Nada más conocer de este nuevo maratón (más 1 km, como era
promocionado) me apunté, pues me llamaba la atención que se saliera de lo
habitual: se corría por la tarde-noche, se hacía necesario el uso de
frontal, se huía del asfalto y se asemejaba al trail, etc. Y que pretendía realizar un homenaje y recuperar el espíritu del mítico Maratón de Valtiendas. Además,
estaba relativamente cerca (200 kms). Luego, al ir conformándose la
agenda, quedó enmarcado como la tercera prueba, 2 maratones y un ultra,
de larga distancia en 34 días. Estaba acostumbrado a tragar kms aunque
no tanto, pero vendría bien para ir preparando el cuerpo para el GTP 60.
Aproximadamente
hace un mes, Mari Tere (co-partícipe de la crónica) se ponía en
contacto conmigo y decía que iba a apuntarse a la carrera. Me dio un par
de razones que no acabé de creerme y me di cuenta que no tenía ni idea
de cómo era la prueba. En realidad ,y aunque lo
niegue, había entrenado con gente que corrió en Madrid y esto "le había motivado" (léase "me muero de envidia" o "si estos lo hacen, ¿por qué yo no? La cosa más normal del mundo, por otra parte). Así que aprovechando que yo estaba inscrito a este, más o menos como aquello de que el Pisuerga pasa por Valladolid, pues la mente se le iluminó. Como buena corredora de asfalto con poco tiempo en este mundillo, me explicó que si en no sé qué carrera hace tal tiempo y entrenando no sé qué y... vamos, ecuaciones de estas de revista atlética de moda.
Uno, que en el fondo no es tan duro como gustaría de ser (tipo Rick Blame en Casablanca), pronto se ofreció a cambiar de modalidad y pasar de la prueba individual a la de parejas. Quizá mi subconsciente me engañara y, como había poca gente apuntada, buscara subir por una vez en la vida al podio; como fuera, este también acabó engañándome, pues calculo que en la prueba individual masculina hubiera estado sobre la tercera posición. Así que me tengo que conformar con "compartir la gloria", pues fuimos la primera pareja mixta, sacando más de una hora a las otras dos apuntadas; incluso fuimos la segunda pareja en el cómputo global sólo por detrás de la de hombres que ganó, lo que sirvió a sus integrantes para coronarse, también, a nivel individual. Encima, mi compañera me quitó todo el protagonismo y los aplausos de voluntarios y público, así como el reconocimiento en las redes sociales. Realmente, no sirvo para ser frío y calculador, no soy un tipo de film noir.
La carrera partía de la pista de Atletismo del complejo de la Dehesa, en San Sebastián de los Reyes. Y, acertadamente, se celebraban 10 kms, Media maratón y Maratón en diferentes modalidades: individual, parejas y Ekiden (cuatro relevos). Unas 500 personas daban ambiente a los prolegómenos. En lo que respecta al Maratón (o Maratón +1, un K-43), primero se daban 2 vueltas a un circuito, lo que coincidía con la media y, después, se entraba en otro circuito por los alrededores de la localidad que no sabría explicar demasiado bien por dónde se hizo. Bueno, ni demasiado bien ni demasiado mal: no sabría explicarlo. Sólo distinguí la A-1 cuando se corría cerca de ella. Y es que entre la oscuridad, el desconocimiento de la zona y el elevado sentido de la desorientación que poseo, me enteré de poco de esa segunda parte de la carrera. Sólo sé que me gustó y que lo iba pasando en grande.
Tras saludar a algunos conocidos como los grandiosos Marek y Shinichi (extrañamente ambos en la labor de fotógrafos. A Marek le cojo varias fotografías) o los chicos de FFDR nacho_cooper y runningbox, se daba la salida y las dos liebres contratadas para la ocasión y encargadas de hacernos llevaderos los primeros 21 kms, Ramón y Ray, nos abandonaban en la primera cuesta como los guías africanos abandonan siempre a los protas en las películas de aventuras ambientadas en la Sabana africana. Sin embargo, como artista invitado aparece el genial y pionero Luis Arribas (Spanjaard), con el que me enzarzaré en una buena conversación sobre el mundo del running que durará toda la primera vuelta. Un honor. Además, él entrena por allí y nos va anticipando el recorrido. Se trata esta primera parte de un recorrido exigente, por el parque de la Dehesa, el Camino de la Cañada y una zona de la propia Dehesa Boyal. Al menos 3 cuestas duras que le dan personalidad a los 10 kms y a la media.
Tras pasar por la pista se vuelve a hacer el circuito. Tras dejar a Luis, que venía de correr el maratón de El Soplao el sábado anterior, me encuentro con otros dos corredores legendarios, con los que charlaré un rato: Antonio Huerta y Javi Martín (que el año pasado superaron los 100 maratones). Van un poquito más rápido, así que tras una amena charla nos emplazamos para la Maratón Misteriosa que está organizando Javi Sanz (otro de los más grandes) y Antonio le recuerda a Mari Tere que tenga cuidado, que "un maratón es molto longo". Aquí compruebo que mi sentido de la desorientación es superado, con matrícula de honor, por mi compañera de carrera, que ha olvidado ya el recorrido de la primera vuelta.
Tras subir la más larga de las cuestas, la primera de "las tres Marías", parada técnica (yo) que sirve para que asiente la respiración mi acompañante (no podemos separarnos más de 10 metros según reglamento, más o menos). Cuando empieza la bajada, se anima y le digo que regule, que los corredores cercanos son todos de la media y que conocedores de que les quedan 2 kms han aumentado el ritmo. Que no haga por seguirlos, algo que suele hacerse de manera inconsciente y más en terreno favorable. Poco después llegamos nuevamente a la pista, cogemos el frontal... y nos quedamos solos. Además, hay cerca de un kilómetro por una pequeña e irregular senda, lo que mete el miedo en el cuerpo llevando a pensar si no será así el resto del trayecto.
Pero no, pronto llegamos a un camino amplio que transcurre junto al muro de ladrillo que imagino rodea el Parque de la Cuenca Alta del Manzanares (que es mucho imaginar para no ver casi nada a estas alturas y no conocer, apenas, la zona). Aquí, bueno de mí, como el suelo es muy irregular y la visibilidad ya escasa, voy siempre por delante buscando la mejor zona para pisar y aconsejando a Mari Tere. Y es que hay que tener cuidado en varios momentos. Una gran luna anaranjada que comienza a tomar altura nos recibe. Sin duda, pienso, ha merecido la pena apuntarse sólo por esta maravilla. Así que con un ritmo cómodo y una continua cháchara (casi monólogo de apoyo) vamos consumiendo kilómetros. Esta segunda parte no tiene la dureza de las cuestas de la primera pero está llena de toboganes, además de sumarle las características propias de correr por la noche y sin encontrar a nadie en el camino.
Son más de10 kms sin cruzarnos con nadie, excepción hecha de la gente del avituallamiento del 27,5 y algún voluntario que señaliza un cruce de caminos. Los avituallamientos de esta segunda parte son excelentes, con agua, bebida isotónica, barritas, chocolate, plátanos y kiwis, gominolas y membrillo. En alguno me hubiera quedado un buen rato a hacer un menú degustación, pero ha dado la mala suerte de que venía a correr. En el de km 32,5 coincidimos con otros dos corredores y pronto los dejamos atrás. Los kms ya van pasando factura, aunque mi compañera no está pagando su condición de debutante. A partir de aquí adelantaremos a unos 10 corredores, lo que da muestra de la sensacional carrera que "la niña" se ha marcado. Tras una parada técnica (ella) le aconsejo que tome un gel, pues estoy notando que los kms le están empezando a pasar una pequeña factura.
En torno al 34, la carrera se anima, pues coincidimos con varios participantes más, entre ellos Antonio y Javier. Los pasaremos en el 37,5, avituallamiento en el que pararemos poco tiempo y por el que, al parecer, habíamos pasado 10 kms antes. Al menos eso he creído leer, pues ni caí en el detalle: en lo único que estuve a punto de caer fue en el suelo. Tras salir de este, Mari Tere me comenta que podemos estar sobre las 4 horas, que le haría ilusión bajar. Yo, que la verdad es que voy más que cómodo (y, al menos, un minuto por encima del ritmo que hubiera llevado al correr la individual), le digo que si quiere aprieto un poquito y ella acepta, aunque no lo veo muy factible. Le gusta sufrir, la verdad, porque ya he detectado que lleva unos kms en silencio absoluto y con la respiración más alterada. Ese "espíritu asfaltero" del reloj y el tiempo por km, no se olvidade una noche para otra.
Pasaremos a otros 3 corredores en esta parte final del trayecto, yo ya en plan director técnico animando constantemente. Pero, sorpresa: en el km 39 iniciamos una subida, suave, pero que se alarga 3 kms y esto pulveriza el ánimo de la parte femenina del equipo. Hay que bajar el ritmo, no importa llegar unos minutos después, le digo, sino llegar bien. Hay algún momento de confusión como los que todos tenemos en carreras de larga distancia, pero al ser modalidad parejas se comparte (si uno es soltero empedernido es por algo... por poco más que por su poco agraciado aspecto, vamos), aunque finalmente recuperamos las buenas sensaciones, a lo que ayuda una pequeña bajada. Todavía hay, en las inmediaciones de la pista, algún pequeño tobogán pero todo está ya superado. Marcamos un tiempo de 4h08' (puestos 24-25 de unos 90 inscritos). Ducha, chocolate que la organización ofrece y hablamos para que nos den el premio antes de que llegue el resto de parejas apuntadas, pues no queremos llegar tarde a casa y hacer esperar más a Alfonso y Mario (la familia de mi compañera de fatigas).
Espero que vuelvan a organizarla el año que viene y haré todo lo posible por volver, pues la experiencia ha sido más que satisfactoria. Incluso me alegra, al fin, haber corrido a una intensidad menor que de costumbre para saborear mejor la prueba; hasta las piernas lo han agradecido. Organización más que notable (el speaker nacido en Quintanar un tío genial) pese a las críticas de algunos. Ha habido gente que se ha quejado enormemente de la señalización. Bueno, he oído quejas de todo tipo: el firme, la falta de luz, avituallamientos, cuestas, ... mucha gente ha protestado más que contra la subida del IVA.
No entiendo la mayoría de ellas, la verdad. Pero vamos con la señalización. Estás en un trail y nocturno: en todo momento debes tener presente (experiencia) a lo que te enfrentas. Hay miles de bifurcaciones, como ya expliqué con el Trail de Alcoy de hace 15 días (y ese era diurno), así que hay que estar atento en todo momento. Y muchos lo están.... al reloj, especialmente en el Ekiden, donde se dieron las críticas más agudas. Es decir, debes ir buscando la baliza cercana y la siguiente y si avanzas 200 mts y no ves ninguna, das la vuelta que te habrás equivocado. Yo mismo dudé en un par de ocasiones (Mari Tere me seguía fielmente) y en otra, aunque sólo fue cosa de 10 mts, volví sobre mis pasos; pero no dudaba en disminuir ante un pequeño cruce la marcha para asegurarme de dónde estaba la señal. Y al final la veías y no pocas veces en forma de cinta y con flecha en el suelo. Se supone que esto se da por sobreentendido en este tipo de carreras, aunque alguno cree que deben ser igual que estas masificadas que se corren por la Castellana y finalizan en el Retiro.
Y ya he dejado claro mi escaso sentido de la orientación, aunque creo que todavía tengo un poco de sentido común y cuando hay menos visibilidad pongo más atención. Eso sí, hay que reconocer que cuando se acumula la fatiga y el cansancio, esto es más difícil. Desde mi punto de vista, estaba bastante bien señalizada y la carrera es muy recomendable si comprendes a lo que te vas a enfrentar.