domingo, 26 de agosto de 2012

Recordando a Paul. Un paseo por la vida de Newman en 10 películas

El mes que viene, el 26 de septiembre, se cumplen 4 años de la muerte de uno de los grandes de la historia del cine. Uno de los actores de más talento interpretativo del Hollywood de los años 50 hacia adelante; una de las estrellas que más tiempo y dinero (una línea de salsas, por ejemplo) dedicó a actos benéficos; una de las mejores personas (y hasta sencilla, se podría decir) que habitaban un mundo descarnado y falso como el de las altas esferas cinematográficas; alguien que jamás perdió una cierta pose rebelde y pareció no traicionar sus ideales y en cuya vida destaca su bella y tierna historia de amor con su segunda mujer, Joanne Woodward; pero ante todo, creo que Paul Newman será recordado como uno de los tipos más atractivos que se han puesto a uno u otro lado de la pantalla. Y es que, aunque está faceta hoy esté algo olvidada (también fue productor), dirigió 5 películas para el cine y una más para la TV.

El actor nació en 1925, estudió un año interpretación en Yale y posteriormente en el mítico Actor's Studio de Nueva York. Además de teatro, en los primeros años cincuenta comienza a realizar apariciones en series de television y en 1954 hace su debú en la gran pantalla, con la nefasta The silver Chalice (El cáliz de plata, Victor Saville, 1954), una "de romanos" que tenía poco más atractivo que ver a Newman con la faldita por encima de las rodillas, el rostro eternamente cabreado de Jack Palance y a las guapísimas Pier Angeli y Virginia Mayo, además de una Natalie Wood de 16 añitos haciendo poco más que de extra.

1- Somebody up there likes me (Marcado por el odio, Robert Wise, 1956)
Tras el fracaso de su primera película, Paul tuvo que volver a la televisión. Sin embargo, fue llamado nuevamente en 1956 al morir el que iba a ser actor principal de esta película (James Dean). Esto posibilitaría el comienzo de la leyenda.
La película es una biografía del boxeador Rocky Graziano, un joven problemático y rebelde que llegó a ser campeón del mundo del peso mediano en la segunda mitad de los 40 y en cuya carrera destaca la trilogía frente a Tony Zale, cuyos dos primeros combates fueron FOTY (pelea del año) para The Ring Magazine, y su derrota tardía frente al grandioso Sugar Ray Robinson (posiblemente el mejor boxeador de la historia).
La película estaba dirigida por el injustamente olvidado para el gran público Robert Wise (lo que se conoce como "artesano") y junto al actor repetía la italiana Pier Angeli, con Sal Mineo en un papel secundario y Steve McQueen sin acreditar.
Imágenes de la película (aunque con una música que no viene a cuento)


2- The long, hot summer (El largo y cálido verano, Martin Ritt, 1958)
1958 es un año importantísimo en la vida de Paul Newman. Este año rueda 4 películas: la comedieta Un marido en apuros (penúltima película dirigida por Leo McCarey), el importante western psicológico-revisionista sobre Billy the kid El zurdo (Arthur Penn), la mítica La gata sobre el tejado de zinc (basada en la obra de Tennessee Williams y con la estelar Elizabeth Taylor y El largo y cálido verano.
Esta última está basada libremente en dos obras cortas y la novela The Hamlet, del gran William Faulkner. Es la primera vez que Newman era dirigido por Martin Ritt, con quien acabaría rodando seis películas y por ella obtuvo el premio de interpretación en Cannes. Pero casi es más conocida porque Newman coincidió con Joanne Woodward (eran amigos desde hace tiempo), se enamoraron, dejaron a sus parejas respectivas y ese mismo año se casaron. Estarían juntos hasta la muerte de él. Newman, ya maduro, conservó su encanto, pero no se le conoció infidelidad alguna (excepto para el vómito humano, espejo de tantas cadenas de TV y de WC españolas que es Shawn Levy, que publicó una biografía, tras la muerte del actor, sobre su lado oscuro); preguntado por ello, siempre contestó algo que traducido sería más o menos "¿por qué voy a buscar una hamburguesa fuera si en casa tengo solomillo?".
Importantísima película en la trayectoria del actor, pues, donde junto a su esposa (en la película de McCarey también coincidiría ese año y, posteriormente, en otras cinco) también compartía pantalla con gente de la talla de Orson Welles (talla XXL para todo), Lee Remick, Anthony Franciosa o Angela Lansbury.


3- The Hustler (El buscavidas, Robert Rossen, 1961)
Prácticamente instalado ya en el estrellato, comienza a ser el principal reclamo de las películas en las que participa. En 1960 interpreta nada más y nada menos que a Ari Ben Canaan en Exodus, (Exodo, Otto Preminger), la película sobre la fundación del Estado de Israel.
En 1961 interpreta a Fast Eddie Felson en The Hustler, para mí su mejor actuación y su mejor película: una impresionante obra maestra que se encuentra entre las mejores obras creadas en Hollywood. Es un film no sobre el mundo del billar, que también, sinoante todo un film sobre perdedores. Robert Rossen indaga en la psicología humana de una manera cruel y veraz, contando con excelentes interpretaciones, además de Newman, de Piper Laurie (Sarah), de Jackie Gleason (inolvidable Minnesota Fat) y de un también estelar George C. Scott (Bert Gordon), quien tiene el honor de lanzar esta frase lapidaria:

“Claro que te emborrachaste. Tenías la mejor excusa en el mundo para perder. No hay ningún problema si pierdes con una buena excusa. Ganar, puede ser una gran carga. Puedes soltar esa carga cuando tienes una excusa. Lo único que tienes que hacer es aprender a sentir pena por tí mismo. Uno de los más populares deportes de interior: sentir pena por uno mismo. Deporte disfrutado por todos, especialmente los perdedores natos.”


Como curiosidad, decir que ese año el premio de la Academia fue a parar Maximilian Schell por Judgment at Nuremberg (¿Vencedores o vencidos?, Stanley Kramer) en el año que el huracán West Side Story acaparó casi todos los premios (The Hustler, como estas dos citadas, contaba con  11 candidaturas). La interpretación de Schell era buena pero creo que hubiera sido necesario otro juicio como el de los líderes nazis, este contra los miembros de la Academia que no votaron a Newman. Claro que George Chakiris le arrebató el de actor de reparto a Gleason, a Scott e, incluso, a.... ¡Monty Cliff! que aparecía también en la película de Kramer.

4- Harper (Harper, investigador privado, Jack Smight, 1966)
Quizá su definitiva consagración como estrella la consiguiera con esta película. Harper está basada en la novela de Ross MacDonald y (aunque en color) es un homenaje a las películas míticas del cine negro, especialmente de los años 40 y a la figura de detectives como Sam Spade o Marlowe (y por lo tanto a genios como Hammet o Chandler). Caso aparentemente fácil que se va complicando, verdadero estudio de personajes de lo más pintoresco, mujeres fatal, ironía por todos lados.... vieja fórmula que, sin embargo, obtuvo un impresionante éxito e hizo nacer una nueva corriente donde, por ejemplo, Sinatra rodaría una trilogía sobre Tony Rome.
Newman está muy bien rodeado por Lauren Bacall, Shelley Winters, Janet Leight, Pamela Tiffin, Arthur Hill o Robert Wagner. En 1975 y con Stuart Rosenberg en la dirección, se haría una secuela, The drowning pool (Con el agua al cuello).
Escena de la piscina (con un doblaje para hacer otro juicio como el de arriba).


5- Cool Hand Luke (La leyenda del indomable,  Stuart Rosenberg, 1967)
Otro de los roles más destacados del actor. En esta fábula antiautoritaria muy en consonancia con la época,  Newman da vida  a Luke, un tipo rebelde que va a dar a la cárcel por vandalismo durante una borrachera, viviendo en sus propias carnes la violencia del sistema, tanto de reclusos como de la institución.
La película está llena de imágenes inolvidables como la desigual pelea de Luke con Dragline (magnífico George Kennedy), la escena de los 50 huevos duros (el último no debería haber contado, desde luego), el asfaltado de la carretera a ritmo trepidante (y toda la simbología que encierra) o la todavía turbadora escena del lavado del coche por parte de Joy Harmon (imaginemos en la época lo que supondría). Pero me quedaría con esta otra, cantando el Plastic Jesus:

6- Butch Cassidy and the Sundance Kid (Dos hombres y un destino, George Roy Hill, 1969)
 A punto de terminar la década, un imparable Newman iba a conseguir uno de los grandes éxitos de taquilla de los años 60. Conocida en España con un título un tanto poético (probablemente debido a algún censor que casi acabaría el preu y que reuniría ínfulas artísticas), Butch Cassidy and the Sundance Kid cuenta alguna de las andanzas de este par de forajidos legendarios.
Western revisionista en el que junto a Newman se encuentra un actor formado en TV y que había tenido un par de éxitos en los últimos años (La jauría humana y Descalzos por el parque) y que aquí acabaría de asentarse en el estrellato: Robert Redford. ¿Cuántas mujeres no habrían querido tener el dilema de Etta (Katharine Ross)? O tener su agenda como ella: me despierto al lado de Redford y me voy a pasear con Newman...
Excelente película en la que, por supuesto, se sintoniza con los bandidos (no sólo ellas, desde luego). Hasta se perdona que lleguen a Bolivia y todos hablen con un sospechoso acento mexicano. Excelente banda sonora de Burt Bacharach, en la que aparece la inolvidable...(todos juntos)

7- The Sting (El golpe, George Roy Hill, 1973)
En 1973 volvía a juntarse el equipo de la anterior (Newman, Redford y GR Hill) y volvía a reventar las taquillas, éxito completado esta vez con 7 Óscars, entre los que se encontraban película, director y el prodigioso guión de David S. Ward.
Poco que añadir sobre este film legendario, donde además de las dos estrellas había un reparto coral donde destacan Robert Shaw (Lonnengan, que es nombrado por Newman de mil maneras durante la inolvidable partida de póker en el tren), Charles Durning (el persistente policía) y Dana Elcar (el falso agente del FBI).
Al igual que en en el otro caso, la música también juega un papel importante. Aquí la versión que el autor de la BSO, Marvin Hamlisch, hizo para la película del famoso ragtime The entertainer, de Scott Joplin.

8- The verdict (Veredicto Final, Sidney Lumet, 1982)
La segunda parte de los 70 no fue tan buena para Paul. Siguió haciendo cine, fue en aumento su pasión por las carreras que había comenzado tras rodar en 1969 Winning (500 millas, J. Goldstone) , pero sufrió un duro golpe tras perder por drogas a un hijo de su primer matrimonio. También pasaba de los 50 y, aunque seguía ofreciendo una buena imagen (los ojos, como diría una amiga, seguían ahí), Hollywood suele ser impecable y los papeles que le llegaban ya no eran los mismos.
En esta situación, en 1982 Newman entrega otra de sus mejores actuaciones interpretando al abogado Frank Galvin en la excelente The verdict. Nuevamente una película sobre un perdedor: un abogado fracasado, alcohólico (se rumoreaba que este problema también le acechaba en la vida real) que tiene una última oportunidad en la vida. El director, Sidney Lumet, firmaba una de sus grandes películas antes de caer en años de mediocridad hasta que 25 años después y con 83  rodara su última película (Antes de que el diablo sepa que has muerto).
David Mamet firma un guión donde se bucea en las sombras de los personajes, usándose una fotografía lúgubre que resalta este aspecto. A destacar el duelo interpretativo de Newman con otro grande, James Mason.

9- The color of money (El color del dinero, Martin Scorsese, 1986)
En 1985 Newman recibió un Oscar "honorífico" por el conjunto de su carrera, coincidiendo con sus 60 años. Casualidades de la vida, al año siguiente lo conseguiría por esta película, continuación muchos años después de la película por la que lo debería haber ganado, la más arriba mencionada The Hustler.
Un Scorsese en época de vacío creativo rodaba esta innecesaria segunda película sobre Fast Eddie Felson ahora metido a maestro de una joven promesa del billar, interpretado por una estrella en ciernes como Tom Cruise.
Desde luego, a años de luz de su modelo. Pero sirvió para que el actor consiguiera la estatuilla por méritos propios, tras 6 nominaciones fallidas (casi todas mejores). Y para que muchos conociéramos el excelente Werewolves of London de Frank Zevon.

10- Road to Perdition (Camino a la perdición, Sam Mendes)
 Lógicamente, a partir de los 60 la actividad fue decreciendo, aunque se puede observar cómo selecciona trabajos y no aparece en cualquier producción, incluso con varios papeles protagonistas. En 2002 hace su última aparición en la gran pantalla, para poco después anunciar su retiro. De ahí a su muerte, algún trabajo para TV y poner la voz en Cars.
Difícil una mejor despedida. Road to Perdition (Perdition es un lugar físico, lo que se ignora en el título español) es una excelente película sobre el mundo del hampa y un Newman de 77 años está a la altura del film, acompañando a Jude Law y Tom Hanks (y su papada). Sin duda, una despedida de calidad. Y también de calidad era la BSO de Thomas Newman (el hijo del mítico Alfred Newman), del que incorporo un segmento.
 Sin duda, Paul Newman uno de los grandes. Para nosotros y para ellas. Tantos recuerdos me trae este post que me propongo ir revisando cada título.




martes, 21 de agosto de 2012

El día que me hice maratoniano: XI Maratón del Río Boedo

Y al fin conocí a Gabriel y participé en uno de los maratones que organiza. Al fin pasé por el rito, casi místico-bautismal, que supone enfrentarse al Maratón del Río Boedo y, tras finalizarlo, zambullirse en las ayer por la mañana  frías aguas de la pequeña presa (realizada a su paso por el pueblo) para mitigar el calor soportado y aliviar el dolor de la musculatura. Ahora sí: ahora me puedo considerar MARATONIANO, aunque esta haya sido mi 26ª participación, en la distancia.
Nota: Esta es una idea concebida por el magnífico Javi Sanz, que tras un año de problemas aquí logró coleccionar el nº 69.

Mucho había oído hablar de Gabriel Ruiz García, pero creo que todos se quedaron cortos en sus apreciaciones. Es médico (con consulta en Aguilar de Campoo), especialista también en acupuntura y terapias alternativas, presidente de la Fundación del Río Boedo que busca mejorar en todos los aspectos la comarca, comenzó el desarrollo del cultivo del ajete en la zona palentina de este río, hay quien afirma que también es abogado.... y, por supuesto, para dar a conocer la zona organiza junto a conocidos y familiares 2 maratones: el de Aguilar de Campoo (15 ediciones con la de mayo de este año) y el que se corre en el pequeño pueblo de Báscones de Ojeda, que se celebraba por 11º año consecutivo. Pero, ante todo, una persona maravillosa.

El Maratón del Río Boedo coincide con una pequeña fiesta de la localidad (sobre 170 habitantes y dependiente de Saldaña). El sábado a mediodía hay una prueba de bicis, luego corren los peques y a las seis de la tarde tiene lugar una media maratón, que suele resultar durísima por la elevada temperatura. En ella participan unas 70 personas, entre las que se encontraban dos amigos de fatigas y viajes maratonianos: Quique (Corraliego) y David (David Capa), los cuales nada más terminar se "rajaron" de acompañarnos unos kilómetros el día siguiente. Juanlu y yo llegamos para ver esta carrera, entrar en ambiente y animar.

La Media Maratón del Río Boedo cumplía su XL edición, lo que la convierte en la segunda más veterana de España, después de Elche (este año ha celebrado ese mismo número) y por delante de las 35 de la Ciudad Real-Torralba. Esto era algo que tengo pendiente de investigar, pues el propio Gabriel lo ponía en duda mientras yo se lo explicaba en línea de meta mientras esperábamos la llegada de corredores. Él y su mujer me decían que "su" media maratón se había disputado varios años con distancias inferiores, antes de que los 21,097 empezaran por imponerse. Esto es algo que ocurrió con los 20 kms Villa de Madrid, que luego pasaron a ser la MM de Madrid y Gabriel pensaba que a la carrera ilicitana le podría pasar lo mismo. Tengo entendido que no es así y que la MM de Elche nació como tal. Eso sí, en la prensa local o provincial se ha hablado de que quizá es la más antigua del mundo, lo que ni de lejos es cierto. La MM más veterana, de la que se tiene constancia es la de Lima, que el domingo que viene cumple su edición... ¡103!

No vamos a engañarnos. El "perfil medio" del 90% de corredores de la maratón (e, incluso, MM) del Río Boedo es el del "friki" de esto del correr. Algunos más, algunos menos, pero "frikis" al fin y al cabo;  el otro 10% corresponde a algún curioso  aspirante a ese "frikismo". Mucho ultra-fondista, maratonianos de pro con más de 50, 100 e, incluso, 150 maratones (Sonia o Santiago), algunos y algunas (ellas, las hermanas Esnaola) que corren la media el sábado tarde y el domingo los 42 kms... e incluso un corredor ecuatoriano que venía de su país para afrontar el reto de acabar este maratón. Lo había visto por internet y para acá que se vino. Un crack.

Pero lo mejor es encontrar a compañeros que uno ha hecho con "esto del correr" y conocer a otros. Así que el fin de semana se pasó volando entre conversación y conversación con Agustín (Ciego Sabino), Abel (Atalanta), Javi del Val (el mítico Siete), Quique (Corraliego), David Capa y Pilar, Javi Sanz, Gerardo  (Gervasr) y su amiguete, Angel de la Mata, Marek y familia, el también mítico Rafa (Indeciso), un legendario como Santos Llamosa que está en fase de recuperación... y por allí también andaban, por supuesto, acumuladores de maratones como Javier Martín, Antonio Huerta, Santiago Hitos, Sonia o las ya mencionadas hermanas Esnaola. Tremendo grupo, la verdad, al que nos unimos gustosamente Juanlu (Yonhey) y yo. Y sí, echamos un poco de menos a Santi, que en este círculo se hubiera movido como pez en el agua y hubiera sacado a relucir toda su talentosa ironía. Habrá que repetir con él.

Este año, el Maratón del Río Boedo ha tenido que batir su récord de participación y casi con toda seguridad el de llegados a meta: cerca de 60. Desde luego, no es una carrera para hacer marca personal (bueno, sí, ideal para hacer la peor marca personal) por sus especiales características. Se trata de una vuelta de 10 kms y de otras dos de unos 16. La vuelta pequeña sale de la plaza de Báscones de Ojeda (170 habitantes), toma una carretera, pasa por la localidad de Revilla de Collazos (84 habitantes) y sobrepasada esta gira para volver por un camino de tierra que presenta alguna zona pedregosa. Las vueltas grandes toman la misma carretera y tras pasar la localidad enunciada siguen hasta Collazos de Boedo (130 habitantes), donde tras cruzarlo se toma un camino por el que se vuelve y que tras 2,5 kms conecta con el de la primera vuelta. 

En la carretera no existe ni una sombra y predominan las largas rectas, una de ellas de 3 kms. El camino de vuelta presenta de vez en cuando alguna arboleda que te da un respiro y serpentea algo (parece más ameno), pero es mucho más irregular para la pisada y menos cómodo. ¿Animación? Cuando pasas por la plaza coincidiendo con el inicio de la carrera y de cada vuelta y los voluntarios que reparten bebida. Aparte, creo que vi a 3 aldeanos durante toda la carrera: uno por la carretera y 2 en Collazos de Boedo. Sumamos las temperaturas y ya tenemos nuestro cóctel mágico. Ayer casi todos coincidían en que "no había hecho mucho calor", especialmente para los que terminamos entre 2h54' (ganador) y 3h30'; claro, que estamos hablando de comenzar sobre 20º a las 8 horas y acabar por encima de 30 y sin apenas sombras en todo el recorrido. Con los 42,195 kms en las piernas ¡Y estábamos tan contentos...! Esto puede dar, también, una idea de quien acude a este maratón: gente curtida en muchas batallas.

Dormimos en Osorno, a media de hora de camino. A las 6:45 salíamos del hotel y media hora después nos plantábamos en la plaza de Báscones de Ojeda. A las 8.00 se daba la salida a la voz de "ya" del gran Gabriel. A los 2 kms ya hemos formado un grupo de 3 corredores: Abel (Atalanta en el mundo virtual), un chaval de Getafe que anda preparando la Madrid-Segovia y yo. Por delante se va un grupo de 6 corredores y un poquillo más atrás Marek, un polaco ultrafondista que estaba con nosotros en el hotel y que este año ha quedado 5º en los 101 kms de Ronda (un tipo excepcional). Por detrás, otro grupo de 3 nos sigue los pasos. Como todavía las fuerzas van intactas, la primera vuelta (de 10 kms) la pasamos hablando de carreras y proyectos.

Al primer paso por la zona de salida, Abel y yo debemos hacer una parada técnica, lo que hace que nuestro compañero se marche y también nos adelanten dos del grupo perseguidor (el tercero seguirá a unos 250 mts míos el resto de la carrera). No será hasta pasado el primer pueblo en la carretera, Revilla de Collazos, cuando adelantemos y dejemos atrás a nuestro anterior compañero. Esta primera vuelta completa, de 16 kms, todavía no se hace demasiado pesada, aunque ya vemos lo que va a tocar pasar una hora después, entre otras cosas una pequeña subida en el 34 que puede resultar dura. A la altura del km 24 Abel dice que debe aminorar la marcha y sigo en solitario; no obstante, pillo a uno de los corredores que había por delante y este empieza a hablarme, así que ya tengo un nuevo compañero. Sin embargo, no me acomodo a él: no hace más que preguntarme cosas, sin demasiada cordura la verdad, por lo que decido irme unos metros por delante. 

En el segundo paso por meta David, a quien Gabriel ha reclutado como fotógrafo y ayudante en avituallamientos me da dos geles que yo le había confiado. Entre tomarme uno y después beber isotónica, el otro corredor se me une de nuevo. Y venga a hablar: "¿cuánto llevamos" 2h09' "No, de distancia" 28 kms "No, pero exacto" Silencio "Vamos juntos y me vas diciendo los kms" Lo siento, o nos sentamos a hablar o corremos, pero ya no puedo ir hablando, le digo algo abruptamente (ni me interesa hacer de GPS humano)... y mi compañero que esprinta y se va.

A la altura del km 31, debo hacer una segunda parada técnica, y Abel me sobrepasa diciéndome que ahora lo alcance. La verdad, es que no ha llegado a ir más de 50 mts por detrás y prácticamente hará el mismo tiempo en las dos medias, algo muy difícil en maratón y excepcional en el Boedo. Reanudo la marcha y pronto adelanto al corredor que me había confundido con un GPS y veo relativamente cerca a Abel, que ahora corre junto a Marek.  Como había imaginado, el segundo y último paso por Collazos de Boedo y la subida que presenta se me atragantan. De pronto, el sol parece que se ha colocado justo encima de mi cabeza: y queda todo el camino de tierra de vuelta para recordar. Como no ando ni mucho menos sobrado, bajo el ritmo hasta que este es cómodo y para adelante, a tratar de sufrir lo menos posible. Esta sí es la imagen que me habían contado del Maratón del Boedo: el calor, correr solo, las piedras y el polvo del camino... 

En las rectas veo como Marek (Abel se ha ido por delante) se aleja poco a poco; en una de ellas miro hacia atrás y veo a otro corredor, a bastante distancia. Pero no es "mi amigo", este acabaría hundiéndose en estos kms y le sacaría (yo, que fui lento estos kms) más de 10 minutos. Al menos me distraigo cuando paso al coche de la organización que acompaña al último corredor: a este y a otro  los doblo y me estremezco sólo de pensar que les puede quedar más de 2 horas de carrera todavía. Pero todo llega, y finalmente veo el pueblo: sólo 1,5 kms. Así que los males quedan atrás, sobrevienen las fuerzas no se sabe de dónde y me planto en meta con 3h19'29'' , viniéndome a la cabeza (no sé por qué) una imagen de ELY, una amiga que lo está pasando mal. Gabriel espera en línea de meta con micrófono en mano, te pregunta de dónde vienes y alguna cosa sobre la carrera. 

Baño recuperador  en el río y a reponer líquidos. Cuando llega el último corredor (casi 6 horas) comienza la entrega de premios. Todos el mismo trofeo. En primer lugar, para los 3 primeros de la clasificación. Luego, por categorías. Aquí, me toca subir al podio: soy 3º en la categoría absoluta (hasta 40 años) tras dos ultramaratonianos de calidad, entre ellos, nuestro amigo Marek. Pero como aquí nadie queda marginado por nada, tras las fotos de podio se llama a todos y cada uno de los que han terminado en cada categoría y nos hacemos una en conjunto. Detallazo. Además, se nos hace entrega de un diploma con nombre y tiempo empleado en la realización de este maratón. Y la bolsa del corredor se complementa con una caja de pastas artesanales del pueblo y con una camiseta conmemorativa. ¿Precio de este maratón? Igual que el de Aguilar de Campoo... GRATUITO. Sí, escribí bien, gratuito (y que conste que con esto no planteo nada y que si costara 30 euros vale la pena pagarlos y lo hubiera hecho gustosamente).

Decir que los avituallamientos se componen de agua (en botellas) y de acuarius (en bote) y que son numerosos (creo que al menos 6, si no alguno más, en cada una de las vueltas grandes). Y para terminar, una vez hecha la entrega de premios... tortilla gigante de 12 docenas de huevos en una explanada entre árboles al lado de la plaza (ya habíamos probado una igual el sábado), una paella de verduras y melón. Para corredores, acompañantes y toda la gente del pueblo. Con voluntarios sirviéndonos a unos y otros y preguntando si queremos más, necesitamos algo... ni la elite. Después, lo único malo: a las 15:30 a conducir de vuelta los casi 550 kms hasta mi pueblo; al menos, las fechas hacen que no se produzcan atascos en la entrada de Madrid, donde me despedí de David y Juanlu. 

Hay que correr este maratón. Por su mítica, que irá en ascenso, y por Gabriel y su mujer (y demás colaboradores). Eso sí, hay que estar francamente preparado. Yo creía que iba a pasarlo peor en carrera, la verdad; los últimos kms fueron duros pero el bajar el ritmo creo fue fundamental para no llegar realmente a sufrir casi en ningún momento. Desde ya me planteo el año que viene Aguilar de Campoo. También debo volver a correr la media y espero informar a los organizadores de mis pesquisas sobre cuál es la media maratón más antigua del país.

Y en el plano personal, buen entreno para Varsovia y la certeza de que he vuelto a coger la medida a la distancia, pues la carrera "se hizo corta"; es decir, "se pasó rápida". El lunes por la mañana 7 kms para recuperar piernas y hoy martes prácticamente nuevo. El cuerpo recuerda que ha hecho un maratón, claro está, pero ni una ligera molestia.  Pero esto no es lo sorprendente; lo sorprendente es que existan carreras como esta y, sobre todo, gente (en un mundo cada vez más deshumanizado) como Gabriel y familia y casi todos con los que he tenido la suerte de compartir esta bendita locura que es el Maratón del Río Boedo.












miércoles, 8 de agosto de 2012

Streak Runner

Supe del streak running (streak runner sería el que lleva a cabo la acción) por ese genio coleccionista de maratones que es Javi Sanz, con el que espero coincidir pronto en alguna prueba. Si lo traducimos literalmente, streak runner significaría corredor en racha; es decir, se trata de correr de forma continuada a diario durante un período determinado de tiempo (meses, años...). Como siempre, es en EEUU (y en Gran Bretaña) donde comienza a desarrollarse y adquiere importancia, hasta hacerse clubs y demás. También allí se ha determinado la distancia necesaria para que un día se pueda contabilizar: 1 milla (1,609344 kms). Por tanto, el streak running consistiría en correr al menos una milla cada día durante el tiempo que uno pueda o desee. Hay gente que lleva 25 años haciéndolo. Uno de los casos más famosos es el del británico Ron Hill, participante en el maratón de los JJOO de Tokyo 1964 y Munich 1972 y segundo hombre en bajar de la marca de 2h10'. Hill estuvo corriendo diariamente durante 44 años, en los que no faltaron las anécdotas como hacer una milla en 27 minutos y con muletas el día después de ser operado de un juanete o quedarse en km y medio tras sufrir un accidente de coche y correr con el esternón roto.


Sobre sus beneficios o efectos negativos hay opiniones de todos los gustos, sin llegar a los extremos de Hill.  Hay quien lo ve como fuente segura de lesiones, ya que se elimina algo que cualquier plan de entrenamiento resalta con letras mayúsculas: el descanso. Otros argumentan que les ha permitido coger una forma insospechada o que hacer esa milla (o distancia superior) algunos días es como si fuera descanso pero que les permite estirar las piernas. Unos lo ven más como obsesión y destacan el agobio de tener que correr, por poco que sea, sí o sí; y, en el lado opuesto, los hay que afirman que simplemente lo han incorporado a su rutina y estilo de vida y no supone ningún esfuerzo, ni a nivel físico ni psíquico. El debate queda abierto y en él se pueden introducir múltiples matices: nivel de cada uno, kilometraje total, si se realiza un plan de entrenamiento con objetivos específicos, si  los días de la milla se incluyen por los de descanso...

Conociendo lo anterior y siguiendo también el ejemplo de algunos compañeros de foro (carreraspopulares.com), en septiembre de 2010 decidía convertirme en un streak runner, para ver cómo era esto. La verdad es que ya muchas semanas entrenaba 6 días (con uno más suave y alternando siempre sesiones fuertes con días de rodajes muy tranquilo, algo que continúo haciendo), por lo que en un principio podría adaptarme bien. Y la verdad es que no lo llevaba nada mal, y sumaba ya algo más de 150 días, cuando tuve que parar abruptamente por causas mayores. Esto de sufrir una muerte súbita te rompe cualquier plan: es lo que tiene. Si hubiera tenido todas conmigo respecto a que podría correr como ahora lo hago, quizá hubiera hecho esa milla en los pasillos del hospital (es una broma, todavía me queda algo de cordura).

Por fortuna, el "percance" acabó con la racha pero no con lo que suele llevarse en el 95% de los casos: la vida de quien la sufre. Así que pasados unos meses, cuando ya iba recuperando (milagrosamente) la forma, tras correr el maratón alpino de Galarleiz... me vino otra vez a la cabeza la idea. Así que el el martes 9 de agosto del año pasado, 2011,  me ponía a correr con la idea de hacerlo todos los días. Hoy se ha cumplido un año desde entonces y no he faltado a la cita ningún día. La cifra del año, que era la primera en la que había pensado, se ha conseguido. Entre medias, días que apetecía menos, algún que otro día con fiebre, bajo la lluvia, con frío o calor agobiante, alguno de correr a las 5 de la mañana y algún otro a las 23.00, el día después a un maratón o una dura carrera de montaña y por supuesto el día antes...

En mi caso, los entrenamientos siguen más o menos una rutina de preparación para un maratón, con un día de descanso a la semana. En este día, mi variación sobre el streak running oficial es hacer unos 3 kms muy tranquilos en vez de la milla anglosajona, aunque si es algo menos (o más) tampoco me importa lo más mínimo. Después de una prueba dura (maratón, montaña, etc.) siempre me ha gustado salir para ver cómo están las piernas, por lo que tampoco ha supuesto problema alguno. Ese día hago 5-6 kms o los que apetezcan, con suma lentitud eso sí: estamos recuperando el organismo.

Así que lo hemos compaginado con la participación en diversas carreras, en las que suele forzarse algo más, sobre todo a los que nos gustan las de larga distancia. Ahora que hago recopilación de cifras, me sorprendo de que en este año de streak runner he realizado 44 carreras, entre ellas 1 ultra trail de 50 kms, 1 maratón de montaña, 4 de asfalto, un trail de 34 kms y otro de 31, la carrera de la Ruta del Sol (25,600 kms), 5medias maratones de montaña y 10 de asfalto, etc. Pero el dato más sorprendente, al menos para mí,  y que creo que será irrepetible y tampoco voy a poner en énfasis en que así sea, es que en estos 366 días he acumulado la friolera de... 4.759 kms según medición de GPS. Es decir, podría haber llegado de mi casa a Moscú y me sobrarían 400 kms para hacer por allí. O, por ejemplo, cruzar Francia, Italia, los Balcanes, Turquía y plantarme en Siria. Para llegar a Irak me ha faltado un mes.

La intención es seguir con ello. ¿Hasta cuando? Imagino que hasta que realmente, por una causa u otra, sea una molestia o, directamente, llegue un día y no tenga ganas de correr.
De la BSO de Forrest Gump... el gran Willie Nelson.