Había leído sobre el nacimiento este año de Races Trail Running y cuando anunciaron que también harían un maratón en San Lorenzo de El Escorial ya estudié meterlo en la agenda. Poco después, cuando supe que ya estaba apuntado Juanlu (con el que iba a correr unos días más tarde el Boedo) me apunté, pues supe que "me convencería" de hacer este también. El reto estaba servido: Boedo, Varsovia, La montaña solidaria en poco más de 60 días. Por supuesto, intercalado con varias carreras más y vagas promesas de que en varias de ellas, y en algún maratón, el ritmo sería muy tranquilo. Promesas que obviamente fueron quedando en nada a medida que el cuerpo respondía bien, hasta el punto de que las tres últimas semanas había hecho "un test" en las principales distancias del asfalto y con tiempos más que aceptables: maratón (3 horas ), media (1h25') y 10 kms (38').
Races Trail Running , aparentemente, es un invento en el que las cabezas más visibles son una marca de material deportivo con base principal en Alemania y un gran grupo de distribución española con origen en un local de la calle Preciados. Un buen día pensaron aprovechar el auge progresivo del trail (dentro del que vive el running en general) organizando un circuito de carreras que podrían considerarse de iniciación a este mundo (no entraré aquí en discusiones sobre denominaciones: montaña sí, montaña no, etc.). 4 carreras que luego pasaron a 5, creo, y que se caracterizaban por predominar las distancias cortas, un desnivel no muy elevado, poca dificultad técnica, etc. Es decir, enfocado a que cada vez más gente vaya aproximándose a este mundo y, por supuesto, adquiera el material adecuado de la marca patrocinadora y en los centros comerciales del otro patrocinador principal.
Y el sábado, la verdad, había gente que presentaba una línea de ropa impecable: zapatillas, mallas, cortavientos, complementos de todo tipo.... si muchos hubieran dedicado el mismo tiempo a entrenar que a adquirir el material, incluso podrían haber subido alguna pequeña cuesta corriendo y no crear su propio circuito de Romería Trail. Como fuere, parece que la idea ha sido afortunada: para eso se le paga un pastón al superior del superior del superior del superior del que la tuvo. Aunque habrá que esperar a ver si se repite el año que viene para juzgar realmente su éxito, un indicio de ello es que sin estar prevista, también acabó incluyéndose esta carrera de la que estoy hablando.
El nombre de La Montaña Solidaria viene dado porque se destacaba el carácter solidario de la prueba ("autobombo"), consistente en destinar a Aldeas Infantiles un euro de cada inscripción. 700 participantes entre las dos pruebas (20 y 42 kms), cuentas fáciles: 700x1= lo que factura cualquiera de los patrocinadores en un nanosegundo. Menos es nada, aunque lo veo escaso para la carga de publicidad solidaria que reciben los patrocinadores y sobre todo, para "el ejercicio de autoconvencimiento de que somos cojonudos" de todos aquellos que ayudan a unos con el dinero de terceros.
A la carrera no llegué con mucho convencimiento. La información proporcionada había sido lamentable: un plano colocado hace 3 meses en la página que servía para las dos distancias, dificultad técnica media, el desnivel aproximado (que se quedaba algo corto), que transcurría por caminos y pistas forestales y que el tiempo para terminar la prueba sería de unas abrumadoras 10 horas. Y, por supuesto, logos por todos sitios e "Inscripciones aquí". Esta falta de información se mantuvo hasta el lunes anterior a la carrera cuando (no sé si por la avalancha de correos) pusieron los perfiles y los avituallamientos. Creo que pecaron de novatos y de no saber lo que realmente es un maratón de montaña: la ficha técnica, perfiles y otros datos es lo primero que debe presentarse y que decide en no pocas ocasiones si se participa o no. En otras, decide si llevar camel back, qué tipo de alimentos extra llevar y varios aspectos más.
No eran buenos los augurios, pues. A esto se sumó el mal tiempo del día anterior, que hacía temer lluvia, frío, viento y niebla en las partes de mayor altitud, por encima de los 1.700 metros en la cima de Abantos. Y sin embargo, la carrera resultó ser más que interesante. Cierto que hay algunos aspectos que se podrían mejorar, como la referencias kilométricas (algo siempre difícil en montaña, la verdad) y avituallamientos: el primero no llegó hasta el 11, o al menos no vi el previsto para el km 5 y, el final, era algo deficiente en comparación con los de carrera, completos (los que eran sólidos).
Pero el resto de la carrera, de notable. Salida y llegada junto al Monasterio de El Escorial (un lujo siempre), con las vistas desde la cima del Abantos y las del kilómetro 30, espectaculares. Un recorrido poco técnico, muy corrible, en el que si estás en forma es poco lo que tienes que andar en las subidas; un par de zonas, cortas, de bajadas entre pedregales fueron quizá lo peor. Las prometidas y/o imaginadas pistas forestales, fueron mínimas, ya que se buscaba en todo momento senderos y, en zonas abiertas, campo a través. En suma, recorrido variado (pedregal, sendas entre helechos, prados, algo de pista, zetas entre bosques...) y que me resultó muy atractivo. Y perfectamente señalizado, con cinta (con el logo de los patrocinadores "solidarios") cada pocos metros, balizas para niebla en los puntos que esta podía aparecer (sólo hizo un amago en la zona del último ascenso) y voluntarios en algún punto que podría ser más conflictivo. Para recalcar el aspecto popular, el tiempo concedido era de 10 horas: daba tiempo, de sobra, a hacerlo andando.
Con bastante tiempo, antes de las ocho de la mañana, llegábamos Juanlu y yo a la zona de la carrera. Entre recoger el dorsal, charlar con conocidos y tomar un café, casi nos dieron las 9:00, por lo que al final ni calentar. Como el día se tornaba en ideal para correr (y lo fue), decidí salir sólo con camiseta técnica de manga larga... y guantes, que sólo estorbaron al final. Con puntualidad se dio la salida a ambas pruebas, 20 kms y 42 (algo menos) y unos 400 metros más tarde comenzábamos a subir las primeras rampas, duras, la verdad, todavía dentro de la localidad. Aquí ya pasé a gente que había salido en primera línea, algunos de los cuales habían comenzado a andar (como dije, perfectamente conjuntados, eso sí). Poco más adelante, se tomaba el primer sendero que nos conducía a la cima de Abantos (km 7,5): esta subida es de unos 750 mts de desnivel en algo más de 7 kms, sobre el 10% de pendiente media, aunque con zonas de cierto descanso y otras durísimas.
La estrategia propia de carrera era ser más o menos conservador, reservando fuerzas para la segunda parte de la prueba. En las largas distancias de montaña, si muscularmente te fatigas en exceso al principio, luego no puedes casi ni correr en llano; me ha ocurrido y no sólo en mis primeras carreras de este tipo. Así que decidí afrontar con cierta tranquilidad esa primera subida (la más dura); además, en los primeros senderos, con tanta gente resultaba casi imposible adelantar y, si se hacía, suponía un importante gasto energético extra. Anduve en un par de tramos más duros y sin excesivo cansancio llegaba a Abantos para disfrutar de unas magníficas panorámicas y comenzar el descenso. Este, que intercalaba alguna pequeña subida y alguna zona algo más difícil, nos llevaba al kilómetro 11, donde nos esperaba el avituallamiento (en todos me tomé mi tiempo para hidratarme y comer algo sólido) y donde se separaban las carreras.
Tra el avituallamiento, comenzábamos un tramo de subida y falso llano durante unos 2 kms, para volver a descender. Sobre el km 16,5 empezábamos con la segunda subida, que nos llevaría al 22,5 aproximadamente; incluía el paso por las calles de Robledondo, donde se encontraba otro avituallamiento sólido que permitía partir el duro tramo en dos. Era también la mitad del recorrido. Lo más positivo es que me encontraba con bastante fuerza y bien muscularmente. Así que, con tranquilidad pero sin parar, fuimos continuando con la ascensión. Tanto esta como el siguiente descenso (kms 22-25) tenían sus momentos de descanso, lo que muscularmente ayuda. En la bajada, en una zona de pedregal, un mal apoyo hace que me doble el tobillo: además del susto, me costará un km volver a coger el ritmo y la confianza (me dolerá unos días más al girarlo, eso sí).
Con la confianza recuperada, se afrontaba la tercera y última subida continuada que contaba con unos 5 kilómetros. También tenía sus descansos en forma de llano o descenso, pero parecía que nunca terminaría. Arriba amenazaba niebla, pero no llegamos a entrar en ella. Desde aquí, fundamentalmente era descenso lo que nos quedaba, aunque en este tipo de carreras siempre hay alguna sorpresa en forma de toboganes; por lo tanto, cuando en el avituallamiento del 33 nos decían que "ya es todo bajada", no me confiaba en exceso. Y estaba en lo cierto: después de unas espectaculares zetas en pleno bosque, entre el 37 y el 39 había zonas de subida con cuestas fuerte; por pista, eso sí, que siempre son más asequibles. Me sorprendo viéndome correr en todas ellas sin tener que andar: el cálculo de la carrera, en ese sentido, ha sido casi perfecto. Todo lo malo termina y aquí ya desandamos los primeros 3 kms, pasamos nuevamente por el Monasterio y entramos en meta.
4h25' y una aceptable 28º posición de 200 llegados. 400 más en la de 20 kms y otros 100 que imagino sólo serían solidarios (un euro con la ONG mencionada y el resto de la inscripción con la organización). Pero muy bien la carrera. Además, entregaron medalla (decisión de última hora) y acompañaron con una camiseta, aunque no fuera de la marca patrocinadora sino de otra, que no hay que copar el mercado. Por cierto, imagino que esta otra marca también se solidarizó con alguna ONG y por eso se fue a fabricarlas a Bangladesh (o, quizá, le influyó aquel concierto organizado por George Harrison en los 70'). Ironías, aparte, muy recomendable este maratón, la verdad. Perfecto para los que les guste la montaña donde se pueda correr. Por cierto, muy majos y agradables los voluntarios.
Y ya que estamos.....
Pero el resto de la carrera, de notable. Salida y llegada junto al Monasterio de El Escorial (un lujo siempre), con las vistas desde la cima del Abantos y las del kilómetro 30, espectaculares. Un recorrido poco técnico, muy corrible, en el que si estás en forma es poco lo que tienes que andar en las subidas; un par de zonas, cortas, de bajadas entre pedregales fueron quizá lo peor. Las prometidas y/o imaginadas pistas forestales, fueron mínimas, ya que se buscaba en todo momento senderos y, en zonas abiertas, campo a través. En suma, recorrido variado (pedregal, sendas entre helechos, prados, algo de pista, zetas entre bosques...) y que me resultó muy atractivo. Y perfectamente señalizado, con cinta (con el logo de los patrocinadores "solidarios") cada pocos metros, balizas para niebla en los puntos que esta podía aparecer (sólo hizo un amago en la zona del último ascenso) y voluntarios en algún punto que podría ser más conflictivo. Para recalcar el aspecto popular, el tiempo concedido era de 10 horas: daba tiempo, de sobra, a hacerlo andando.
Con bastante tiempo, antes de las ocho de la mañana, llegábamos Juanlu y yo a la zona de la carrera. Entre recoger el dorsal, charlar con conocidos y tomar un café, casi nos dieron las 9:00, por lo que al final ni calentar. Como el día se tornaba en ideal para correr (y lo fue), decidí salir sólo con camiseta técnica de manga larga... y guantes, que sólo estorbaron al final. Con puntualidad se dio la salida a ambas pruebas, 20 kms y 42 (algo menos) y unos 400 metros más tarde comenzábamos a subir las primeras rampas, duras, la verdad, todavía dentro de la localidad. Aquí ya pasé a gente que había salido en primera línea, algunos de los cuales habían comenzado a andar (como dije, perfectamente conjuntados, eso sí). Poco más adelante, se tomaba el primer sendero que nos conducía a la cima de Abantos (km 7,5): esta subida es de unos 750 mts de desnivel en algo más de 7 kms, sobre el 10% de pendiente media, aunque con zonas de cierto descanso y otras durísimas.
La estrategia propia de carrera era ser más o menos conservador, reservando fuerzas para la segunda parte de la prueba. En las largas distancias de montaña, si muscularmente te fatigas en exceso al principio, luego no puedes casi ni correr en llano; me ha ocurrido y no sólo en mis primeras carreras de este tipo. Así que decidí afrontar con cierta tranquilidad esa primera subida (la más dura); además, en los primeros senderos, con tanta gente resultaba casi imposible adelantar y, si se hacía, suponía un importante gasto energético extra. Anduve en un par de tramos más duros y sin excesivo cansancio llegaba a Abantos para disfrutar de unas magníficas panorámicas y comenzar el descenso. Este, que intercalaba alguna pequeña subida y alguna zona algo más difícil, nos llevaba al kilómetro 11, donde nos esperaba el avituallamiento (en todos me tomé mi tiempo para hidratarme y comer algo sólido) y donde se separaban las carreras.
Tra el avituallamiento, comenzábamos un tramo de subida y falso llano durante unos 2 kms, para volver a descender. Sobre el km 16,5 empezábamos con la segunda subida, que nos llevaría al 22,5 aproximadamente; incluía el paso por las calles de Robledondo, donde se encontraba otro avituallamiento sólido que permitía partir el duro tramo en dos. Era también la mitad del recorrido. Lo más positivo es que me encontraba con bastante fuerza y bien muscularmente. Así que, con tranquilidad pero sin parar, fuimos continuando con la ascensión. Tanto esta como el siguiente descenso (kms 22-25) tenían sus momentos de descanso, lo que muscularmente ayuda. En la bajada, en una zona de pedregal, un mal apoyo hace que me doble el tobillo: además del susto, me costará un km volver a coger el ritmo y la confianza (me dolerá unos días más al girarlo, eso sí).
Con la confianza recuperada, se afrontaba la tercera y última subida continuada que contaba con unos 5 kilómetros. También tenía sus descansos en forma de llano o descenso, pero parecía que nunca terminaría. Arriba amenazaba niebla, pero no llegamos a entrar en ella. Desde aquí, fundamentalmente era descenso lo que nos quedaba, aunque en este tipo de carreras siempre hay alguna sorpresa en forma de toboganes; por lo tanto, cuando en el avituallamiento del 33 nos decían que "ya es todo bajada", no me confiaba en exceso. Y estaba en lo cierto: después de unas espectaculares zetas en pleno bosque, entre el 37 y el 39 había zonas de subida con cuestas fuerte; por pista, eso sí, que siempre son más asequibles. Me sorprendo viéndome correr en todas ellas sin tener que andar: el cálculo de la carrera, en ese sentido, ha sido casi perfecto. Todo lo malo termina y aquí ya desandamos los primeros 3 kms, pasamos nuevamente por el Monasterio y entramos en meta.
4h25' y una aceptable 28º posición de 200 llegados. 400 más en la de 20 kms y otros 100 que imagino sólo serían solidarios (un euro con la ONG mencionada y el resto de la inscripción con la organización). Pero muy bien la carrera. Además, entregaron medalla (decisión de última hora) y acompañaron con una camiseta, aunque no fuera de la marca patrocinadora sino de otra, que no hay que copar el mercado. Por cierto, imagino que esta otra marca también se solidarizó con alguna ONG y por eso se fue a fabricarlas a Bangladesh (o, quizá, le influyó aquel concierto organizado por George Harrison en los 70'). Ironías, aparte, muy recomendable este maratón, la verdad. Perfecto para los que les guste la montaña donde se pueda correr. Por cierto, muy majos y agradables los voluntarios.
Y ya que estamos.....
Un tiempazo te marcaste, en tu línea habitual. Carrera totalmente asequible a poco que se llegue con una pequeña preparación montañera (no de pequeñas carreras de pocos kms y alguna cuesta), sigue siendo montaña y siguen siendo 42 km, pero su "pequeña dureza" (en comparación con otros maratones de montaña) la hacen apta por estas fechas.
ResponderEliminarPor mi parte repetiré si se sigue haciendo. Lo de "solidaria" es cosa de risa, pero en fin...
Un placer compartir contigo (no en carrera por supuesto) ya 3 maratones este año.
Salu2
Tres y Zumaia. No nos vamos a ver en una milla... Un saludo, máquina.
Eliminar¡¡Tiempazo, enhorabuena, Carlos!!
ResponderEliminarA ver si el año que viene no me la pierdo, con dorsal para la Media desde agosto y al final, no ha podido ser.
Un besote.
Lo importante es que te recuperes del todo. A ver si coincidimos de aquí a finales de año.
EliminarVaya con la solidaridad de pacotilla, por cierto cada vez más frecuente. Promoción a costa de "buenas causas". Pero si al menos la carrera estuvo bien...
ResponderEliminarEnhorabuena por correrla tan bien.
Está bien que den un euro (no era un maratón caro, todo hay que decirlo) pero llamarlo La Montaña Solidaria, que se le conozca por este nombre y luego destinar ese euro.... sólo falta que lo entregue un directivo de cada patrocinador, que cobraría más por la hora extra en ir el sábado allí.
EliminarUn saludo.
Interesantes reflexiones iniciales que por cierto comparto. En este mundillo, a alguno hay que darle más que a una estera. Mucho camelo, mucho notas. Y sobre todo enhorabuena por el carrerón. No sé si ahora toca descansar pero en la próxima de asfalto fulminas las 3 horas.
ResponderEliminarNO sé si bajaré a Málaga a tomar un poco pescaíto y correr. ¿Cae el 50 o no para esa fecha?
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