabazados. A partir de aquí se da forma al característico estilo Allen. 
El director la definió como "una comedia romántica sobre los neuróticos en las ciudades" y en ella Alvy Singer (que, obviamente, tiene mucho del propio autor) reflexiona sobre su relación con Annie Hall, una maravillosa Diane Keaton (por entonces, su pareja). Para ello usa toda clase de recursos que luego se verán en otras películas: toda ella es un flashback y aparecen otros dentro del principal, hablar a la cámara, escenas de dibujos animados, sueños, división de la pantalla en dos partes y los personajes de una entran en la otra, escenas con subtítulos en los que en estos se lee lo que realmente piensan los personajes mientras dicen otra cosa....
Obra maestra absoluta, divertidísima y reflexiva que gira en torno a las relaciones y el amor y que está jalonada de momentos y frases memorables.
"Así es como me parece la vida: llena de soledad, miseria, sufrimiento, tristeza... y, sin embargo, se acaba demasiado deprisa".
"No te metas con la masturbación. Sólo es hacer el amor con alguien que amo".
"El sexo es lo más divertido que he hecho sin sonreir".


10 COMEDIAS ROMÁNTICAS APTAS PARA "DIABÉTICOS" 

Cuando Harry encontró a Sally (When Harry met Sally... -  R. Reiner, 1989)
Reiner ya había dirigido Cuenta conmigo y La princesa prometida, entre otras, cuando realizó esta magnífica película que tuvo mucho que ver en la realización posterior de este tipo de comedias (un año después se estrenaría Pretty Woman que sería la otra gran y empalagosa influencia). La película destila un guiño a algún que otro aspecto de Allen y tiene un excelente guión de la luego directora Nora Ephron.
Cuenta la historia de un hombre y una mujer que se conocen en la época universitaria en un viaje de Chicago a New York y los sucesivos encuentros en los siguientes años. Supuso el salto al estrellato para Meg Ryan, aunque el que realmente está brillante es Billy Crystal. Como secundaria, ni más ni menos que Carrie Fisher, aunque aquí sin el mítico peinado por el que se caracterizaba la princesa Leia.
Inolvidable la escena en la que la cándida Ryan enseña cómo se simula un orgasmo en pleno restaurante, simulación que haría palidecer los que tiene que fingir, para colmarse de riqueza, alguna que otra alemana organizadora de safaris y partidas de caza en los más recónditos lugares de África (Botsw....)


Atrapado en el tiempo (Groundhog Day - Harold Ramis, 1993)
Específico título en español para El día de la marmota,  la mejor película del guionista Harold Ramis (uno de los escritores de Desmadre a la americana, que inauguró un nada afortunado género). Parte de una idea genial: un equipo de un canal de TV marcha a cubrir el día de la marmota n la localidad de Punxsutawney y el reportero queda atrapado en ese día, repitiéndose todo a su alrededor una vez y otra, sin nada que poder hacer.
Bill Murray, siempre asociado a la comedia, está como de costumbre (sea la película buena o mala) genial. Junto a él la guapísima Andie MacDowell que venía del éxito de Matrimonio de Conveniencia (Green Card) junto a Depardieu, en la misma línea pero varios escalones por abajo. MacDowell tendría algún éxito más en este tipo de películas, especialmente la famosa (y estimable) Cuatro bodas y un funeral.


El cartero (y Pablo Neruda) (Il Postino - Michael Radford, 1994)
Uno de los grandes éxitos del gris cine italiano de los últimos 20 años, aunque dirigido por el "casi" inglés Radford (nacido en India). Basado en la novela de Antonio Skármeta, narra la relación entre un pobre cartero que reclama la ayuda del mismísimo Neruda para que le ayude a conquistar a la mujer de la que está enamorado. 
Tierna película en la que destacan las interpretaciones de Massimo Troisi (en su última aparición en pantalla y ya gravemente enfermo) y del habitualmente estelar Philippe Noiret, que interpreta al genio chileno durante su estancia en Isla Salina en los 50 (en la novela la acción en los 70 y en la chilena Isla Negra). La novia del bueno de Mario, a la que corteja con "un peligroso arma" como son las metáforas, la espectacular Maria Grazia Cucinotta. Inolvidable también la BSO, obra de Luis Enríquez Bacalov.


Beautiful Girls (Ted Demme, 1996)
No es la comedia romántica al uso pero algunos rasgos permiten incluirla en la lista. Una reunión de viejos compañeros de instituto sirve para que uno de ellos, procedente de NYC, se replantee su situación vital. Película sobre el enfrentamiento entre sueños de juventud y realidad de nuestras vidas, sobre antiguas y nuevas ilusiones, sobre amores imposibles o rutinarios.
Reparto coral donde destacan Timothy Hatton, Uma Thurman y una jovencísima Natalie Portman que se hace con la pantalla cada vez que aparece (fundé, al ver la película en su estreno, el club de fans de su personaje junto a otros compañeros de estudios a los que llevo años sin ver). Muy recomendable también la BSO, con temas de Chris Isaak, Jethro Tull, los Stones, Neil Diamond.... y música de Dave Stewart (el ex de Eurythmics). Hilarantes el par de escenas donde saca a relucir la verborrea Rosie O'Donnell.

Mejor... imposible (As good as It gets - James L. Brooks, 1997)
Una de extrañas, y más que imposibles, parejas. La formada por el repelente personaje que interpreta el gran Jack Nicholson y una camarera hastiada de muchas cosas, una Helent Hunt que recibía la gran oportunidad en el cine (había triunfado en TV con Loco por ti)
A pesar de su metraje elevado para este tipo de películas, no se hace aburrida, en especial por la buena dirección de Brooks y la actuación de ambos, con un brutal Nicholson (Óscars para los dos); además, llega a haber incluso química entre los personajes a pesar de sus muchas diferencias (no sólo la edad, 34 por 60). Pero claro, queda aquello de "You make me want to be a better man" que dice el, parco en sentimientos, protagonista (tú me haces ser un mejor hombre).


Alta fidelidad (High Fidelity - Stephen Frears, 2000)
Novela (Hornby) y película excelentes, que unen pasión por la música y el complejo mundo de las relaciones de pareja. Rob regenta una imposible tienda de discos con dos dependientes a los que no puede/quiere echar cuando le abandona su novia, hundiendo su ya de por sí desastrada vida y llevándole a recordar a antiguas parejas o conocer a otras (Catherine Zeta-Jones, Lili Taylor, Lisa Bonet...)
John Cusak y Jack Black están geniales, este último en un papel hilarante al que saca todo el partido. Lógicamente, la banda sonora es una maravilla: Springsteen, 13th Floor Elevators, The Velvet Underground, Wonder, Al Green, Love...
Lisa Bonet (para quienes no la recuerden, la niña que aparecía en el escalofriante The Bill Cosby show) cantando adorablemente el tema de Frampton...


Amelie (Jean-Pierre Jaunet, 2001)
Jean-Pierre Jaunet se había labrado un universo propio en títulos de culto como Delicatessen y La ciudad de los niños perdidos (junto a Marc Caro) y, en menor medida, con el cuarto de la saga Alien. Pero sorprendió con esta maravillosa película, uno de los grandes éxitos del cine francés reciente (segunda película más taquillera hasta la fecha), que cuenta la historia de una adorable muchacha que ayuda a los demás pero que no afronta sus miedos e inseguridades.
Cuenta con una magistral y adorable Audrey Tautou sobre la que descansa en buena parte el filme. Y con una más que excelente fotografía que permite recrear el rico mundo visual de Jaunet y la envolvente música de Yann Tiersen. Aquí, el Vals de Amelie...




My sassy girl (Yeopgijeogin geunyeo - Kwak Jae-young, 2001)
Una de las cinematografías más interesantes del nuevo milenio es la de Corea del Sur. A lo directores consagrados se van sumando nuevos talentos y a los temas clásicos toda clase de géneros. Así, han llegado a producir varias comedias destacadas entre las que cabría destacar esta, que fue objeto de un poco afortunado remake en USA y de una segunda parte.
Accidentalmente, un chico y una chica se conocen, él tímido e introvertido y ella todo lo contrario. No hay galanes, ni mujeres-quirófano pero sí derroche de imaginación y sonrisas por doquier para narrar la historia de una relación muy peculiar que no llega a aburrir en los 140 minutos de duración. Excelente la química entre la pareja protagonista.


El hijo de la novia (Juan José Campanella, 2001)
Campanella, que había dirigido un par de años antes El mismo amor, la misma lluvia, alcanzó un gran y merecido éxito con esta extraordinaria comedia, romántica aunque no al uso. Rafael lleva una vida caótica con un restaurante que le deja sin tiempo, una novia con la que no se compromete y a la que atiende como por obligación, una hija  fruto de un matrimonio anterior a la que ve poco... lo suficiente para preguntarse "¿qué mierda estoy haciendo con mi vida?"
Para complicarlo, aparece un amigo que le recuerda los sueños de la infancia y su padre quiere casarse con su madre por la Iglesia después de 44 de relación por lo civil y ella padeciendo Alzheimer. Todo ello da un lugar a un magnífica película que cuenta con interpretaciones antológicas de Ricardo Darín, Eduardo Blanco, Norma Aleandro y el grandioso Héctor Alterio.
Héctor Alterio y el arte de la interpretación en una escena que, se cuenta, improvisó.



Olvídate de mí (Eternal Sunshine of the spotless mind - Michel Gondry, 2004)
Sí, voy a recomendar una película donde aparece Jim Carrey. Además, gozosamente fuera de su casi único e insoportable registro conocido, lo que ayuda a que la película sea una obra maestra (ni una mueca, el tío). A su lado, la magnífica Kate Winslet, de la que tanto se habló con ocasión de Titanic, dando vida a Clementine esa mujer cuyo pelo cambia de color de acuerdo al estado anímico.
Olvidate de mí cuenta con uno de los mejores guiones de los últimos 25 años, obra de Charlie Kaufman (Cómo ser John Malkovich, El ladrón de orquídeas...) que plantea la posibilidad de que existiera una clínica donde se pudieran borrar los recuerdos pasados, los ecos de las relaciones fallidas. Historia no lineal, nada convencional y que es llevada de manera modélica por el francés Michel Gondry. A destacar la excelente versión que Beck hace del tema de The Korgis, Everybody's gotta learn sometime.


Si hay alguna que no se ha visto, este puede ser el momento. Algún día hablaremos de las mejores comedias del cine clásico.